Retos de Mariana

Mi persona favorita.

No es raro imaginarse quién es mi persona favorita, porque en más de una ocasión he hablado de ella.

Sin darle largas a la historia, mi abuela es de quién voy a hablar. Al día de hoy, ella tiene 71 años, tienes sus achaques y también su temperamento, no por nada, nos sacó adelante más de una generación.

Esta mujer que hoy les voy a presentar, se llama Leonor Gómez de Arenas, hija de una familia de 12 hermanos, todos caficultores, es la 3 en toda la generación. Se casó con mi abuelo Jorge a los 18 años y tuvieron solo 3 hijos, mis dos tíos y mi mamá.

Mi abuela perdió a sus dos hijos hombres por los conflictos en nuestro país, por eso decidió irse a vivir con uno de sus hermanos, para protegernos, el día que perdió a su segundo hijo.

Ella, ama la música y hace que los demás también la amen. Cuando era pequeña, me cantaba pasillos y guabinas, sonaría extraño, pero me dormía entre los acordes de Espumas o Las acacias.

Ja, como olvidar su tarareo y su tan amoroso son, que repetía:

"Ya no vive nadie en ella

y a la orilla del camino silenciosa esta la casa

se diría que sus puertas se cerraron para siempre

se cerraron para siempre sus ventanas".

Su instrumento favorito es la guitarra, pero póngale un tiple o un requinto, e igual, tocará con el mismo amor con que toca esas seis cuerdas que cuando son pisadas según el traste y la posición, te darán como resultado, una nota musical.

Ella es amorosa y un tanto voluntariosa. Le encanta sentarse entorno a la mesa y siempre hace reunir a toda la familia con la excusa, ya sea de una buena comida o simplemente de un cafecito, el famoso de las 5 pm que no puede faltar. Por sus problemas de salud, ya no toca tanto su guitarra, sin embargo, siempre le gusta entonar las canciones con las que creció.

Doña Leonor como la mayoría la llama, me hizo la mujer que ahora soy, me enseñó que la música te hace volar y te hace libre. Siempre me dijo: "El interpretar una canción te permite recordar o darle vida a los sentimientos de alguien, te permite decirle desde lo profundo de tu corazón aquello que sientes por él. Interpretar una canción ya sea con una guitarra, un tiple, un piano o simplemente con una flauta, hace de un objeto que no tiene vida, que este deje de ser inerte y a su vez, llene de alegría a todo aquel que lo escucha, no con los oídos, sino con el corazón".