Capítulo 2

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Trago en seco, nervioso. Él no podía dejar de observar a la mujer de aspecto duro y nada fácil de intimidar como si ella fuera un espejismo de su más loca fantasía. El sonido del reloj colgado en una de las paredes laterales de la oficina, no ayudaba en absoluto a calmarlo.

—¿Y bien?

La pregunta que hace la fémina, lo tensa. ¿Debería? Muerde sus labios, un suspiro de puro cansancio mental y físico con el fin de intentar entender que sucedía, es liberado desde lo profundo de su pecho. Entonces, mientras se debate entre decir su nombre y confesar quién era, diferentes flashes parecen inundar sus cerebro.

Se recuerda a él entrando a las catacumbas bajo la torre, con el fin de perfeccionarse y ser digno sucesor de su padre. Luego, se veía rodeado de montañas interminables de libros y pergaminos gastados, llenos de polvo, olvidados entre montones de basura importante que no le interesó.

Un corte con una hoja cualquiera, un brillo y luego el techo del hospital.

¿Qué demonios significaba eso?

—Yo...No sé como llege aquí.—susurro, cerrando sus ojos con pesadez y arrojando su cuerpo de espaldas en el suelo. Le gustaba permanecer recostado mientras intentaba pensar en una solución, pero su nata inteligencia, no parece funcionar ahora.

Tsunade se levantó de su asiento, para verificar al joven. Le parecía curiosa su reacción. Luchaba contra si mismo y a sus ojos; sólo parecía un niño perdido más.
Pero no podía simplemente ser indulgente al respecto y dejarlo marchar así como así. Le resultaba extraño, como si lo conociera y probablemente sí era una amenaza. Después de todo, ella recorrió varios países y lucho contra renegados que buscaban atacar a Konoha.

—¿Qué quieres decir con eso, mocoso?
Pregunta ella, saliendo de tras de su escritorio y clavándose a unos cuantos pasos del chico rubio. Este, dirije sus orbes verdes a ella y parpadea, con pereza.
Tsunade ve algo conocido en él, pero ¿De dónde? Sus ojos eran...familiares.

—Lo último que recuerdo es una luz y de pronto despierto en el hospital. Así.

Explica, moviéndose como un gusano contra las ataduras que Naruto hizo con su chaqueta, hasta lograr sentarse. Podría liberarse sin problemas, pero prefirió quedarse de ese modo para no alertar a la Godaime.

La legendaria Sannin, eleva una ceja.
—Debes ser más específico.—pide, el muchacho no responde y solo observaba tras suyo. La voz de su viejo compañero de equipo delatando su presencia en la sala.

—Así que, ese es el niño que decía Naruto eh, Tsunade. Y ya lo estas asustando.

Jiraiya ingresa a la oficina por la ventana, una sonrisa de oreja a oreja, luego camina hacia donde la rubia de prominente pecho aguardaba y pronto, los ojos café del hombre albino, se encontraron con los verdes del niño.

Interesante.

—Jiraiya, tengo puerta. Por si no sabías.

El nombrado se encoge de hombros e ignora a su amiga decidido a enfrentar al chico. El viejo pervertido, se coloca de cuclillas frente a frente con ese muchacho; entrecerrando la mirada.

Boquiabierto, él intenta hacer memoria las historias que fueron contadas a medida que crecía sobre ese hombre que veía vivo...delante suyo. Nunca se quejo ni cuando él hombre tiró su cabello, menos cuando lo tomo de las mejillas para jalarlas.

—Pero si eres igual a un viejo alumno.—Le dice.

Honestamente debía hablar si no quería acabar en la división de inteligencia en el área de interrogación a manos de Morino. Era seguro que así fuera, mientras averiguan cómo llegó a ese lugar, el modo de volver, sin arruinar nada.

Back to the Future  (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora