A la madrugada del 4 de septiembre.

7 0 0
                                    

Mi abue y sus amigos están en el corredor, sus guitarras y el requinto son los actores principales de esta escena, yo sólo soy una chiquilla de 8 años, pero me encanta verlos, escuchar sus canciones y disfrutar de la alegría que ellos transmiten. La abuela Leonor les da la instrucción a todos de tocar en Do Mayor, uno de ellos toca el círculo armónico, pasando de Do a Sol y de Sol a Fa, volviendo a empezar de Fa a Do, qué lindo suena, el requinto simula la voz de quien estaría cantando y las demás guitarras acompañan el compass que marca mi abue. El conjunto de instrumentos me hace descubrir una de mis canciones favoritas: cielito lindo. Ella ve mi emoción y me señala con sus ojos que pase al centro, me intimida, pero su ternura hace que me atreva a hacerlo y comienzo a cantar: "Ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie cielito lindo que a mi me toca", algo sucede y de repente me despierta mi madre, son las 3 am, me pide que me levante pero que no haga ruido, me pone mi chaqueta y veo en el pasillo a mi abuela Leonor con una mochila, no entiendo nada, quiero seguir cantando cómo en mi sueño.

Sólo le reviro ¡Es muy temprano, déjame seguir durmiendo! Mamá se voltea, me toma del rostro y me dice: es por tu bien, me da un beso en la frente, me cierra la cremallera de la chaqueta hasta el cuello. Se pone de pie y de mi mano me lleva hasta la entrada de la habitación.

La abue nos mira, se despiden de un abrazo, me toma de la otra mano y nos vamos. Sólo me dice: si nos preguntan que hacia dónde vamos, dirás que a Riosucio. Me pregunto: ¿qué está sucediendo? Obedezco y me voy con ella.

Eso hace ya casi unos 15 años, cuando un 4 de septiembre de 2006 que mi mami y mi abue, decidieron que debíamos vivir en Pereira porque cada vez estaba muy peligroso crecer en la finca dónde ambas crecieron, porque la guerrilla estaba haciendo cosas cada vez peores.

Retos de MarianaWhere stories live. Discover now