capítulo 63

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—te amo mucho —balancea su mano y hace que la mía se mueva junto a la suya, ya que tenemos las manos unidas. Sonreí y le di un beso en la mejilla.

—¿Que pasa si te digo que yo no te amo? —bromeé. Gira su cabeza bruscamente hacia mi. Alza una ceja y me coge en sus brazos. Comenzó a correr por la arena de la playa conmigo en sus brazos, y las pocas personas que habían ahí nos miraba sonriendo o solamente observaban—. ¡Me voy a caer!

—no dejaré que eso pase —como si Dios me hubiera escuchado, su pie se clava en la arena y hace que los dos caigamos en la orilla. La ola del mar vino hacia nosotros y mojó los mechones de mi pelos.

—¿No dejarás que eso pase? —alcé una ceja y él arruga su nariz, sonriendo.

—yo no tengo la culpa de que mi pie se haya hundido —todavia estando encima de mi, echa el pelo que estaba por mi cara detrás de mi oreja. Acto seguido, une sus labios con los míos y le doy paso a su lengua. Mis manos juegan con su pelo mientras que las suyas no paran de pasearse por todo mi cuerpo. Se para en la zona de mis costados y me sonríe burlón. Sus dedos se mueven rápido sobre mis costados haciéndome que me retuerza de las cosquillas que me está haciendo este hombre. Sin querer mi mano, echa en un puño, se dirige a su mejilla y él deja de hacerme cosquillas, ya que su cara se había girado en el momento en el que mi mano se chocaba con su cara. Me llevé las manos a la boca y él abre los ojos como platos y su boca se forma en un "o".

—lo siento —mis brazos rodearon su cuello—. Perdoname, por favor.

—vale, pero, ¿Por qué me pegaste? —se quita de encima mío y se acuesta a mi derecha. Mientras espera mi respuesta, acaricia mi mejilla y va quitando los pelos que se habían interpuesto en mi cara.

—la inercia —cubrí mis ojos.

—no pasa nada. Eres tú y puedo pasartelo —me da un mordisco en la oreja. Respiro hondo por su gesto y mis manos se forman en puños, cogiendo arena fuertemente.

—¿Quieres tener hijos? —le pregunté. Él ladeó la cabeza, pensando la respuesta.

—si es contigo, que sean miles de bebés —río por su respuesta. Aprieto su cara con mi mano izquierda y dejo un beso fuerte sobre sus labios. Tengo la inercia de apartarme, pero me coge por los glúteos y me monta encima de él. Hace mi pelo en un nudo en su mano, y sus besos comienza a hacer maravillas en mi cuello.

—hay.....gente, no podemos —mi voz sonó demasiado entrecortada.

—tu voz dice lo contrario —se ríe.

—me estás dando besos en el cuello, es lógico —hice un pequeño puchero, mientras me cruzaba de brazos.

—¡Ay! Bebé, es que eres perfecta. Y no hagas más ese puchero, porque me encantaría que hagas eso, pero debajo de mi mientras yo te penetro —mis mejillas se ponen rojas.

—shhh —le mandé a callar, avergonzada.

—callame tú —hace morritos con sus labios.

—no, vámonos ya —me levanté y le extendí la mano. Él la cogió y se levantó rápidamente. No necesitó mucho de mi ayuda, ya que él podía incorporarse solo, pero yo hago fuerza por si acaso.

Juntamos nuestras manos y caminamos juntos hasta la calzada. Una vez que estábamos en terreno sin arena, nos dirigimos hasta el coche de él. Mi vista se dirigió a su rostro y mis ojos se pusieron llorosos. Me daría mucho miedo tener que volver a lo de antes. No quiero que él vuelva a engañarme y yo quedarme destruida sin poder dormir y no parar de llorar. Tengo miedo a perder esta sensación de felicidad. Amo estar con él.

—¿Que te pasa? —seca las lágrimas que cubren mis mejillas. La puerta del coche ya estaba abierta.

—no me engañes otra vez —escondí mi cabeza en su pecho. Acarició mi pelo con su mano.

—eso no volverá a suceder. Fue un error que cometí, y el cual no sucederá por segunda vez —me alivió escuchar eso—. Te amo muchísimo, y por favor, nunca lo dudes.

—nunca lo he dudado —cogió mi cara con sus dos enormes manos y dejó un hermoso beso que me dejó sin aire en mis labios. Me sube en el coche y cierra la puerta. Da la vuelva y se sube en el asiento del conductor. Arranca el coche y rápidamente coge mi mano y la besa.

—¿Puedo preguntarte una cosa? —me mira con un poco de miedo.

—si, claro, ¿Que pasa? —comencé a alarmarme.

—¿Cuando me darás un pequeño Logan o una pequeña Hannah? —el aire que había cogido, se había ido. Le miré a los ojos, observando lo que quería transmitirme y lo único que vi fue: ilusión y  brillo en sus ojos.

—¿Quieres que te dé un pequeño Logan y una pequeña Hannah? —él asiente varias veces. La sonrisa que tiene en la cara no se le va—. Te lo daré.

—¡Si! —sonríe, feliz. Pongo a reírme como una tonta. Me encanta que quiera tener un hijo o hija conmigo.

—hagamoslo hoy —muerdo mi labio.

—encantado —frena el coche en seco.

—aquí no —le di un golpe en el hombro.

—yo quiero crear mi hijo, Hannah —me da un beso lento con lengua.

 

TU Y YO Y NADIE MÁS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora