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Habían varios chicos en ronda, lo que me hizo mirar a Cole confundida.

─Oh, es Gilbert Blythe─ dijo mi amigo.

Blythe, el chico del que Ruby estaba tan estúpidamente enamorada y del cual Anne me contó que le había roto una pizarra en la cara.

De entre toda la ronda salió Billy sonriéndome. Pasó un brazo sobre mis hombos y me arrastró al centro. Lo miré confundida y luego observé al que debía ser Gilbert, tenía cabello de un castaño oscuro y ojos avellana.

─Un gusto, soy Gilbert Blythe─ sonrió extendiendo su mano.

─He oído mucho de ti, Gilbert─ comenté estrechando su mano─. Ophra Callen, el gusto es mío.

─Tienes un agarre firme─ asentí en modo de agradecimiento y salí de esa ronda que me tenía agobiada.

Pero pronto todos se abrieron paso dejando ver a Anne, algunos tenían expresiones de sorpresa en sus caras debido a que la chica traía el pelo demasiado corto.

Y aún así se veía preciosa.

Pude ver como ella se acercó al castaño, como si no supiera cómo actuar ni qué decir. Ambos se miraban como si los demás no existieramos, y eso de alguna manera me dolió.

─Anne─ habló él con una pequeña sonrisa.

─Volviste─ fue lo único que salió de su boca.

No quería ver más, así que obligué a Cole a moverse hacia la pared para sentarme a su lado y fijar mi vista en mis manos. Mientras tanto los tortolitos siguieron con su "romántico" reencuentro. Por suerte llegó el profesor indicando la página que tendríamos que leer, así que me fui a mi asiento rápidamente.

Pude escuchar la broma desagradable que le hizo el señor Phillips a Anne, pero no intervine debido a que estaba más interesada en mis uñas.

(...)

Dejé mis libros con brusquedad sobre mi sillón y comencé a ojear algunas partituras que me había dado Cole. Habíamos quedado de que vendría a aprender, pero tuvo que ir a casa de Anne a buscar algunas cosas que lo ayudarían a hacer su arte para la pantomima navideña. Decidí sentarme en frente a mi piano y analizar los compases antes de tocar algo.

─¿Por qué no puedes ser normal al menos una vez en tu vida?─ mi madre entró de la nada a mi habitación, haciéndome sobresaltar.

─¿A qué te refieres?─ pregunté confundida.

─¿Cuántas veces tengo que decirte que no eres un muchacho, Ophra Callen?─ sus ojos reflejaban furia─. ¿Usar pantalones? ¡Estás loca!

─Pero no le veo lo malo, mamá. Son cómodos.

─Compórtate como una dama. Ya tuve mucho de ti, y estoy cansada.

Cerró la puerta de un portazo, llevándose consigo mis ganas de tocar el piano. Ella había descubierto los pantalones que guardaba en mi armario, estaba segura. Mi vista viajó a mis manos que estaban entrelazadas sobre mis piernas.

"¿Por qué no puedes ser normal?"

Mi familia me había hecho esa pregunta tantas veces que hasta yo me la hacía. A veces sentía que estaba enferma, que era antinatural y que algo andaba mal en mi. Los chicos nunca fueron algo que me atrajera, pero creía que era normal eso. ¿A qué niña de nueve años le cae bien los niños? Si son idiotas a veces.

Pero aún así no estaba bien. Sentía por Anne lo mismo que los libros describían cuando los personajes se enamoraban. Su personalidad, su risa, sus ojos, sus pecas, todo era hermoso. Solo quería correr y esconderme. Me daba vergüenza de mí misma, debía ocultarlo.

Y peor me sentí cuando llegó el día de preparar la obra que se llevaría a cabo antes de navidad. Estaba allí, ayudando a Gilbert a mantener el orden, cuando Anne apareció para saludarme.

─Hola─ saludé sin mirarla─. Los chicos te esperan para ensayar el baile.

Ella asintió antes de regalarme una mirada rápida e irse junto a los chicos que harían de un manzano en la obra. Luego de que se fuera volví a observar que el telón estuviera en buen estado, pero se me fue imposible sentir la mirada de Gilbert en mis espaldas.

─¿Se te perdió algo?─ pregunté con una frialdad que me sorprendió hasta a mi.

El chico me caía bien, pero me hacía sentir extraña el hecho de que mirara a Anne como si fuera un diamante. Y lo es, pero no me gustaba.

─No... Solo quería sacarme una duda─ le lancé una mirada rápida, como diciéndole que continuara─. ¿De dónde vienes?

─De muchos lados, Blythe, de muchos lados─ lo rodeé y me alejé de él antes de que continuara.

Al día siguiente tuvimos que volver al ayuntamiento para continuar las preparaciones. Todo debía salir perfecto, y Rachel se encargaba muy bien de eso. Mientras tanto me encargué de que todo estuviera en orden antes de comenzar con mi verdadero trabajo: preparar el maquillaje exagerado que usaría el ministro para actuar como si fuera una mujer. No era la mejor en ese tipo de cosas, por eso me lo dejaron a cargo a mi.

De pronto, Billy agarró una tabla y comenzó a acercarse disimuladamente a Cole, quien pintaba un mural sobre su escalera. No le tomé mucha importancia hasta que el chico volteó de manera "distraída" y golpeó la escalera. Mi primer instinto fue tirar el feo rubor que tenía en manos antes de correr, pero cuando llegué mi amigo ya estaba en el suelo, gritando de dolor. Su muñeca estaba doblada en un ángulo extraño, estaba rota.

─¡Mira lo que hiciste, idiota!─ grité a la vez que miraba a Billy con furia─. ¿Estas feliz ahora?

─¿Se encuntra bien?─ preguntó la señora Lynde con preocupación.

─Parece que se fracturó la muñeca, y no sé si algo más─ contestó Gilbert a la vez que se acercaba.

─No me digas, Blythe─ dije con sarcasmo.

─Fue un accidente─ se apresuró a decir Billy─. ¡Se los juro!

─Vete antes de que te muela la cabeza a golpes─ amenacé.

─Todos tranquilos─ exclamó Rachel─. ¿Qué haremos?

(...)

Me encontraba abrazado a Cole con un brazo. Él estaba devastado y miraba el mural que se había quedado sin pintar. No quería hablar, podía imaginarme cuáles eran sus pensamientos y cómo se sentía. Suspiró rendido antes de mirarme.

─Se arruinó─ murmuró.

Apreté su brazo derecho, el que no tenía ninguna lesión. Sonreí a la vez que recargaba mi cabeza en su hombro.

─No se arruinó nada, Cole.

Tan pronto como terminé de decir aquello, Anne, Diana, Moody, Ruby, Jane y Tillie entraron al salón con una sonrisa. Yo les había pedido que fueran, así entre todos ayudaríamos a Cole a terminar de pintar.

─Solo dinos por dónde empezar─ él me miró con una pequeña sonrisa antes de asentir.






ok, he dejado muy olvidada esta historia y lo lamento.
pero ya volví yeii

OPRAH | awae ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora