Capítulo 2

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Guardó los billetes en la caja registradora que él le pasó y contó bien las monedas para darle el vuelto junto al recibo. Al momento que se lo entregó, no pudo evitar ruborizarse cuando sus dedos rozaron los suyos. Fue un contacto breve pero cálido, que envió una ola de calor por todo el cuerpo de _____ hasta que la excitó. Un estremecimiento le recorrió de pies a cabeza; sus pezones se irguieron bajo la tela del sostén, su coño se empapó y comenzó a desear seriamente que el hombre que tenía frente suyo la tocase por todas esas partes que pedían a gritos un poco de atención. Y por la mirada ardiente que él le lanzó, dedujo que pensaba lo mismo.

- Lo quiero para regalo.- pidió el hombre con voz ronca, sin quitarle los ojos de encima.

- Está bien. Uhmm… ¿Para hombre o mujer?

- Mujer.- arqueó una ceja, mirándola de una forma irónica.

Sí, definitivamente es para su novia, pensó _____ mientras buscaba un pliego de papel de regalo y cinta adhesiva. De alguna forma, saber que no era gay la alivió. Sería totalmente un desperdicio que un hombre como él fuese gay, desde la perspectiva de una mujer. No era difícil sentirse atraída por él. Vestía unos pantalones deportivos azul marino con el logo de Adidas, unas zapatillas de correr y una camiseta sin mangas de color rojo. En su mano derecha sujetaba un bolso deportivo, por lo cual ella dedujo que venía recién saliendo del gimnasio. ¿Y su cuerpo? Dios santo. _____ temía que en cualquier momento se le cayera la baba de la boca. Ese era, literalmente, el mejor cuerpo que haya visto jamás pasar por la tienda. Y vaya que ha podido apreciar diferentes tipos de cuerpos de diferentes hombres que han pasado por allí. La camiseta se le ceñía alrededor de todo el torso, y no le costaba demasiado imaginarse que por debajo escondía unos pectorales y abdominales de un supermodelo masculino. Si con tan solo ver los músculos de sus brazos se sentía seducida, no podía imaginarse cómo quedaría si lo viera algún día levantando pesas. Se mordió levemente el labio inferior. Ya podía tener una imagen de él en su cabeza con el sudor goteando de la frente, con el ceño fruncido entre las cejas y su pecho hincharse y deshincharse mientras flexionaba los brazos al subir y bajar las pesas. Joder… tenía que quitarse pronto esa imagen de su mente o él ya comenzaría a sospechar de su excitación.

Mientras _____ envolvía la caja con papel de regalo, discretamente miró la entrepierna de él. La erección que tenía formaba un bulto por la parte delantera de sus pantalones y deseó poder comparar su pene con el vibrador para saber cuál era de mayor tamaño. Sonrojándose, volvió la mirada hacia la caja que tenía sobre la vitrina. Le sorprendió darse cuenta que él se encontraba igual de excitado que ella. ¿Él la deseaba? Probablemente sí, bastaba sólo con ver la enorme erección que tenía entre las piernas y no había duda de eso. Aunque por un lado le encantó saber que con solo su presencia lograba empalmar a un hombre como él, por otro lado la incomodó. Nunca antes le había pasado algo parecido a esto. _____ siempre ha sabido mantener su apetito sexual al margen y aunque varias veces se tentó en llevarse al departamento uno de esos vibradores por las cuales las mujeres venían a comprar para darse placer a sí misma, nunca antes ha practicado una masturbación y mucho menos ha podido apreciar con todo su esplendor a una polla verdadera. Ha visto vídeos pornos junto a Trevor, sí. Él era la única persona a quien había sido capaz de tener un poco de confianza para decirle que a sus veintitrés años de edad aún era virgen, pero más allá de los vídeos y de la información que obtenía por parte de Trevor con cada follada que daba, ______ era totalmente inexperta. Es cierto que sabía todo respecto al sexo, pero en el fondo, ella sentía que era inexperta. Al menos lo seguiría siendo hasta que perdiera su virginidad.

ѕєx ѕнσρ. {נυѕтιɴ&тú} miniweв-нσтDonde viven las historias. Descúbrelo ahora