3

54 8 2
                                    

Enserio no estaba jugando cuando hablaba de que se iba a tomar muy enserio al tutoría, parecía el profesor pero es que aún así era imposible concentrarse teniendo frente a mi a un rubio de rasgos perfectos, ojitos lindos y labios carnosos. Sería un crimen no apreciar lo que la vida me brindaba para ver.

-¿Entendieron esa parte?- salí de mi burbuja interna y asentí aún sin saber de qué demonios hablaba.

No pasó mucho tiempo para que la campana de él receso hiciese acto de presencia pero yo seguía mirando mi cuaderno como si lo que había escrito allí eran jeroglíficos, debí poner atención, debí por lo menos haber escuchado una palabra de lo que él había dicho.

-¿Qué pasa?- Me espante al escuchar a alguien tras mío y me giré maldiciendo internamente al encontrarme de frente con jimin -¿no entendiste verdad? - negué suavemente con la cabeza y sentí mis nervios ponerse de punta cuando este se colocó tras mío y tomó mi lápiz comenzando a explicar los pasos con tranquilidad. Sin poder siquiera evitarlo mi rostro tomo un tono rojizo rápidamente.

Esa era otra de mis maldiciones, mi rostro se ponía rojo de nada, si me reía, sin pensaba de más en ciertas cosas, incluso con cualquier cosita que me diese vergüenza. Sacudí mi cabeza saliendo rápidamente de mis pensamientos y puse atención, logrando entender parte de los ejercicios.

-Gracias- murmuré cuando este término y tomé nuevamente el lápiz, por lo menos ahora sabía aunque sea una mínima parte de las ecuaciones.

-No hay problema- este comenzó a salir del aula pero se detuvo al llegar a la puerta y giró su cabeza hacia mi- por cierto...tus pecas son lindas- luego de decir aquello simplemente se fue.

¿¡Como podía simplemente saltar con eso de la nada y luego irse!?, toque mi rostro levemente y en un intento de no morir de nervios simplemente fije mi vista en el cuaderno y nada más.



Las horas pasaron lentamente al igual que las clases y podía sentir que un gran peso cayó de mis hombros cuando el timbre de salida sonó. Comencé a guardar todas mis cosas con rapidez y sin más salí del curso con prisa, bajando hacia el patio central y sentándome en una de las bancas de allí en espera de que las chicas bajaran para poder irnos juntas, ya que mi hermana seguro ya se había adelantado con sus amigas.

Dicho y echo las chicas bajaron minutos después y todas emprendimos camino hacia fuera del instituto, pero mi mirada se desvió unos segundos conectando sorpresivamente con la de mi ahora tutor. Dejé mi mirada fija en la de él unos segundos pero al final simplemente terminé apartándola y siguiendo con mi camino. Pero aún así tenía una pequeña corriente extraña en mi cuerpo, que no sabía qué significaba pero conocía perfectamente al causante.

Tutoreame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora