Usualmente algunos de los temores más grandes de los niños son los monstruos escondidos en su clóset, los demonios bajo su cama, los chillidos escalofriantes de la naturaleza cada que una tormenta llegaba a la ciudad, el sonido molesto de una licuadora o las brasas ardientes de un horno en funcionamiento. Algunos temían de los payasos, otros a la oscuridad, cada niño tenía su propio temor y eso estaba bien. Temer del mundo inexplorado estaba bien, pronto crecerían y podrían enfrentar esos temores.
Pero hay miedos tan abstractos que uno acaba preguntándose ¿A qué se supone que le tienes miedo?
¿Es al agua que surca tus pesadillas o los monstruos que se cuelan en ellas?
En algún lugar de la nada estaba él, enfrentándose involuntariamente a sus miedos, siendo obligado por una fuerza muchísimo más grande que él, una que esperaba que lograra algo. Sus pies pesaban, su pequeño corazón latía dentro de su pecho como si fuera a salir de su cuerpo, en medio del mar negro movía su cuerpo con fuerza buscando mantenerse a flote, si cuerpo diminuto en comparación al infinito mar parecía estar cediendo desde el primer momento. No podía correr y el agua intentaba rebasar su cabez, grandes olas que lo movían como les daba la gana buscaban ahogarlo, asfixiarlo con la presión que hacían en su garganta sin necesidad de tocarlo y en simultáneo la oscuridad a su alrededor y en el horizonte se había convertido en su principal enemigo.
Quería gritar por auxilio, pero su voz no salía y eso solo le asustaba más, la confusión lo abrumaba y las ganas de llorar no lo ayudaban en lo más mínimo, en cuestión de segundos las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro mientras que como podía buscaba sobrevivir.
Moviendo sus brazos logró resistir las olas que aunque parecían suaves, alcanzarían a hundirlo si quisieran, pero aún así no era suficiente, su esponjoso y sucio abrigo amarillo ya no era suficiente para salvarlo del frío mundo.
Como un rayo de esperanza, una luz le mostró una silueta a la distancia, una figura femenina, alta y delgada.
一¿Mami?
Su voz llenó el lugar en un finito eco, la figura no se movió de su lugar, tal vez el bebé no le había llamado con suficiente fuerza, pero no importaba, tal vez si nadaba lo suficiente como los aklekas de la televisión la mujer podría verlo.
一¡Mamá! ¡Mami!
Haciendo su mejor esfuerzo comenzó a mover sus brazos, al inicio en un sinsentido que no lo movía, pero después comenzó a entender cómo podría moverse.
El problema era que por cada vez que lograba avanzar, una ola lo llevaba de regreso al inicio, lo arrastraba y tiraba cada vez más lejos, burlándose de sus efuerzos.
一¡Mamá! 一Chilló el niño, esta vez desesperado, su voz quebrada era acompañada por las lágrimas secas en sus mejillas y pequeños ojos enrojecidos.
Intentaba alcanzar a la mujer que lo observaba desde no tan lejos sin inmutarse, flotando sobre el agua y permaneciendo de brazos cruzados mientras que el bebé intentaba mantenerse con vida sin saber realmente cómo.
Lleno de angustia y temor, el niño intentó gritar con todas sus fuerzas, llamando y vociferando con su fina voz por la mujer frente a él, deseando con fuerza ser escuchado por su madre, por aquella mujer que le había dado la vida y que parecía ser capaz de arrebatársela entre agua salada, contaminada, oscura y perteneciente a un mundo coloreado en negro.
Una pesadilla color petróleo.
一¡Mamá! 一Lloraba el pequeño con todas sus fuerzas一 ¡M-Mamá!
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✎┊「 Las aventuras de Choi NingNing 」
RandomUn adulto responsable como Yeonjun sería completamente capaz de cuidar de un bebé como el que su ex novia le había plantado frente a su casa, ¿Verdad? ¡Kai, suelta eso! ¡Kai, come tus verduras! ¡KAI, SUELTA A ESE PATO! ➻ Long fic. ✎┊ ➻ AU (Alte...