siete - destrozado

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La puerta se abrió. Yoonji entró y quedó atónita.

—¡Santa mierda! —gritó.

Yoongi suspiró —Ay mamona, ni que nunca me hubieras visto tirarme a un vato.

Yoonji abrió sus ojos como platos. En serio, podía hacerlo aunque sus ojos de gatito fueran idénticos a los de su hermano.

—¡Claro! Pero no pensaba que con Jimin...

—Yoonji no es lo que piensas... —Jimin gimió bajito, no podía pensar.

—Amor, te estuve buscando ¿Qué estás...? —un chico llegó a la puerta, abrazando a Yoonji por las caderas.

Jimin podía estar ebrio, con las mejillas coloradas, con su pene erecto y a punto de coger con Min Yoongi, pero al ver al primer amor de su vida escolar con ese chico que tanto había visto pasar por su aula, sus ojos se aguaron.

—Bueno Jimin, ten cuidado con Yoongi. Es un sucio depravado sexual, seguro tiene fetiches de pies.

Yoonji sonrió burlona y luego de besar a su amado noviecito o la mierda que fuera ese vato en la mejilla, cerró la puerta y se marchó.

—Tu hermana.... —Jimin quería estallar en llanto.

—Es una estúpida que entra sin tocar ¿verdad? —bromeó el pálido, bajándose el pantalón hasta los tobillos— Siempre es así de estúpida. Ah, pero bueno, volvamos a la cogida.

—...Ella.... tiene novio... —el pequeño Park no podía articular sus palabras. No podía hablar.

—¿Heechul? Ah sí... han estado juntos desde hace como un mes. Siempre se la tira en mi casa ¡Y no puedo dormir! Gimen como locos, de verdad, qué...

Jimin gritó, interrumpiendo a Yoongi— ¡Basta! —y finalmente, estalló en llanto.

—Está bien, está bien... ¿Jimin? ¿Estás llorando?

Yoongi estaba confundido. Trató de encajar las piezas...bingo.

—¡Pero, ¿qué carajos?! ¿te gusta mi hermana? —Min pelotudo Yoongi, se echó a reír.

Jimin no quería mirarlo. Los Min eran unos putos sin corazón.

—¡No me digas que con ese culo que te cargas eres un marica heterosexual! —la risa de Yoongi inundaba la pequeña habitación que apestaba a alcohol y colonia de chico.

—Déjame en paz —la cruda comenzaba a, rápidamente, llenar al pequeño Jimin, quien se levantó de la cama y en su torpe intento de correr a la puerta, cayó al suelo.

—¿A dónde mierda crees que vas? Viniste aquí para que te cogiera, no para largarte como un cobarde. —el mayor tiró de los cabellos de Jimin.

—No quiero... no quiero verte... déjame solo.

Jimin seguía ebrio, por supuesto que sí, pero la calentura en su cuerpo había disminuido...

¿O aumentado?

—Te mueres porque te la meta, ¿o no? —Yoongi levantó a Jimin del suelo y lo empotró contra la pared. Seguro su espalda se había lastimado.

—¡No! ¡Vete de aquí! Si sólo quieres sexo, llévate a uno de tus amiguitos borrachos a otra parte. Déjame en paz.

Yoongi podía hacer eso, era tan fácil, tenía a todos los calientes pequeños del instituto a la palma de su mano.

Pero ¿eso quería?

—Jimin... Sé que me deseas tanto como yo a ti. Deja de ser tan testarudo, déjate llevar... 

—¿No lo entiendes? ¡Por dios, Min Yoongi! —Jimin gritó. Intentó apartar al chico de él, pero éste sólo se acercó a su cuello para lamerlo. No le importaba si el pequeño forcejeaba.

—Jimin. Tú no lo entiendes. Yoonji no te ama y te lo dejó bien claro. ¿Qué mejor manera de sacar todas tus emociones en la cama y dejarme hacerte mío?

Jimin se ruborizó. Miró al joven pálido delante de él y acarició su mejilla.

—Yoongi... Por favor, hazme tuyo.

El pálido sonrió, alzando el cuerpo del pequeño Jimin ebrio para acomodarse entre sus piernas, despojarse de sus últimas prendas y hundirse dentro de él como tanto había ansiado.

Reprobados - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora