¿Puede ser esto una batalla perdida?
Porque me sabe a poco la guerra,
Si tenerte de esa forma fue mi ganancia.
Las acciones sobre el terreno
Marcaron el fin de tus ganas por gobernarme
Y el fin de las mías de permitirlo.
El domingo vino acompañado de nostalgia. Tras haber guardado al número desconocido como 'Sofi' junto a un corazón, no hubo intercambio de mensajes. Daniela evaluaba una y otra vez lo que había sucedido, todo había marchado bien, más de lo que ella pudo haber esperado. Sus demonios refunfuñaron.
Daniela cerró la puerta con llave, puso música y sacó de la cartuchera la pipa. Inhalo por la boca cuatro veces, aguantó la respiración por seis segundos y exhaló. Tras toser, se sentó en el suelo y colocó hacia atrás su cabeza sobre la cama. Estaban pasando cosas en su vida, no podía evadirlos más. Cerró los ojos y dejó que sus demonios hablaran. Desde el estómago y en forma de nudo surgía << ¡Eres lesbiana!>> una afirmación contundente. Daniela analizó, trajo al presente sus clases de sociología, los debates en los auditorios y sus charlas con Gabriel. Sabía que el sexo, el género y la sexualidad eran diferentes, aceptaba los argumentos y más que aprobar la sexualidad de Gabriel, lo amaba no por homosexual sino por lo que era como persona.
La charla se tornaba diferente cuando se trataba de ella misma << ¡NO TE ACEPTAS!>> exclamaron sus demonios aferrándose a la boca de su estómago que ahora parecía un volcán activo. "¿Cómo aceptarlo?" se decía a sí misma y a sus demonios. Era una pregunta justa para alguien que solo se había fijado en una mujer en sus dieciocho años de vida. Los demonios desbordaban miedo en Daniela y esto se notaba en la pérdida de aire, el corazón latía rápido, pero se hacía pequeño. "¿Qué pensarán mis padres?" << TE VAN A MATAR >> gritaban sus demonios. Le dio una calada a la pipa y exhaló lento, esta vez por la nariz. "Sí, mi mamá me mataría", "¿Qué pensarán mis amigos?" un comentario hecho por uno de sus demonios que se aferraba a sus hombros hizo que dejara de pensar de súbito << ¿qué hay de ti?, ¿qué piensas tú?>> Todo quedó en silencio.
Un artista desconocido sonaba de fondo, combinaba jazz con rap. La letra se sincronizaba con la nube de palabras que se formaba en su mente, las frases más repetidas empezaban a centrarse en ella. Abrió la venta y encendió un cigarrillo. Colocó su mano en la frente. La fricción de la yema de sus dedos sobre la piel hizo que esta adquiriera un tono rojizo. La ansiedad comenzaba a notarse con pequeñas heridas en los labios causados por las leves mordidas que hacía de manera constante. Daniela divagó sobre la vista que le daba su ventana a otras ventanas del conjunto residencial en el que vivía. Se preguntaba sobre cuántas personas estaban teniendo esa misma crisis y de ser así, cómo hacían para enfrentarlo. Divagó un poco más en los jóvenes que vivían allí, cuántos como ella tenían dudas, dudas sobre su sexualidad. Pensó en Gabriel y en su historia, "por suerte sus padres lo habían aceptado" pensó.
Sus demonios gruñeron ante el verbo 'aceptar', verbo transitivo que requiere de un complemento directo para ser conjugado, sin embargo, ellos no podían tolerar que este complemento incluyera también al sujeto. Se aceptan o no críticas constructivas que, de constructivas poco; puedes aceptar o no razones, justificaciones y opiniones, así como se aceptan o no mensajes de texto, aunque estos se encuentren en tu bandeja de entrada. Se debe entender entonces que el sujeto es quien recibe de manera voluntaria algo de alguien, por ende, a la mierda con el hecho de que las personas deben ser aceptadas y más si está decisión esta sujeta a la religión, color de piel y sobre todo a la sexualidad.
Daniela tomó aire, por más que sus demonios tuvieran la razón el resto de personas no lo tomarían igual, no su padre, mucho menos su madre que la sueña casada con un hombre igual de inteligente a ella. Prendió otro cigarrillo, esta vez lo fumó más lento y cada vez que dejaba el aire salir por su boca, sacaba también las ganas de gritar que le daba igual lo que pensaran los demás. Volvió la mirada al edificio que tenía en frente. Contó las ventanas y trató de calcular la probabilidad de cuántos homosexuales podía haber por apartamento. Sacudió su cabeza tratando de sacar esos pensamientos de su mente << ¿cómo podrías ser lesbiana si solo te gusta una mujer?>> sus demonios querían salir a jugar, Daniela lo evitaba manteniendo la calma al controlar su respiración, pero ya se estaba quedando sin fuerzas.
Llamó a Sofía un par de veces, siempre se iba a buzón. Solo quería saber cómo estaba y si de estar pasando por lo mismo, qué estaba haciendo ella para sobrellevarlo. Evaluó de nuevo lo que había pasado, esta vez, recordando cada pequeño detalle para saber si en algún momento de la noche, Sofía hizo o dijo algo que insinuara que no quería nada de lo que pasó. Recordó el primer beso torpe y luego sus manos yendo en direcciones contrarias al momento de desabrochar el corpiño que llevaba puesto. Las mejillas de Daniela se sonrojaron por culpa de la vergüenza. Si bien las primeras veces no siempre salen bien, esta realmente había sido un fracaso. "No fue el momento ni el lugar" pensaba mientras caminaba de un lado a otro.
Su celular se encendió. En la barra de notificaciones aparecía una nota de voz de Sofía. El corazón de Daniela ardió, sus pupilas se dilataron y sus manos comenzaron a sudar. Le dio play y cerró los ojos tras ponerse el celular cerca al oído. Sofía le propuso que se vieran esa semana después de entrenamiento. Fue un mensaje de diez segundos y tan cortante como una hoja de papel, no obstante, lo repitió tres veces más, tan solo su voz lograba darle calma. Daniela respondió con un 'Okay' escrito.
Así como todo lo que le estaba pasando consigo misma, Daniela no podía obviar que las cosas con Sofía también habían cambiado. La sintió distante y las distancias en la guerra como en el amor, permiten tomar acciones contrarias a las de continuar. Daniela sintió un vacío en el estómago después de que sus demonios se concentraran en anudar los tendones de la parte de atrás de su cuello y en vez de encender el tercer cigarrillo, decidió tomarse una pastilla para dormir.
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¿Lo mereces?
Romance¿Qué estarías dispuesto a dar por el amor de tu vida, por el amor o simplemente tu vida? Un juego en el que al final no se sabe quién es quién o quién dejó de ser primero.