Una abuela rebelde y Colin pulpo.

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─ ¡Vamos despierta! ¿O es que lo de ayer te ha sentado mal y te has muerto?

Colin me quita las mantas de encima bruscamente y noto el frio mañanero. Me encojo y replico porque no quiero salir de la cama, se está tan calientito que realmente tengo pereza de salir de mi pequeño nido.

─ ¿No me has escuchado? ¡¡Venga perezosa!!

─Pero Colin son las 6 de la mañana.- replico.

─ Bueno, es que tenemos que ir a un sitio. Bueno, pero ¿porque te estoy explicando esto a ti? Solo vístete, mete tus cosas en la maleta que hay debajo de la cama, y en 15 minutos te veo en la cocina.- Coge un par de trajes y zapatos y se los lleva apresurado por el pasillo.

¿Por qué este chico cambia de humor tan rápido? ¿Es bipolar? En caso de que se así…¿Será así solo conmigo?

Hago caso, puesto que si no lo hago, él empezará a gritar, y yo gritaré, y los dos gritaremos, y esto parecerá un matrimonio de ancianos teniendo una discusión porque alguno de los dos ha perdido la dentadura.

Cuando termino, me resulta familiar esto de tener una maleta en las manos.

Bajo a la cocina y está esperándome mientras se ríe viendo un video de un mono. Repito un MONO. Me ha visto y la carcajada se le va, e intenta aparentar que sigue serio.

La verdad es que tiene una bonita sonrisa, si la enseñara más a menudo la gente no se apartaría pensando que come niños o algo así. Pero Colin es Colin, no creo que muestre ese lado tan a menudo.

Se aclara la garganta mientras se coloca bien el traje ─Bien ¿estás lista?

─ Si.

─Venga hay que ponerse en marcha es un viaje largo.

Coge mi maleta y la suya y camina hacia la puerta del apartamento. Cuando llegamos al ascensor del edificio, saca su móvil y hace una llamada.

─Voy para allá. Acabo de salir del piso. Estaré ahí en la mitad de tiempo, parece ser a última hora el avión está arreglado.

Cierra la llamada y me mira. Me mira con picardía, no quiero jugar así que aparto la mirada, pero él la resiste.

─Asia ¿sabes en que planta estamos?

─ En la 104 ¿por?

─ Quiero hacer una cosa.-Se acerca a mí hasta encerrarme un una esquina del ascensor.

─Te aviso que si quieres intentar hacer algo, grito, y ade…de…más te morderé. ¡SI! eso, te morderé.- Tartamudeo.

Sube un brazo hacia mi cara y me sostiene la barbilla.

Con la otra recorre mi cintura, me sostiene duro y me levanta. Vaya fuerza tiene el tío. Esto es irreal. No me apetece otra de sus bromitas.

Está muy cerca. Siento su aliento. Por mi mente pasan muchas cosas pero todas se mezclan con su perfume, con su after shape. Huele a dulce, a lujo. Huele a él.

No parece que el ascensor estuviese en marcha. Más bien parece que levita.

Es cierto, estamos en un ascensor, no es momento para hacer el tonto.

En este momento se abren las puertas del ascensor. Se aparta rápidamente de mí. Es idiota, es un unicornio sobrenatural providente de Venus idiota.

Entra una parejita de ancianos, los dos cogidos de la mano, entran a paso lento al ascensor. Sé que nos han visto porque la ancianita se ha sonrojado, pero también está sonriendo.

─Buenos días jóvenes.- Dice la abuelita que ahora ya dentro se pone de espaldas a nosotros.

Casi puedo leerle la mente. Estará pensando- Vaya joven pareja tan caliente, yo hacía esto en mis años de juventud con mi novio del instituto Bylie pero mi padre súper religioso no me dejaba estar con él. ASCO DE SOCIEDAD.

¿las ovejas negras se enamoran? (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora