Lo restante del día para ambos chicos había sido igual de horrible.
Paul tuvo que soportar al estupido dentista burlón que le tocó atenderlo, mientras de lejos escuchaba a su madre preocupada contándole a su padre lo ocurrido en la escuela.
Había comenzado con la pata izquierda, pero al menos fue mejor de lo que se esperaba luego de que su foto llegara al confesionario. Sin embargo, lo que le preocupaba de verdad era que el chico que lo había empujado sin querer se las agarrara con él, al final, ese había sido el principio de su tormento: un conflicto nunca superado.
La mente de John estaba en otra, no pensaba para nada en el chico con el diente roto, sino más bien en la decepción de su tía al ver que nuevamente se había metido en problemas.
Mimi estaba muerta de vergüenza por lo ocurrido. Sentía el no haber alcanzado a toparse con la madre del niño herido para disculparse con ella... y bueno, obligar a John a pedirle perdón también.
Si bien la señora Smith sabía, gracias al director, que todo había sido un accidente, no podía evitar sentir impotencia. Ya no sabía que hacer para que John dejara de meterse en problemas. Pasó años intentando criarlo en base a castigos, pero eso solo lograba alejarlo más de ella.
La casa de su tía era para John como un segundo hogar, pues de vez en cuando, cuando Alfred desaparecía, él se iba a quedar con ella. Sin embargo, no se sentía cómodo allí, era como si no fuera del todo recibido.
Todos seguían sufriendo de alguna u otra forma las consecuencias de la muerte de Julia.
Tarde en la noche, luego de haber pasado el día ayudando a su tía a mover unos muebles en la casa, John se devolvió a pie a donde su padre. Hacia frío y el aire nocturno de Liverpool lo despeinaba por completo, sin embargo, deseaba que el camino gélido entre ambas casas fuese interminable.
A esa misma hora, a calles de distancia, Paul se encontraba llorando en su cuarto. Se había quedado sólo y en silencio el tiempo suficiente para que su mente hiciera de las suyas y comenzara a herirlo. Ya no sabía porqué lloraba, solo soltaba lo que su cuerpo le pedía soltar. Algo brilló a su lado. Una notificación.
Numero desconocido: Que asco tu vida.
***
Jim manejaba el auto, mientras cantaba en voz baja la canción que salía por los parlantes del auto, viendo de vez en cuando como su hijo sonría al espejo y tocaba su diente recientemente arreglado. Una sonrisa se asomó por su rostro.
— Ni se te nota— le aseguró a su hijo, quien cerro el espejo y lo miró un tanto nervioso.
— ¿Seguro?
Jim chasqueo con la lengua.
— ¿Por qué te mentiría?
El pelinegro sabía que su padre rara vez mentía, a diferencia de su madre, que con el tal de no herirlo hacía todo lo que fuese necesario. Con el tiempo aprendió a quien recurrir para que cosa y sabía que en ese minuto necesitaba de ambos, necesitaba el apoyo emocional de su madre y claro, también la sinceridad de su padre para saber a que se enfrentaba, sin embargo, ellos aún no estaban enterados de aquella foto dando vueltas por Internet. Paul les quería pedir ayuda, gritaba silenciosamente por ayuda, pero la vergüenza no le daba el paso, ¿Que pensarían sus padres sobre aquello?
Estaban prontos al colegio, habían llegado un poco más tarde de lo esperado, gracias al taco que se había formado por los autos que se detenían a media calle. El joven observaba con miedo a todos sus compañeros hablando en grupos, le aterraba la idea de no llegar a pertenecer a ninguno.
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Across de universe. -mclennon-
FanfictionJohn conoce en clases de música a un joven dulce y atormentado. Deben crear una canción junto a para un proyecto. De ahí en adelante se volverán parte de la historia del otro... para bien o para mal.