Capítulo Doce: Mi Destino.
Salí de la cabaña cuidando de no hacer ruido alguno, estaba decidida, todo este entrenamiento ha de tener un solo objetivo.La nieve dificultaba mi plan, pues al pisarla mis pasos iban dejando huella tras de mí. Por lo que, me acerqué al árbol más cercano y lo trepé, de esa forma podría confundir a Urokodaki.
Alejarme del lugar que alguna vez llamé hogar me tomó más tiempo del que esperaba. Una parte de mí dolía al dejar solo a Urokodaki, él no merecía esto. Pero, no podre vivir sabiendo que no he hecho nada para vengar el nombre de Sabito.
Puede que la prueba de selección sea una vez al año, pero el lugar sigue siendo el mismo.
Decidí acabar con ese demonio con mis propias manos, por lo que nos contaba Giyuu ese maldito ser resultó ileso de la prueba, e hizo todo lo que quiso con los niños que iba atrapando.
Nadie logró cortarlo, nadie alcanzó su cuello.
No puedo permitir que él siga con esa rueda de dolor, haré lo que sea necesario para que pague todo lo que ha hecho.
Camine sin detenerme toda la noche, por suerte había sacado algo de ropa más abrigada. A pesar de que hacia uso de mi respiración para no congelar mis pulmones, sentía mis manos temblorosas por el frio. Incluso mi nariz dolía un poco.
Por suerte, no me tope con demonios en el camino. Eso permitiría que logre llegar a la montaña en buen estado y con energía, será un poco dificil entrar sin que sea descubierta.
El sol del amanecer comenzaba a aparecer, el cielo se teñía de un suave rojo alejando la obscuridad que hacia ante sala.
Sentir el débil calor en mi rostro era un golpe de energía, a ratos miraba hacia atrás.
Mi decisión ya está tomada, no hay vuelta atrás.
El débil calor del sol se iba sintiendo cada vez más a medida que este tomaba mayor lugar en el amplio cielo celeste. Era una suerte que, a pesar de estar en invierno, me llegue un poco de calor, una suave compañía.
Mi corazón se sentía extrañamente tranquilo, como sí hubiese encontrado mi razón de vida, el motivo por el que conocí a Sabito, y cual sería el fin de mi destino.
Me detuve un poco en el camino para comer algo, de nada serviría que pelee con hambre. El plan es matarlo, no servir de alimento.
Una sonrisa débil se dibujó en mis labios, a esta hora Urokodaki ya debe de estar despierto.
Pensara que salí a entrenar, o que ando en búsqueda de algunos palos para la leña.
Volví a sonreir por lo bajo, espero que él comprenda mis razones.
Dejé un par de cartas en mi futón, lo más probable es que las encuentre durante el transcurso del día. Cuando le extrañe mi prolongada ausencia.
Descanse lo suficiente para retomar mi andar, cada vez estaba más cerca de la montaña.
Es probable que me perdiera en cualquier otra situación, pero durante estos dos meses me dediqué a estudiar lo suficiente del camino. Antes de que Giyuu se marchara, le pedí tantos detalles que podría hasta trazar un plan.
Él me preguntaba por qué tanto interés.
"No me quiero perder", recuerdo que le respondí tratando de limpiar toda sospecha e inquietud.
Hubo un silencio, después él sonrió de forma fugaz. Eso me sorprendió, tanto que le pregunté el motivo de tal sonrisa, parecía haber recordado algo especial.
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Hilo Rojo / SabitoxLectora
Fiksi PenggemarNuestra rayis será una más de los tantos niños que el mayor; Urokodaki, ha estado entrenando. Creció junto al grupo de Sabito, Makomo y Giyuu, por lo que formó una linda amistad con ellos tres. El tiempo comenzó a pasar, y al igual que las estacione...