- Hazme el favor de matarme de una buena vez, pero si vas a tomar mi vida, quiero algo a cambio -
Jungkook es un adolescente, hijo de una familia millonaria, sin embargo su vida no es lo que parece y a sus 19 años lo unico que desea es morir
Taehyun...
Yongsun llegó apresurada al cuarto de su hijastro. Al echar un primer vistazo sobre la habitación, se preocupó al no encontrarlo.
Caminó desesperada, procurando no hacer ruido hasta el baño. La luz estaba apagada, así que de seguro allí no estaba. Pero unas pequeñas hebras color azulado en el piso cerca de la tina brillaban con la luz de la luna que se filtraba por la ventana y llamaron su atención rápidamente.
Encendió la luz y allí lo vio, tirado boca arriba, con la mano derecha completamente hinchada, y aún escurriendo.
Pequeñas lágrimas comenzaron a caer de los ojos castaños al ver la situación del joven. Se arrodilló a su costado y comenzó a acariciar la frente del muchacho de manera sutil, y delicada.
Le daba tanta impotencia el no poder hacer nada...
- Ya, Solar... no llores...- dijo débilmente, levantando la mano derecha, para acariciar la mejilla de la muchacha rubia.
Jungkook sintió apenas, mientras Solar lo ayudaba a incorporarse, como un dolor le cruzaba por ambos costados de su cuerpo, haciendo que el sufrimiento luego se trasladase a su pecho, oprimiendo sus pulmones de manera impresionante.
- ¿Quieres que te traiga algo? Hielo, vendas..., no comiste nada... ¿no tienes hambre? -
- Un vaso...de Downy...porfavor...- contestó tristemente, para luego levantar la vista y ver los ojos tristes de su madrastra.
Rápidamente se arrepintió de la pequeña "broma", así que intentó tranquilizar a la rubia
-...Solo vuelve a tu habitación, son las dos de las mañana, y el hijo de puta puede notar que no estas allí...-
- No hables así de tu padre, Kook... por favor- clamó la joven mujer frente al chico, aunque con algo de susto por lo que el muchacho había dicho - Él te quiere, pero no sabe tratarte... por favor...-
-Ya... solo vete Sun... ya estoy bien... mañana iré a ver a Nam...- dijo ya casi dormido, para luego sentir como apagaban la luz, y cerraban la puerta de la habitación...
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Era mitad de noche y Jin se acomodaba su ropa despues de la sesion de sexo duro y desenfrenado que mantuvo por horas con el pelirosa.
Su cuerpo, sobretodo su parte baja dolia a horrores, ya que, el pelirosa fue el primero y ultimo en tener el placer de poseerlo. Y nunca, nunca dejaria que nadie más lo tuviera en esas circunstancias, ni siquiera cierto castaño de ojos mieles que lo volvia loco.
Eso no quitaba que fuera una virgen inmaculada, ya que media ciudad habia estado con o mas bien debajo de él.
Sonrio para sus adentros, abrochandose el ultimo boton de su camisa.
- Bueno... ya esta, ¿para cuando me tendrás la información?- preguntó, mientras ponía sus manos en la cadera.
- Para mañana a primera hora- dijo medio viendo medio embobado al pelinegro.