¿Por ti o por mi?

Capitulo 9: Sara

No tenia ni idea de lo que acababa de ocurrir en la biblioteca pero decidí ignorarlo y seguir andando hasta la residencia y no me detuve en ningún momento. Aún seguía cabreada con Marco, pero aún mas conmigo misma por no haberlo apartado desde un principio. No me gusto nada como se insinuó y menos aún que me tocara el labio inferior.

¡Por el amor de dios, pero si se estaba enrollando con otra chica hacia menos de cinco minutos!

Ese hecho solo confirmaba que lo que decía Katherine acerca de él era cierto, el asunto respecto a la cárcel no lo se, pero en cuanto a si era un mujeriego, ya te digo yo que si.

Cuando por fin llegue a la habitación estaba muerta, para mi suerte Karen no había llegado aún, aproveche y me tumbe en la cama para descansar un rato con miles de pensamientos rodando por mi cabeza.

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Ibamos tarde, desde que esperaba a Karen para ir juntas siempre íbamos tarde pero ese día aún más. Al parecer yo me olvide de poner la alarma y Karen no la ponía porque le despertaba la mía así que llegábamos tarde a nuestra primera clase. Ni siquiera me dio tiempo de ir al baño, me recogí mis rizos en un moño mal hecho, me vestí con unos pantalones vaqueros y una simple camiseta.

Al llegar a la puerta, esta ya estaba cerrada, me estaba preparando para abrirla cuando una figura masculina apareció en mi derecha. Por suerte era Marco, pero lo que vi en su cara me hizo llevar mis manos a la boca y soltar un pequeño grito de horror.

Tenia la cara llena de moretones enormes y el labio inferior partido.

—¿Pero que te ha pasado?—Exclamé sin chillar, los pasillos estaban desiertos y me hacia hasta cosa chillar.

—¿Ahora te preocupas por mi zanahoria?—Preguntó este con una sonrisa en los labios.

—¡No me llames zanahoria!—Repliqué y con una mano le di un pequeño empujón en las costillas. Hizo una mueca de dolor y llevo una de sus manos a estas—¡Mierda! ¿Te he hecho daño? ¡Lo siento, lo siento!

Joder, le había hecho daño y aunque intentara disimularlo con una sonrisa no me lo creía.

—No pasa nada, de verdad. Estoy un poco magullado...—Explicó mientras se sentaba en una de las sillas—Oye, ¿Porque no vamos a tomar algo? El profesor no nos dejara entrar y antes de hacer el ridículo...

—De acuerdo—Contesté sin pensar, lo cierto es que tenia hambre y él tenia razón íbamos a hacer el ridículo. ¿Y porque no? No pasaba nada si me saltaba una simple hora.

Pude ver que mi respuesta le sorprendió, pero rápidamente nos dirigimos a la cafetería. Ya que no me había dado tiempo a desayunar aproveche para hacerlo allí.

—¿Como que has llegado tarde? No es algo normal en ti, es más creo que nunca te he visto llegar tarde, nunca.

—Ya bueno, supongo que todo el mundo puede tener algún inconveniente ¿Verdad?

—Por supuesto, solamente es que en las semanas que llevábamos no te he visto llegar ni un día tarde.

—Ya...Supongo que olvidarte de poner la alarma y que encima tu compañera de habitación no tenga puesta la alarma porque depende de la mía, es un pequeño inconveniente.—Le expliqué con una mueca de fastidio en la cara, me daba rabia llegar tarde. Pero me sorprendió que Marco empezara a reírse a carcajadas de mi. Si señor, se estaba riendo de mi.

—¿Se puede saber que te hace tanta gracia? A mi no me hace ni pizca de gracia—Repliqué cruzándome de brazos. Pero el siguió riéndose. 

La hora de la clase pasó rápido hablando y riendo. Aunque no pude evitar darme cuenta de que habíamos evitado por completo el tema de porque parecía que le habían dado una paliza. Antes de que me diera cuenta ya era prácticamente hora.