¿Por ti o por mi?

Capitulo 2: Marco

Me desperté en una cama que no era mía, y eso no me gustó, nunca dormía fuera de mi cama, y cuando digo nunca es nunca. Pero la juerga que me corrí a noche debió de ser muy fuerte ya que no me acordaba de nada. Tenia un dolor de cabeza horrible. Un movimiento a mi lado hizo girarme para encontrarme con una chica rubia de escándalo completamente desnuda.

<<Madre mía, pues si que había sido fuerte...>>

Con esos pensamientos en la cabeza me levante, mire la hora en el reloj, las cuatro de la madrugada. Si me daba prisa me daría tiempo de ir a casa y dormir unas horas de mas antes de ir a la universidad.

La noche anterior me había traído a la fiesta mi amigo Jack así que llamé a un taxi. Y de mientras que esperaba le mande un mensaje a Jack.

¿Donde estas?

Su ultima conexión había sido a las tres y media de la madrugada, no sabia si lo iba a ver.

Acabo de llegar a casa, ¿Que tal con la rubia?

Una sonrisa se formo en mis labios al ver su mensaje.

Estoy saliendo de su casa

Un coche se paro delante mío y me guardé el Mobil en el bolsillo. El taxi por suerte tardo unos quince minutos en llegar hasta mi piso. Vivía en un pequeño piso a apenas cinco minutos de la universidad por lo que aún tenia unas cuantas hora de sueño y como vivía solo, no tenia que dar explicaciones a nadie. Me tumbe en la cama y disfrute de un profundo sueño.

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Cuando me desperté por culpa del sol que me alumbraba la cara y vi la hora en el despertador me levanté de un salto, me vestí con unos pantalones tejanos y una camiseta simple de color negro que se pegaba a mi cuerpo musculado a la perfección.

Salí de casa y eché a correr.

Había llegado justo en el momento exacto en el que el profesor entraba por la puerta y me tuve que sentarme en un sillón de la ultima fila del que no se veía prácticamente nada.

—¡Buenos días! Espero que estéis preparados porque no os voy a poner nada fácil esto, en esta asignatura trabajareis por parejas, al final de la clase os las diré.

Me di cuenta que con esa simple frase muchas de las caras de los allí presenten se congelaron de miedo pero yo no deje que me afectara. Aunque esperaba que al menos la pareja que me asignara para hacer el trabajo trabajara por que sino lo haría yo solito.

La primera media hora fue para introducirnos el tema y después fue diciéndonos las parejas. Para hacerlo mas rápido las anunció él y la gente se levantaba se quedaba con la cara de su compañero y siguiente pareja.

Estuve en tensión cuando iba diciendo todos los nombres y tuve la mala suerte de resultar ser el ultimo nombre de la lista.

—Y por último... Marco Roman con Sara Griffin

Me levanté cuando dijo mi nombre y busque con los ojos a la chica que iba a trabajar conmigo. Era alta y delgada, con unas buenas curvas, lo que mas me llamo a la atención fue su cabello de color rojo y sus rizos salvajes. Cuando por fin se dio la vuelta y clavo sus ojos en mi rostro pude observar como me dio un buen repaso de arriba a bajo, cuando su mirada choco con la mía me fije en que era muy guapa. Pero lo que mas me sorprendió de ella fue la mirada que me lanzo antes de sentarse, como si no se fiara de mi.

El profesor continuo explicándonos lo que habíamos de hacer en el trabajo, al parecer duraba todo el trimestre, así que mas me valía comportarme bien con mi compañera porque la tendría que aguantar durante mucho tiempo.

El profesor nos dejo el tiempo que quedaba para reunirnos con nuestro compañeros para poder organizarnos y conocernos.

Me levanté yo primero y me acerque a ella. Cuando la tuve mas cerca me di cuenta de que realmente tenia un buen cuerpo. Un culo redondo y respingo y unas buenas tetas. Me quedé unos segundos de mas mirando su precioso trasero y cuando se dio la vuelta me pillo y me miró mal. Cuando por fin se encaro a mi frente con frente me di cuenta de que tenia los ojos de un color miel muy bonitos rodeados por unas pestañas largas. Alrededor de sus mejillas y nariz había algunas pecas que la hacían mas bonita aún.

—¡Hola, zanahoria!—La salude con ese mote a sabiendas de que se enfadaría. Cuando me escuchó llamarla así me fulmino con sus preciosos ojos color miel. Una pequeña sonrisa se me formo en los labios.

—Me llamo Sara, idiota—Soltó haciendo que mi sonrisa se ensanchara aún mas.

—Bueno, ¿Nos ponemos a trabajar o tendré que hacer yo solo la faena?—Le pregunté mientras me sentaba en una silla a su lado.