Realidad

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Tea.

Antes de abrir los ojos llega a mí el olor de Rico. No su colonia, ni el suavizante de su ropa, si no el olor que desprende su pelo, el olor de su piel al descubierto, casi como si pudiera sentir su verdadero yo con un solo aroma.

A tientas, y sin abrir aún los ojos, me acerco a él abrazándole. Le acerco a mí y deposito un beso en la primera área de piel que descubro a mi alcance, y ahí abro los ojos.

Tiene el pelo por la cara tapándosela parcialmente. Su cuerpo descansa boca abajo en la cama, debajo de la colcha estampada, uno de sus brazos abraza mi cuerpo mientras el otro cuelga por el lado contrario de la cama.

Bostezo y me subo encima de él, tumbándome en su espalda y apoyando mi cabeza en su cabeza mientras le revuelvo suavemente el pelo.

-Buenos días-Susurra.

Sonrío y deposito otro beso en su nuca.

-Buenos días.

-Bienvenida al primer día de realidad-Dice.

Ruedo en la cama para volver a quedar a su lado y le beso.

-¿Recuerdas la última vez que amaneciste aquí desnuda?-Pregunta después del beso.

-Solo fue una vez.

-Eso me suena a que debería haber más.

-Todas las que quieras, pero todas deben empezar con una noche de karaoke-Propongo.

-Lo estoy deseando-Dice sonriendo acercándose a mi boca para depositar un beso ahí.

-Me voy a duchar antes de ir a casa, mi madre querrá hablar conmigo. Tengo muchas conversaciones reales a las que enfrentarme hoy.

-Bueno, ánimo. Yo también quiero hablar con Yanira, considero que le debo una conversación en persona, pero no me devuelve las llamadas, ni si quiera cuando le dije que había empezado algo serio contigo y que quería hablarlo con ella porque seguía siendo una de mis mejores amigas.

-Suerte, es un gran día.

-Igualmente.

-Voy a bajar a ver si en la taquilla de mi madre hay algo de ropa, para no volver con el vestido.

-Ya bajo yo, ves duchándote-Dice.

-¿Será siempre así?-Pregunto con una sonrisa tonta.

-Hasta que dejes algo de ropa en mi habitación por lo que pueda pasar, sí.

-¿De verdad? ¿Quieres que traiga cosas mías aquí?

-Claro, quien sabe. A lo mejor un día comiendo te machas y te salva la ropa que tenías aquí.

-¿Yanira tenía ropa?-Pregunto.

-Sí.

-¿Aún la tienes?

Rico asiente.

-¿Podrías dejármela?-Pido.

-No es tu estilo, pero puedes coger lo que quieras. Ella te lo dejaría.

-A ver que se puede hacer-Digo.

-En el armario grande, en el segundo cajón-Responde.

Me levanto de la cama y me envuelvo con la camisa de Rico, que encuentro en el suelo.

-Siempre he querido hacer esto, ponerme la camisa de un chico con el que he pasado la noche-Digo riéndome-Es muy de película.

-Me alegro haber cumplido uno de tus sueños. Bueno, haber ayudado a que lo cumplieras, solo tú puedes cumplir tus propios sueños.

OPERACIÓN: PRINCESASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora