Diabolik Lovers Escenarios Y Reacciones

Aftermath (ver.1)

Esta primer versión es continuación del escenario de engaño, llamémosle el bad ending.

Shuu:

No fue ninguna sorpresa cuando se enteró que por cuenta propia decidiste ir a la casa de los Mukami, trató de hacer que te quedaras, hizo lo que pudo por tratar de convencerte y aún así, nada funcionó.

Después de una larga discusión en el techo de la escuela, lo aceptó, aceptó que estuvieras con alguien más, no le hacía feliz, pero era lo mínimo que podía hacer por ti, de todos modos no vivirías mucho tiempo, deseó que al menos disfrutaras el resto de tu vida.

Eso no significaba que él no sintiera nada, por su cuenta se sentía perdido, por fin había experimentado eso a lo que llaman cariño, y lo perdió por dejarse llevar como si de un jovencito se tratara.

Su frío corazón parecía punzar cada que veía nuevas marcas en tu piel, marcas de aquel que cubrían las suyas, desviaba la mirada al verte pasar con Yuuma detrás de ti, justo como él lo hacía.

Sin planearlo su mente lo torturaba día con día, la cama era fría ahora sin tu presencia, la sed no se calmaba con nada, solo...ya no había nada, los regalos de Reiji lo hacían todo más insoportable.

Nadie parecía poder entender que al irte, parte de él también se había ido.

Sus nuevas esperanzas y sueños, nuevamente se habían nublado, el no tenía derecho a reclamarte porque aunque te hubiera proclamado suya, en realidad él sabía que tu propia autonomía era importante.

Consideró matarte, para calmar el dolor en su pecho, pero bien sabía que eso no iba a tranquilizar nada, y por el contrario haría de su pena algo más oscuro y profundo.

Jamás se consideró alguien que se conformaría, pero por esta ocasión, prefería eso. Conformarse con una sonrisa lejana que ya no le pertenecía, con el sonido de esa melódica voz que asemejaba al violín que tanto amaba pero ya había abandonado.

Con el pasar del tiempo Shuu, se veía más y más demacrado, la piel aún más pálida, tenía más y más problemas, y eso hacía que te preocuparas.

Ibas camino a él, pero lo recordaste, esto no era tu culpa, él lo había decidido así, pues que así sea.

Reiji:

El mundo se le cayó a los pies al verte a lado de su padre, un balde de agua helada lo golpeó de forma que hasta sintió su aliento desvanecerse. Podía tratar de retenerte, unos días en el calabozo detrás de la casa y aunque no quisieras aceptarías regresar con el, todo marcharía bien de nuevo, habría aprendido a a controlarse.

Al menos ese era su plan.

Pero al escuchar que su padre accedía a aceptar tu cambio de casa, sabía que no habría marcha atrás, no había poder en el mundo que hiciera cambiar a su padre de opinión, sus órdenes severas debían ser cumplidas.

Y él no podía hacer nada al respecto.

Nada más que dejarte ir. Y así lo hizo.

Calaba en sus huesos verte mano en mano con Ruki, reía amargamente al pensar que naturalmente habías escogido a alguien de gran alcurnia, disfrutaba pensar que habías escogido al estricto Mukami porque te recordaba a él, al menos eso lo sostenía de pie.

Pero las espinas se clavaban más y más en el, cuando te veía sonreír de esa forma tan hermosa, solo que esas sonrisas estaban lejos de pertenecerle, él estaba lejos de ser la razón. Su propia mente lo desgarraba, imaginándose a sí mismo con su diamante.

Porque ella era tan bella y tan brillante como uno.

Sin embargo, nunca intervino, nunca. Dejó que fueras feliz, si era lo que tus ojos reflejaban.