¿Podrías experimentar el mismo dolor?
La historia de como se nos acabó el amor.
#10 en Obamitsu/13-08-2021.
#04 en Obamitsu/15-02-2022.
[ ACLARACIONES ]
↪Los personajes no me pertenecen son propiedad de Koyoharu Gotōge.
↪Au Moderno/Escolar.
↪Crédito...
¿Qué es eso que poco a poco se está olvidando? Incapaz de sentir el fluir del tiempo. Toda mi lucha aburrida. Eran para un inútil sentido de pertenencia. ¿Qué es esto que se está extendiendo involuntariamente? Un calor tan familiar.
[ S&Silence ]
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En la vida a veces lo más difícil de hacer es dejar ir algo.
Kanroji Mitsuri gimió por la gran invasión que le quito el sueño y al hombre impío llevando temblores a su cerebro. Luego jadeó ante el gemido ronco dirigido hacia su oído del cuerpo enseguida de ella. ¡Mierda!
Lo que pasaba esa noche se quedaría ahí, pero las repercusiones pueden fácilmente arrasar de por vida.
Kanroji lanzó una mirada alrededor de la habitación, viendo la descolorida pintura dorada, la alfombra color café oscuro, paredes implecables, y el apenas ruido del aire acondicionado.
Levantando las sabanas para ver debajo, y hacer una mueca al encontrarse desnuda, esa desnudez cancelando cualquier esperanza que tuviera de que tal vez, sólo tal vez, ella y el chico en su cama hubieran estado demasiado borrachos como para tener sexo.
A su lado derecho yacía un hermoso cuerpo masculino desnudo con largos delgados músculos y piel pálida con algunas cicatrices. Mientras examinaba su musculoso pecho; además de un paquete de seis; se felicitó porque al menos había escogido a un Adonis para tener placer con ella.
Lástima que no podía recordar nada acerca de ese placer. Sus ojos siguieron su delgado torso hasta su hombría, completamente lleno de sangre. —Dios—susurró ella y dejó caer las sabanas. Era impresionante.
Él gimió nuevamente y ella vio a su derecha, pero su antebrazo protegía sus ojos, y no podía ver su rostro. Desafortunadamente, pudo reconocer una gran característica distintiva su cabello blanco.
Sólo que no podía ser. Que Dios la ayudara, mejor que no fuera. Por el amor de todo lo que era bueno y santo—y por el bien de su relación—mejor que el hombre compartiendo su cama no fuera Sanemi Shinazugawa.
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Kanroji e Iguro no habían tenido ningún tipo de intimidad.
