Traición. Capítulo 2

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El funeral del joven Inuzuka se llevó acabó 2 días después de la llegada de los gennin a Konoha, una vez que el servicio de inteligencia terminó de analizar sus restos. En la Torre Hokage se monto un pequeño altar donde los miembros de su Clan podrian despedirse de él, al igual que sus compañeros. Mizore y Sakumo estaban de pie en primera fila, con sus ropas negras y la mirada perdida en algún punto de las flores blancas del altar. Tras ellos el equipo Ino-Shika-Cho, donde la integrante femenina del equipo lloraba tristemente. Kiba Inuzuka se mantenía serio, acompañado de algunos miembros de la Policía militar. Hana tomaba con fuerza la mano de su madre, mientras miraba el retrato de su hijo. El Hokage, su asistente y esposa estaban un poco más atras, en silencio, pensando sobre lo ocurrido con el chico y el informe que Ibiki acababa de darles.
Abajo en su oficina ya esperaban la Godaime, el prospecto a Nanadaime, Sasuke, Sai, Yamato, era momento de empezar a mover las piezas, antes que alguien se les adelantara. amo ninja sensor de las fronteras habían sido incrementados, y ahora se mantenían en constante entrenamiento con el equipo de Konohamaru. Tsunade y Yamato habían dirigido la reconstrucción de los refugios en los bordes de la aldea, ahora se encontraban en un punto mas alto, luego del debastador ataque de Pain.
La ceremonia fue tranquila y rápida, Hana no deseaba que aquello se alargara más de lo necesario, el cuerpo fue trasladado al cementerio de la aldea y enterrado bajo una  lápida de granito, como las cientos que ahi se encontraban. Hiro llevaba una leyenda de muerto en combate, con la que esperaban se dignificara aun más su fallecimiento. Aunque para los mellizos, eso no los hacia sentir mejor, ambos necesitaban mejorar, y ahora tenian la motivación necesaria para superarse a si mismos. Su sensei, el ex ANBU Zo, quién había entrenado a Sakumo en el estilo de fuego los alcanzó en el cementerio.

-No esperaba tener que volver a decirle esto a nadie- dijo lo suficientemente alto para ser escuchado-, esto es lo que sucede cuando te conviertes en ninja... puedes perder amigos, hermanos, padres o incluso a tus hijos; pero depende de ti que hagas con eso...

-¿A qué te refieres?- gruño Sakumo, antes de que su hermana lo tomará de la mano con fuerza.

-Sólo tienes dos caminos... o te fortaleces para proteger lo que amas, o te dejas llevar por la venganza- contesto el aludido sin mostrar incomodidad alguna-. He visto ninjas seguir ambos caminos y espero que tomes el correcto.

 -¿No piensas aconsejarnos?- escupio el platino, molesto.

-Hace tiempo un jounnin aconsejó a su alumno sobre la venganza y tuvo que cargar con la culpa de que ese alumno aún así se fuera- respondió dandole la espalda-, lo que decidas no depende de mí.

El ANBU desapareció a los pocos metros, dejando a los mellizos frente a la Piedra Memorial del cementerio. Mirando los nombres de todos aquellos que habian pedido sus vidas en batallas y guerras pasadas.

-¡Tsk!- Sakumo apreto la mano de su hermana y la jalo de vuelta a su casa, necesitaba enfriar sus pensamientos.

La casa Hatake estaba desierta a esa hora. Mizore subió a su habitación y Sakumo se dirigio al invernadero de Sakura con aire ausente. Se sentó en una pequeña banca y miro al cielo azul a través de los cristales del techo; su maestro tenía razón, y sólo tenía dos opciones... su equipo estaba roto, de eso no habia duda alguna, pero ¿tenia algún otro motivo para querer tomar el camino equivocado?... realmente no.
El joven platino se quedo ahí hasta que el agotamiento mental lo vencio, no pudo darse cuenta que sus padres habían llegado hasta que una libélula interrumpió su descanso. Ya habia atardecido, el azul del cielo había sido reemplazado por un tenue naranja, el chico se levantó para ir a buscar algo de cenar cuando la voz de su madre lo hizo detenerse.

-Me preocupa Sakumo- susurró entrando a la cocina para preparar la cena.

-Tenemos problemas serios en las fronteras, Sakura- respondió el mayor de los Hatake con seriedad.

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