Reto Primero

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     Un gusto, me presento.

     Soy una adicta.

     Espera, no te asustes, no esa clase de adicta. Mi único vicio es un libro nuevo que leer y una buena taza de café. Soy adicta a aquellos lugares desconocidos por el hombre a los que solo se puede llegar abriendo una ventana de palabras. Soy adicta a la sensación que produce el frío del invierno al rozar la lana de mi abrigo, al sonido de las aves cantando temprano por las mañanas, al aroma de la lluvia impregnado en el aire luego de una noche tormentosa y a los diferentes tonos de azul, rojo y amarillo que adopta el cielo al recibir al sol y a la luna.

     Adoro la manera en que el chocolate se derrite en mis papilas gustativas, la tardes de merienda con mis amigos, y el cariño y ternura con que nos miran las mascotas. Adoro cantar cuando nadie escucha y saltar de emoción por cada canción. Adoro el lápiz en mi mano y mil palabras en la mente.

     Amo con locura el sentimiento que producen los abrazos inesperados y llenos de emoción, los silencios cargados de promesas y las miradas de complicidad. Amo la sencillez de las flores y la complejidad de la vida. Amo sentir con los ojos cerrados y bailar como si fuera la última persona en la tierra. Amo las sonrisas sinceras, de esas que nacen del alma y que te llegan hasta los ojos.

     Mi admiración por aquellas personas que luchan diariamente por realizar sus sueños es inconmensurable, no tiene medida. Todos crecemos con sueños y metas que cumplir, algunos descabellados, otros más sensatos, unos más especiales, otros no tanto, algunos te aceleran la respiración y aumentan los latidos del corazón —éstos son mis favoritos—, y sólo los más valientes son los que reconocen este sentimiento como pasión y así edifican su propio destino. Y es por eso que tienen mi absoluta admiración.

     Disfruto de las noches en vela donde los fantasmas del pasado hacen acto de presencia y escuchan atentos mis aspiraciones, progresos y agonías; sin ellos visitando de vez en cuando y de cuando en vez, olvidaría mi propósito y lo que me trajo hasta aquí. Disfruto de la paz momentánea que ofrece el silencio y los momentos para pensar que ofrece la lejanía.

     Creo en que hay una vida después de la muerte y que viviremos en el lugar que llamamos paraíso. Siempre he creído en los finales felices, aunque no crea en príncipes azules y caballeros de plateada armadura, o en doncellas inocentes y damiselas desesperadas, sí creo en la bondad que habita en los corazones de cada ser humano. A pesar de la maldad y la crueldad de la humanidad siempre intento ver lo bueno que hay detrás de toda acción. Llámame ingenua, llámame tonta, todos somos seres hermosos que están rotos por dentro, esperanzados y sedientos por que un rayo de luz se deslice por nuestras grietas.

     Odio las conversaciones triviales y sin sentido. Somos más que un "¿qué haces?" Somos más que dichos y hechos, somos almas coloridas creadas para mezclarnos con otras almas coloridas y así crear arte. No hace falta un común denominador para poder convivir con otras personas, solo hacen falta las ganas de querer conocer a la gente así como te conoces a ti mismo e incluso mejor, porque vemos las virtudes y los defectos de los demás pero no podemos ver con claridad los propios. Por esa razón necesitamos mezclarnos y formar nuevos colores, más vivos y más hermosos de lo que son por si mismos.

     Odio los momentos en que somos irracionales e imparciales y cuando no podemos hacer uso del valor de la empatía. Odio los comentarios malintencionados, las palabras hirientes y carentes de razón, los juicios injustos y que nos hacen sentir miserables y despreciables.

      Por lo que sí, soy una adicta. Adicta a los sentimientos y a las emociones, a sentir con el corazón y a vivir con devoción, a llorar hasta desgarrar los pulmones y a reír hasta que broten las lágrimas, a los momentos de timidez y a los arrebatos de osadía. Soy adicta a los primeros besos y a las primeras caricias, a los te amo susurrados al viento. Soy adicta a la nostalgia y a la melancolía, a la euforia y también, un poco, a la lujuria. Y si mis clases de francés están claras y me enseñaron algo, te diré: Au revoir, y como mi inglés está tan fresco como una lechuga, puedo asegurarte que: I'll see you soon.

G.

Galaxias InternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora