El Murmullo De Los Árboles

[ 10 ] Kanroji

Es una desesperación que quisiera gritar.
Por favor regresa.
No busques más la respuesta.

[ S&Silence Ver. 2 ]

Mantengo mi cabeza abajo, sacudiéndola. Todo esto es tan surrealista, diferente e hipócrita. Es difícil para mí conciliar ese punto de mi vida con Sanemi ahora.

Casi no se siente real. Aquí estoy, en los brazos de un hermoso hombre.
—Kanroji, mírame.
Mis ojos se levantan para encontrarse con los suyos, y estoy atrapada en la intensidad de ellos.

Estamos casi nariz con nariz, y el tiempo parece detenerse y siento su deseo. Me muerdo el labio y miro como sus ojos descienden hasta mi boca, las comisuras de sus labios se levantan mientras lleva sus ojos de vuelta hacia los míos. Los dos volteamos ante el sonido de las cigarras cerca del auto.
—¿Qué fue eso?
—No te preocupes. Probablemente sólo un pez grande.—Se ríe de mi expresión—. Estás a salvo conmigo.
Me acurruco de nuevo en sus brazos, y él suavemente frota su mano arriba y abajo por mi espalda. No estoy segura de qué tipo de colonia usa, pero me encanta la forma en que huele. Recuerdo el día que sostuve su sudadera con capucha en mi cara para olerlo. Esto es mucho mejor. Algo en el coche y la calidez de su abrazo me arrulla para dormir. Me despierto con un sobresalto cuando él mordisquea juguetonamente mi oreja.

Me toma un momento entender dónde soy, y entonces mis ojos se abren de golpe hacia su camisa para asegurarme de que yo no he hecho algo vergonzoso, como babear sobre él. Gracias a Dios, no lo he hecho.
—Deberíamos regresar.
—¿Por qué? Sólo quedémonos aquí.
—No esta noche. Tenemos que hablar con Iguro y otra noche vendremos de nuevo.
—Me gustaría eso.
Sus labios se mueven a mi cuello.
—Ahora que te he despertado. No quiero volver.
—Entonces no lo hagas.
—¿En verdad te gustaría dormir aquí afuera?
Me doy vuelta y miro hacía el cielo. Es como si nunca lo hubiera visto antes.
Así de claro y lleno de estrellas, pero es tan cálido como Sanemi, y está haciendo frío.
—Hace un poco de frío, pero es tan hermoso.
—Vamos a estar bien aquí con algunas mantas.
—¿Quieres pasar la noche conmigo?
—No quiero que te sientas presionada a hacer cualquier cosa.
—No lo hago. Sólo que me gusta la idea de quedarme dormida en tus brazos. Además, hemos dormido en la misma habitación antes.
—Y en la misma cama.
—Lo sé.
—¿Estás segura?
—Por primera vez, lo estoy.

Los sentimientos de Sanemi y Kanroji son puros y sinceros.