TOUCH STARVED ↻ peter parker © [+18]

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'reflection, reflection'

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   Dependiendo del tema, las cosas no podrían empeorar para Peter a partir de aquí. Después de escuchar el clic de la puerta al abrirse, la manija plegarse hacia abajo y abrir el marco, nunca se había movido tan rápido, agarrando el dobladillo de su traje y sumergiéndose más de cabeza en su armario. ¿Cómo pudo haber sido tan idiota? ¿Pensaste que era una buena idea no sólo husmear sino también masturbarte en tu habitación? Honestamente pensó que sus estándares habrían sido mejores, aparentemente ese no era el caso.

  En el otro extremo del palo, estabas medio dormida, bostezando mientras entrabas a tu apartamento sin sentir el desorden; charcos y hojas demasiado cansada para siquiera reconocer el hecho de que las puertas francesas ahora estaban cerradas y ya no había ningún árbol que las mantuviera abierta. Tu mente sólo quería una cosa en este momento: ir a la cama.

  Tu apartamento estaba completamente oscuro, moviéndose a tientas en la oscuridad y agarraste el dobladillo de tu camisa y te la quitaste con un suspiro. Dormir en el sofá de Peter era cómodo, pero despertarse con rigidez en el cuello no lo era. Te tomó un tiempo desvestirte finalmente, o incluso darte cuenta de que la luz de tu habitación estaba encendida, sin siquiera molestarte en encontrar un pijama mientras te metías en la cama completamente desnuda. Luego de levantar las sábanas viste la rectitud de tu cama fresca, tirando la colcha hacia atrás y preparándote para deslizarte debajo de ella cuando el sonido de algo cayendo llamó tu atención.

  Estabas solo en un apartamento oscuro, y aunque no había muchas cosas que te asustaran, el ruido al menos te hacía saltar en la piel. Tu adrenalina estaba corriendo, tu corazón latía con fuerza mientras mirabas por el costado de tu cama. No podías ver mucho en la oscuridad, pero después de entrecerrar los ojos notaste las pequeñas hojas cuadradas de papel en la alfombra, esparcidas por el suelo. Tragando, te echaste el cabello hacia atrás sobre el hombro y te agachaste, recogiendo uno.

"¿Qué carajo?" murmuraste, dejándolo en el suelo y deslizándote hacia tu mesita de noche. Abriste el cajón y tal como habías pensado, tus polaroids habían desaparecido. Al menos, no del todo, todavía había algunos en el fondo del cajón y el resto en el piso de tu habitación, pero la pregunta era, ¿cómo carajo llegó allí?

  Luego vino la repentina sensación incómoda de que tal vez no estabas tan sola como pensabas. Te tambaleaste, ahora casi completamente despierta por la adrenalina, te vestiste rápidamente y finalmente te diste cuenta de que tu luz ya estaba encendida. La habitación estaba casi como la dejaste, aparte de las fotografías que ahora estaban públicamente esparcidas por tu dormitorio. No había ventanas abiertas y tu puerta estaba cerrada, así que quienquiera que fuera se había ido o todavía estaba en algún lugar del apartamento contigo y la tensión en el aire era espesa.