capítulo 2 - corregido

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Clarie — mi mejor amiga — y yo estábamos en la cafetería que se encontraba al lado de donde ahora vivo, tomando un café.

Le conté todo sobre que tenía que vivir con un chico y ella reaccionó abriendo los ojos como platos. No podía ocultárselo, ya que siempre nos habíamos contado todo y ocultarle eso no me parecía buena idea

—¿pero él es guapo? — me preguntó Clarie

¿Solo te interesa eso?


—no lo sé — respondí sin darle importancia

—no me jodas, Hannah, lo has visto hace una hora ¿y no sabes si es guapo o no? — rueda los ojos —

—esque...me da igual si es guapo o no — bebí un sorbo de mi café 

—fijo que es guapo y buena persona — me mira, alzado varias veces las cejas 

—en lo de buena persona te equivocas — alcé un dedo

—entonces, aceptas que él es guapo — mierda. Afirmó clarie — ahhh, eres muy fácil de sacar la palabras — gritó como una loca y todos los de la cafetería se nos quedaron viendo

—para de gritar — le suplico susurrando — me dejas en evidencia

—que fuerte, te avergüenzas de mi — se secó una lágrima falsa

—aww, para de actuar — reí —

•••

Cuando entré en mi casa, dejé el bolso en mi habitación y me cambié de ropa; para estar más cómoda. Al menos, no estaba el chico ese, eso es lo bueno que tengo ahora 

Estaba ahora viendo una serie de Netflix con la baba colgando. Los hombres que salen no son normales, tienen unos cuerpos que a culaquier chica se le hace agua la boca, incluso hasta un perro en celo — la serie es Toy Boy —


Ya me había visto muchos capítulos seguidos y iba a por el último capitulo.  Hasta que llega una parte donde hablaba Hugo — uno de los play boys — y de repente se abre la puerta dejandome ver una escena no muy agradable



E

l imbecil y una chica devorandose la boca. Yo rodee los ojos y puse el volumen a 90 para no escuchar sus labios rozando


¿A caso se le olvidó la norma?

—apaga eso niñata — dijo él dirigiéndose a mi

Cómo lo tenía tan elevado el volumen de la televisión, no logré escuchar lo que dijo...pero luego se pone delante de mí con una cara seria e intimidante, y  me di cuenta que estaba hablandome. Le empujé para un lado, pero no resultó de mucha ayuda, porque él se puso frente la tele, quitándome la visión de los buenorros

—¡Quítate del medio! ¡¿No ves que estoy viendo la tele, imbécil!? — le grité aflojando el volumen y poniendo en pausa la serie

TU Y YO Y NADIE MÁS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora