Karmaland en un dia como cualquier otro.

3.8K 406 28
                                    

El sol finalmente se asomaba, marcando el comienzo de la primera luz que llenaría incluso los lugares más sombríos. Este enigmático y hermoso lugar, conocido por muchos como la tierra de los héroes y por otros simplemente como Karmaland, estaba tomando vida.

Era aproximadamente el mediodía y sus habitantes eran plenamente conscientes de ello, ya que algunos estaban ocupados cosechando y cazando para mantenerse durante el día. Todo parecía estar en calma, o al menos eso aparentaba, si no fuera por la gran agitación que se centraba en el corazón del pueblo, donde un grupo de aldeanos se había congregado con temor ante lo que podría suceder.

—Cuanto tiempo Lolito—Saludó con una amable sonrisa el hombre alto de cabello castaño y ojos avellana al pelirrojo que le miraba desafiante, junto con su grupo de seguidores, mientras estaban de pie frente a él.—

—Luzu... parece que finalmente abandonas tu guarida. Ya te echábamos de menos, amigo. —Respondió Lolito con sarcasmo y un toque de desdén, mientras miraba fijamente a Luzuriaga. —Supongo que a tu gente les hacía falta un paseo. —Continuó observando detrás del castaño, donde un grupo de personas se estaba reuniendo, mirándolo con hostilidad. "No busques problemas o los encontrarás", parecía ser el mensaje en los ojos de ese grupo de guerreros a la espalda del castaño. —Oh, vaya... qué aterradores se ven. —Soltó una pequeña risa, entretenido por cómo se estaban desarrollando las cosas. —Luzuriaga, calma a tus perros ¿Quieres?

Tras el sarcástico comentario de Lolito no se hicieron esperar la risa de dos de sus seguidores más cercanos, Auron y Alexby. Quienes no paraban de ver la escena con extremo interés.

—No trates de buscarnos el colmillo Lolito....—Advertía con seriedad, a un lado de Luzu, su mano derecha más confiable, un atractivo pelinegro con ojos de un sorprendente tono amatista. Lo miraba con notoria desaprobación, ya que la actitud del pelirrojo hacia su líder lo tenía agotado.—

Ante la amenaza, Lolito simplemente lo miró con indiferencia, exhibiendo una sonrisa amarga llena de socarroneria.

—Está bien, Vegettita —El castaño intentó calmar a su compañero, pues no quería que se involucrara más de lo necesario.—Veo que tienes un grupo de leones siguiéndote, Lolito. —Comentó con una sonrisa confiada, observando a los seguidores del contrario. —Pero no subestimes a los gatos, amigo. Pueden ser peligrosos cuando se sienten acorralados.

—Claro, claro -Ignoro sus avisos- Pero venga, ¿"Vegettita"? Vaya, hombre. —Respondió con una risa burlona—. ¿Te estás tirando a ese Omega? Qué envidia, tío. —Lolito escrutó a Vegeta de arriba a abajo, provocándolo aún más—. Desafortunadamente, no es mi tipo, de lo contrario te pediría que me lo prestases.

—Lolo... —Trataron de advertirle sus compañeros. Les encantaba ver a Lolito provocar a Luzu y su grupo, pero sabían perfectamente que lo que el castaño no toleraría sería ofender a su gente. Aunque disfrutaban ver a sus enemigos naturales perder los estribos, no querían iniciar una nueva confrontación que sabían que terminaría mal para ambos lados.

—Lolito, no empecemos de nuevo con esto, sabemos cómo terminará —Le advirtió Luzu, tratando de mantener una sonrisa imperturbable. Si bien era cierto que el alfa defendería el honor de sus compañeros incluso si eso significaba luchar a muerte, en ese momento no quería iniciar una guerra innecesaria a plena luz del día y ante los ojos de todos. —Además, deberías cuidar lo que dices... —Sonrió con confianza mientras miraba por encima del hombro del pelirrojo—. Tu esposa ha estado observando todo desde hace un buen rato.

Con incredulidad, Lolito y su grupo observaron con asombro a dos lobos que los miraban detenidamente desde atrás.

—M-Mi niña... —Susurró el hombre de ojos verdes al reconocer el pelaje gris oscuro del lobo más pequeño. Este se acercó hacia ellos, seguido por otro lobo de pelaje más claro y brillante que parecía estar lleno de furia.

MANADA (RUBEGETTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora