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La hora del almuerzo llegó. Era Martes de pudín, así que Bonnie y Fox corrieron a la cafetería para alcanzar los mejores pudines y los necesarios para hacer alguna apuesta estúpida, como ya era costumbre con ellos.

Claro que comer 10 pudines cada uno, era un "hola nauseas por empalagarse" pero si ganaba al menos Fox sería como su mayordomo todo el día de su cumpleaños, si perdía... tendría que usar algo bastante vergonzoso y se negaba a perder.

Se sentaron uno a lado del otro, siendo rodeados por sus amigos, que los miraban sin aprobación lo que estaban a punto de hacer, pero era una pérdida de tiempo tratando de sermonearlos, así que daba igual, que se jodieran el estómago si querían.

—¡¿Listo para perder enano?!— dijo Fox, mirando desafiante al más bajo. No dejaría que el moradito ganara, todo lo que estaban haciendo era un malicioso plan, y todo tiene que ver con el dichoso pastel que fue encargado por el peli turquesa para el cumpleaños. Por supuesto que se encargaría de comprar uno normal, pero nadie le quitaba la diversión.

Bonnie sonrió desafiante y se ató el cabello —¡Ja, eso debería preguntarte yo!— y así comenzó esa apuesta y pelea por ver quien se terminaba primero los pudines. Freddy solo miraba con diversión como comenzaban a llenarse la cara de pudín, Golden miraba con cierto asco al ver la mugre, y Chica, bueno, daba por echo que ese día no tendrían práctica por el posible dolor de estómago de sus integrantes más idiotas.

Mientras ellos... comer no es la palabra correcta, más bien, devoraban los pudines... los Toys iban de camino a la cafetería. Al entrar pudieron observar que había algo de alboroto en cierta mesa donde un pelirrojo y un pelimorado comenzaban a sentir algo de asco, y ya iban por su octavo pudin, pero Bonnie se negaba totalmente a perder, y Fox deseaba ganar con todas sus fuerzas.

El trío se acercó y terminaron junto a los otros 3 integrantes que, al menos a su parecer, tenían más sentido común.

—¿Qué hacen estos tarados?— preguntó Meg, cruzando sus brazos, deteniéndose junto a Chica, que mantenía sus manos en su cintura y miraba con desaprobación a sus amigos, que comenzaban a comerse su noveno y penúltimo pudin. Hombres... pensaron con decepción.

—Una estúpida apuesta... está claro que hoy no podremos practicar— dijo, suspirando resignada. Meg sonrió levemente por lo divertido que era la situación.

—Vaya... ¿y eso no les hará daño?— preguntó Bon con cierta preocupación, dirigiendo su mirada al primo de Joy, igual que ella se giró a ver al par de chicos.

—Si, eso les dará náuseas, pero son tan necios que ya no nos desgastamos en decirles algo— cruzó sus brazos observando como iban por el último pudín.

—¡Termine!— gritó Fox, alzando el frasco totalmente vacío. Bonnie dejó caer su cabeza contra la mesa, totalmente rendido.

—¡Maldita sea!— dio un golpe en la mesa con su puño, y Fox solo reía, aunque sentía que el pudín se le regresaría por la garganta en cualquier segundo... asqueroso.

—¿Bonnie, estás bien?— se acercó Bon con algo de preocupación, tomando al mayor de los hombros. ¡¿Qué hacía Bon ahí?! ¡¿En qué momento llegó a la cafetería?! ¡Que vergonzoso! Bonnie se enderezó pero sin mirar al moreno a la cara, estaba totalmente manchado y no quería que Bon lo viera así.

—¡Lo siento enano, gano yo! Ahora tendrás tu castigo...— frotó sus manos con malicia, causando una expresión de miedo en el más bajo... está frito.

𝙴𝚕 𝚌𝚞𝚖𝚙𝚕𝚎𝚊ñ𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝙱𝚘𝚗𝚗𝚒𝚎 🎉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora