La caída del cometa

483 20 0
                                    

A las afueras del palacio del señor del fuego, estaba ahí formada un gran gentío de todas las naciones: maestros tierra, maestros fuego, guerreros de la tribu agua del sur, gente del pantano. Sin importar sus diferencias y conflictos pasados, todos celebraban un gran acontecimiento: la caída del tiránico Ozai. El cometa de Sozin había pasado al igual que la oscura era en la que la nación del fuego buscaba dominar el mundo. Ahora, se sentaba en el trono un nuevo señor del fuego. Un hombre marcado tanta en cuerpo como en alma. Un hombre que había sido un soldado, un vagabundo, un mesero e incluso un príncipe al servicio del tiránico Ozai. A pesar de todo aquello, ese hombre había superado todos los obstáculos con un gran esfuerzo. 

¡Hoy comienza una nueva era de paz y amor!- dijo el señor del fuego Zuko al gentío

Entre la multitud, una chica morena de bellos ojos azules como el mar miraba el espectáculo y se le escapa un pequeña sonrisa ante la promesa de paz que significaba este nuevo mundo.

El príncipe Zuko.- pensó al ver a Zuko salir del palacio.- Bueno... señor del fuego Zuko

Hacia tan solo un año, ese mismo joven los perseguía incansablemente para complacer a su horrendo padre, pero ahora, era su más cercano e importante aliado. 

Es increíble como todo ha cambiado en tan solo un año.- pensó Katara

Ella misma había pasado de temerle a odiarlo y, finalmente, a comprenderlo e incluso a respetarlo.

Por favor.- dijo el señor del fuego interrumpiendo los halagos de la gente.- el verdadero héroe es el avatar.- afirmó mientras lo señalaba con su brazo

Detrás de él, entró Aang con una expresión serena y pacífica en el rostro. No dijo una sola palabra solo saludo a la gente con su mano y alzó su brazo junto al señor del fuego para manifestar su amistad y aprobación.

Katara solo lo observaba mientras su mejillas se ponían coloradas y el ritmo de su corazón se aceleraba

Lo había visto pasar de ser un niño tonto e inmaduro a un joven sabio y fuerte. Aunque, a pesar de sus cambios, todavía mantenía su esencia; había adquirido conocimientos y poder, pero aún jugaba, la hacía reír con sus bromas tontas y la ayudaba a relajarse. 

En cierto momento, los ojos de Aang encontraron a Katara y ambos se miraron mutuamente. El avatar no pudo evitar sonreírle y la chica le devolvió el gesto con sus mejillas cada vez más enrojecidas.

Vaya, Katara. Tu corazón está por los cielos. Parece que fueras a tener un infarto.- dijo Toph.- ¿A quién miras?- inquirió con una sonrisa traviesa

La maestra agua no respondía a sus provocaciones. Aún se encontraba enfocada en el avatar.

¡Hey!- dijo Toph golpeándole el brazo con el puño.- deja de ignorarme, princesita

Ouch.-se quejó Katara

¿Qué sucede?- preguntó Sokka

Tu hermana está eufórica sobre algo o alguien.-  

Yo... solo pensaba en el futuro.- 

Sí, claro.- dijo Toph desconfiada

Yo también he pensado en eso.- dijo Sokka mientras rodeaba a ambas jovencitas con sus brazos (y su muleta).- ¡La guerra acabó!- exclamó con una gran sonrisa

A Toph nunca le había gustado el contacto físico, le resultaba desagradable. Sin embargo, al ser Sokka, no sabía exactamente que sentir. Era agradable pero incómodo al mismo tiempo.

Sí...-dijo Toph algo desanimada.

¿La bandida ciega está triste? ¿no me digas que nos extrañarás, señorita Beifong?- dijo Sokka burlonamente

Avatar: Los ecos del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora