Me atormenta no ser uno en vez de dos
Si fuésemos uno correría el riesgo
Del vivo deseo que tengo
De besarte sin previo aviso
No habría que hablar de iniciativas
Seríamos uno haciendo lo mismo.
La incertidumbre hacía que los días pasaran más lentos. Aún era lunes, los entrenamientos eran los martes y los jueves. Sofía había quedado en que se vieran el martes, pero Daniela anhelaba que fuera ya, era la única forma de darle fin a los nervios que la obligaban a comerse los cueritos de los dedos.
- Dani, no más. -dijo Gabriel mientras se sentaba a su lado -. Tenemos que hablar.
Daniela lo miró, sus ojos estaban húmedos. Tenía varios vasos dilatados provocados por la migraña que estaba intentando controlar con pastillas para dormir.
- Sabes que no sé cómo hacerlo -. Musitó mientras ponía su cabeza entre sus brazos en un intento por esconderse.
Gabriel lo sabía, así era Daniela, sentía tanto y no demostraba nada. Se alejaba ocultando cualquier sentimiento como si no fuera merecedora de tenerlos. Se acercó a ella y la abrazó.
- Y tú sabes que conmigo no tienes que tener formas -besó la mejilla que se ocultaba tras unos mechones. – Hoy almorzamos juntos.
El profesor entró al salón y tras cerrar la puerta, les pidió a todos que sacaran una hoja. <<Lo que faltaba>> pensó mientras arrancaba una hoja de su cuaderno. Juliana, notó la reacción de Daniela y decidió sentarse a su lado para pasarle las respuestas. Sin decirse nada, Daniela le arrojó una sonrisa forzada y acento. Si bien en ese momento lo que menos quería era responder un quiz sobre la introducción al mercantilismo, era necesario, necesitaba un buen promedio para mantener la beca.
- Utiliza sinónimos para que el profesor no se dé cuenta. – Susurró Juliana mientras corría su hoja para que Daniela pudiera ver bien las respuestas.
Algunas respuestas las sabía por lo que fue fácil no copiar exactamente lo que Juliana ponía. Terminó el quiz, el profesor recogió las hojas pasando por cada puesto Cuando llegó al de Daniela, le sugirió que a la próxima le prestara más atención a su hoja y continuó su camino no sin antes hacer énfasis en que necesitaba concentrarse más en sus clases pues llevaba dos semanas siendo omnipresente y el semestre iba a terminar pronto.
Gabriel estaba esperando a Daniela en la plazoleta principal. Cuando ella llegó la tomó de gancho y le sugirió almorzar afuera de la universidad para tener más privacidad.
- Tengo ganas de una hamburguesa. – Dijo Daniela mientras le seguía el paso.
- Lo que tú quieras. –La miró- ¿Sabes qué? Hoy invito yo.
Mientras caminaban, Gabriel no dejaba de sujetar el brazo de Daniela, haciendo un poco de presión cada tanto para que ella sintiera que no estaba sola, que sus amigos la apoyaban y sobre todo él. Daniela no lo notó, solo quería llegar al restaurante responder lo que Gabriel quería escuchar e irse a su casa a dormir.
- Dani, compartimos la bebida. – dijo Gabriela mientras tomaba asiento en una de las mesas de fondo de una hamburguesería cualquiera ubicada en el centro de cualquier ciudad.
- Es lo que haces siempre y nunca me dejas nada. -gruñó Daniela.
Ambos ordenaron como si hubiesen pasado una semana sin comer. Gabriel porque era lo que siempre hacía, Daniela porque necesitaba una alta dosis de grasa en su cuerpo.
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¿Lo mereces?
Romansa¿Qué estarías dispuesto a dar por el amor de tu vida, por el amor o simplemente tu vida? Un juego en el que al final no se sabe quién es quién o quién dejó de ser primero.