Prólogo

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Siempre eh dicho que me gusta la lluvia. Hay gente a la que le molesta o simplemente no le agrada. Bueno, al fin y al cabo, cada quién tiene su propia opinión sobre las cosas. En lo personal, la lluvia se me hace hermosa desde todo ángulo; ya sea estando bajo ella con o sin algo que me proteja de las lágrimas que cae del cielo, o quizá dentro de algún lugar cerrado viendo desde una ventana el paisaje que se crea. Justo como estoy haciendo ahora.

Oh hermosa lluvia, cuando caes sobre mí provocas un frío electrizante en mi cuerpo. Al momento en que tus gotas de agua resbalan, me trae de vuelta sensaciones que creí haber olvidado...

Ahora que te miro desde lejos, desde esta ventana, puedo darme cuenta de que tú presencia llega en los mejores o peores momentos, no hay un punto intermedio; al menos, para mí nunca lo hubo. Siempre apareciendo de una manera tan repentina que me perturba.

Viéndote, haces que piense en todo mi pasado, en mi presente, en mi futuro. Es curioso tener este tipo de pensamientos cuando en la vida real (si se le puede decir de ese modo), no lo soy.

Reconozco que es tarde para echarme hacia atrás ahora, sería algo completamente absurdo e inútil. Además, hasta cierto punto, soy feliz con lo que tengo, no me puedo quejar de nada... cuando soy yo mismo quien se lo buscó.

Me gusta el café, el café ayuda a relajarme y calmarme en momentos o situación difíciles. Y tú dulce lluvia acabas de aparecer en un momento no tan adecuado.

Sé que los pensamientos humanos son complicados, en este momento puedo estar pensando en lo que prepararé para la cena de hoy y al siguiente esté recordando aquel evento de hace tanto tiempo ya...

Por eso me encuentro en esta cafetería. Naturalmente estaría en el café que está a la vuelta de la casa, pero tomando en cuenta que Sakura me lo recomendó y que quería tomarme un pequeño respiro de todo; la idea de viajar 30 min hasta aquí no fue tan mala después de todo. Por cierto, el café está delicioso.

Es curioso, creo que ya lo dije, pero lo digo de nuevo por si acaso: es bueno desahogarme en mi propia mente, cuando allá afuera, no puedo.

Llevo tiempo intentándolo, pero simplemente no sale. Me dijeron que eso ya es parte de mí, que los muros que construí a mi alrededor son también otro factor del que no pueda expresarme tan libremente. No me afecta en lo más mínimo. Nunca me importó y ahora mucho menos, lo que la gente ah dicho o ah pensado sobre mí. Pero duele que no pueda sacarlo cuando ya no resisto.

Quisiera que los recuerdos fueran como las gotas de agua que caen por la lluvia, para que solo me atormente en ocasiones, aquellas en las que son necesarias. Que al momento de caer se suelte todo lo que eh llevado conmigo todo este tiempo. Y que sus lágrimas, se lleven estos recuerdos para que al final solo quede ese bello sol que ilumina y seca todo, olvidando lo que pasó.

Mi sol, hace tiempo que ya no tengo uno, quizá por eso me es más fácil ahogarme en un poco de lluvia, porque a pesar de que me ayuda, al no haber un sol que ilumine al final, solamente me queda estar bajo la lluvia todo el tiempo, sin fin.

Aunque me cubra en ocasiones y la mire de lejos, tarde o temprano me va a llegar y al final me mojaré, y no habrá que pueda secarme.

Que raro, siento que solo eh estado viendo hacia afuera unos minutos, la mente humana siempre es un misterio, tanto que no pude notar cuando se llevaron mi taza vacía.

Ha transcurrido una hora desde que llegué a este lugar; si tomo en cuenta que demoro media hora en llegar y otra media hora en volver, habré estado dos horas fuera de casa. Sé que muchos dirán que es temprano, después de todo son las 8:30 de la noche, pero ya me he tomado bastante tiempo para mí.

Y entonces ... Te ví. NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora