Carta #10

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DE: JUAN
PARA: B
ASUNTO: LA VIDA UNIVERSITARIA


Querida B.

No respondí los mensajes de Daniela. Estaba corriendo, iba 15 minutos retrasado a la universidad. Mi primer día de clase y ya iba tarde. Y peor aún... sin la tarea de la video presentación. Había empezado con el pie izquierdo, y lo que creí que sería mi mejor día, se había convertido hasta ese momento en el peor, en uno de los más tensos y estresantes.

Tuve que tomar un taxi hasta el centro. No había probado ni bocado, tenía un dolor de cabeza terrible, y cansancio, mucho cansancio, la energía no me daba para dos horas de actividad académica. En el trayecto hasta el centro revisé el grupo de WhatsApp del salón, y no entendía absolutamente nada, había una cantidad de mensajes sin sentido, y los mensajes informativos sobre la actividad y lo que tocaba hacer estaban perdidos. Pero no podía enfurecerme con esos chicos, ellos tendrían que estar en mi situación para entenderme.

Llegué a la universidad acelerado, prácticamente corrí, los ojos se me cerraban del sueño. Subí las escaleras apresurado, llegué a la puerta del salón y esta estaba cerrada.

Justo en el máximo punto de tensión.... Una llamada entrante de Daniela.

Contesté.

- Daniela, en el momento no te puedo atender, yo te regreso la llamada luego, es que estoy por entrar a...

- Cu, espera, por favor no cuelgues, este es el único saldo que me queda para esta llamada, no me vayas a colgar - se oía desesperada - necesito que me saques de un apuro, solo tú puedes ayudarme.

- Cuéntame ¿Qué pasó? ¿tú no estás en Bogotá? - le pregunté.

- No pude irme, estoy escondida en un lugar, o bueno, en varios lugares. Me estoy quedando en la calle y no tengo nada que comer, por favor ayúdame, gírame algo de dinero. Te prometo que no es para comprar drogas ni nada malo, no me des la espalda, sabes que yo a ti no te digo mentiras.

Quien ha tenido a un ser querido inmerso en las drogas me entendería. Nunca sabes que creerles, o si realmente puedes creerles. Pero yo confiaba una y otra, y otra, y otra vez en Daniela, y ella en mí.

- Daniela ¿por qué no te regresas a tu casa? Tienes una familia que te espera con los brazos abiertos, un niño que necesita de ti. Por favor no nos sigas dando más problemas, no es que tu signifiques un problema para mí, pero es que...

- Eres un maldito traidor, falso, no cumples tus promesas, una vez me dijiste que tú y yo iríamos juntos hasta el final, y mira como me das la espalda cuando solo necesito de tu ayuda para comer algo, porque tengo mucha hambre - dijo.

- Yo lo que menos quiero es que te sientas mal - expliqué.

- Pues lo estás logrando, ya sé que no cuento con nadie, que estoy sola en este mundo.

- Espera, no estás sola - le dije para tranquilizarla.

- Te juro que en estos momentos me quiero matar, voy a tirarme del puente - dijo - y no van a saber nunca más sobre mí.

- Espera... mira, toma las cosas con más calma - respiré profundo - yo te voy a dar ese dinero que necesitas, cuenta conmigo.

- ¿Dónde estás? - me preguntó.

- Estoy en la universidad - le respondí.

- Ven a verme, sálvame.

- Ya salgo para allá, te doy el dinero y de paso nos tomamos un café - le dije.

NO SOY EL MALO DEL PASEO (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora