VI

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Paul había llegado un poco tarde a almorzar, pues se había atrasado a responder unas preguntas de matemáticas.

Justo al salir de la sala se encontró a Elsie, quien se atrasó con una tarea. Juntos se dirigieron al casino, mientras ella le explicaba algunas cosas del colegio que creía que el pelinegro le serviría saber.

Al entrar al casino, Paul quedó sorprendido con la inmensidad de sus proporciones. Con una ilusión de niño pequeño deseaba comer en las mesas de arriba, pues nunca había conocido un casino con más de un nivel, sin embargo, para su mala suerte, Elsie fue directo a una de las mesas centrales del primer piso.

Paul la siguió en silencio para luego sentarse frente a ella, con más hambre que ganas de hablar. Rápidamente se llevó la primera cucharada a la boca, llegando hasta ahí su apetito, ya que la sopa se encontraba sumamente desabrida. Observó a Elsie para ver si parecía opinar lo mismo y se dio cuenta de que la chica estaba comiendo con ganas.

— A ver, Paul, cuéntame de ti— habló, dejando la cuchara al lado por primera vez.

El chico la observo en silencio con los ojos bien abiertos.

— Eh... ¿Que quieres que te cuente?— preguntó con una risa nerviosa.

— Pues, no sé, ¿De donde vienes?

— De Brighton.

La cara de confusión de Elsie se mostró al instante. Le sonaba mucho el nombre, pues era donde muchos chicos del colegio iban a vacacionar en verano, sin embargo, no tenía ni idea de mucho más.

— ¿Y donde queda eso?

— Está en la costa, como a una hora de Londres en tren.

Ella asintió sin más. No era muy buena con nombres de ciudades y sus ubicaciones, es más, sus conocimientos en ese ámbito eran casi nulos. Se resignó a la ignorancia y llevó una cuchara a la boca, mientras observaba al chico frente a ella. Sabía de su foto, los rumores eran imposibles de apaciguar, así eran las cosas en ese colegio, un tanto toxicas, pesadas. Había decidido no verla por respeto a él, ya que sabía lo duro que podían las burlas constantes.

- Hola.

Dos bandejas se deslizaron sobre la mesa, llamando la atención de Paul, quien levantó la mirada para ver de quienes se trataba. Una chica y una chica.

— Que asco la comida— soltó la intrusa— Estaría bueno que se rajaran con una comida que no sepa a agua.

Ambos se sentaron, la chica al lado de Paul y el chico frente a él, y recién en ese momento se percataron de la presencia del pelinegro. Giraron sus rostros para mirar a su amiga, quien luego de unos segundos cayó en cuenta de la situación.

— ¡Verdad! Lo siento— dijo acomodándose en el asiento— Paul, ellos son Anne y Will. Anne y Will, Paul.

Anne le entregó una sonrisa amable, logrando así que el pelinegro perdiese la timidez. Por otro lado, Will observaba en silencio a McCartney.

— Un gusto— saludó Paul con animo.

— El gusto es nuestro— dijo Anne, luego de tragar la comida que se había metido en la boca—. Había oído hablar mucho de ti, por fin te conocemos.

Elsie observó con los ojos bien abiertos a su amiga para que cerrara la boca, pero Paul ya había unido los puntos.

— Uhm, si... hubiese preferido ser un don nadie.

— Lo sigues siendo.

Tres pares de ojos se dirigieron al portador de aquella voz.

— ¿Cómo?

Across de universe. -mclennon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora