Ya había llegado a mi destino, Blacklake. Ahora mismo estaba esperando a que mi abuela viniera a buscarme en su coche, mientras estaba sentada en uno de los asientos de la estación de autobuses.-Vale, tengo que estar tranquila, no me va a pasar nada malo- pensé para mis adentros.
En ese momento llego una camioneta vieja marrón, el cual se suponía que ser mi abuela, ya que estaba sola en la estación. El cacharro, en el cual se suponía que iba la abuela, hizo un ruido muy extraño que supuesta-mente sería el claxon, me asuste en ese momento así que me puse de pie.
-¡Amanda!- me llamó la anciana sentada en la camioneta- deja la maletas detrás y sube al coche, tenemos visita para cenar.
Por lo que se podía ver era una señora de apenas sesenta y cinco años. Su cabello es como la nieve pura, con tirabuzones. Lleva unas gafas rosas bastante grandes y sus ojos son como perlas... Cómo las perlas que me regalo una vez mi madre...
Deje mis maletas en la parte de atrás de la camioneta, y fui directamente a sentarme en la parte del copiloto.
-¿Que tal el viaje preciosa?- dijo aquella mujer, ahora que la veía de cerca se le veía una mujer hermosa, a pesar de la edad, se seguía conservando bien.
-Pues, la verdad pensé que sería un viaje más corto.- ella me observo y en ese momento, sin esperarlo, abrió sus brazos en mi dirección y me abrazó, fue un abrazo de bienvenida, de cariño, algo familiar, que nunca antes había sentido por parte de mis padres. Ese simple gesto me reconforto para saber que no tendría ningún problema en mi nuevo hogar, al menos con la abuela.
-Pues venga, en marcha- lo dijo mientras se disponía a arrancar la camioneta.- Ami, explícame algo sobre ti.- ¿Ami?,¡Ami!, me encanta ese apodo. La abuela lo debió notar porque me sonrío.
Le estuve a la abuela en todo el camino un poco de mi vida, y los problemas que yo tenia en casa. Y además como era yo en el instituto. No siempre he sido una chica difícil, al menos no antes de entrar en la secundaria.
Su vivienda no quedaba muy lejos de la parada de autobuses, por lo que pude ver en el camino, no era un pueblo demasiado grande. Llegamos a una casa, en concreto la casa más bonita que había visto en este pueblo.
-Este es mi dulce hogar.- dijo aparcando el coche enfrente.- La planta de abajo es donde hago vida, arriba es el desván. Te lo diré ahora antes de entrar, aquí en esta casa solo hay una norma que se debe cumplir, nunca se entrara en el desván si yo no te lo pido.
-De acuerdo...- conteste un poco intrigada, pero ya dejaríamos eso para otro momento.
Sacó las llaves del carro mientras que yo salía por la puerta de automóvil. Agarre mi equipaje y me dispuse a entrar al jardín.
-Cielo espera- me dijo la abuela cuando iba a comenzar a subir las escales.-tengo una noticia buena y una mala.- yo asentí para que dijera cualquiera de ellas.- la mala es que dentro de la casa no hay habitaciones para ti, la buena es que vas a tener la caseta para ti sola.
Vale, tampoco eran tan malas noticias, no "viviría" con la abuela. Ya que cuando íbamos de visita a ver los abuelos paternos, la casa siempre olía a antiguo y sobre todo a residencia. Y la mejor de todas que tendría intimidad.
Seguí a la abuela por un camino de piedrecitas que rodeaba la casa hasta llegar a la parte trasera.
Era una pequeña casita de madera blanca decorada
-Me ayudo tu tía en esto, yo no estoy muy puestas en los gustos de estos jóvenes.- me explicó como si hubiera leído mi pensamiento.- te voy a dejar un poco de intimidad para que dejes tus cosas y te prepares para cenar, vienen unas personas.
Me dio una llave, una llave no muy grande pero un poco oxidada por el tiempo. Metí la llave y le di dos vueltas hasta que la puerta, fácilmente, cedió. Y me encontré una hermosa habitación decorada a mi total gusto, es ¡MAGNIFICO!
Todo era como lo había soñado, ¿iluso?
Dejé las maletas encima de la cama, todo a la vista era perfecto, ¿pero tenia familia aquí? De momento pensaré en positivo, e intentaré conocer mucho mejor a la abuela.
Abrí las maletas y cómodamente fui dejando la ropa bien doblado en el armario blanco que había en aquella habitación. Los libros, que tuve que traer unos pocos, los deje apoyados en un taburete. Mis objectos personales los deje en la estantería que había encima de mi escritorio, en un caja. Estaba bastante nerviosa, ya que todo esto era muy nuevo para mi. Al acabar deje las maletas debajo de la cama, ya que cabían y así no ocuparan espacio innecesario.
También deje mis productos de higiene en el pequeño lavabo que había. En ese justo momento picarón a la puerta. Deje mi cepillo, y fui a abrir la puerta a ver quien era, no me costo verle ya que las puertas tenían espacios de cristal. Era un chico de estatura alta, con cabellos largos hasta el hombro, con unos ojos verdes, verdes muy claros. Se notaba que entrenaba duro, ya que se le marcaban los músculos por encima de la camiseta que llevaba
-Hola- me dijo aquel chico- ¿eres Amanda?
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KISESS <3
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Darkness in Blacklake
AléatoireUn pequeño pueblo lleno de fantasía, donde todo es posible y donde todos ocultan secretos. Y donde la protagonista se enamora, eso es obvio, acompáñame en esta aventura