Capítulo 5

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—Tu padre jugó golf con el mío esta mañana—Sage comentó antes de probar un bocado de su postre.


Cameron desvió la atención de su móvil y lo puso a un lado. Le dedicó una sonrisa y cogió sus cubiertos.


—Lo sé—dijo y dio un primer bocado al plato que yacía frente a él intacto desde hace unos minutos— Creo que tienen un par de negociaciones en mente—le comentó.

—¿Enserio? —aquello la tomó un poco por sorpresa. Sage frunció el entrecejo y bebió un poco de agua— Es un poco pronto para eso, ¿no lo crees? —le preguntó. Cameron dejó de lado el vaso de cristal tras beber un poco de whisky de el y la miró con atención.

—Pues...—pensó en ello por un instante y se encogió de hombros— Yo voy enserio contigo—sujetó su mano por encima de la mesa y la acarició. Sage enarcó una ceja.

—¿Entonces estas de acuerdo? —preguntó un poco sorprendida.

—No veo por qué no—contestó él con simpleza.


Sage se removió en su lugar y respiró hondo. Retiró su mano de la suya cuando uno de los mozos se acercó a ofrecerle un poco más de vino. Ella amablemente se negó.


—Sigo pensando que es un poco apresurado—comentó al cabo de unos segundos. Cameron la miró no muy preocupado por el tema.

—De todos modos no creo que sea algo que lleven a cabo pronto—le dijo para tranquilizarla—Pueden hacer lo que quieren su dinero, eso no tiene nada que ver con nosotros—agregó. Le guiñó el ojo y ella dejó escapar una sonrisa.


En ese momento el móvil de Cameron vibró sobre la mesa, interrumpiéndolos por décima vez aquella noche. Sage resopló y volteó a mirar a través del gran ventanal junto a ella, se encontraban en el piso número veintisiete y tenían una vista espectacular de la ciudad. Lastima que no pudiesen apreciarla juntos. Desde que Cameron decidió incorporarse en la firma de su familia, el poco tiempo que tenían cuando él lograba estar en la ciudad se veía opacado por las constantes irrupciones de cargos que debía atender. Sage sabía que esto era importante para él, enrealidad fue ella quien lo animó a hacerlo, pero si era honesta, extrañaba sentirlo presente.

Pareció perderse en las luces de la ciudad, pequeños destellos relucían en un mar de edificios, casi como estrellas. Nueva York, Nueva York. Llena de luz, llena de vida. Y ella observando a través de aquella ventana. La sensación de soledad en una habitación repleta de personas, más aún en compañía de alguien a quien amas, es de las sensaciones más vacías que alguien podría sentir.


—¿Te encuentras bien? —le preguntó al cabo de unos segundos, al percatarse de su repentino silencio.

—Si—respondió ella. Volvió su atención a él y falló en el intento de formular una sonrisa. Por supuesto él lo notó.

—No lo parece—le dijo. Sage suspiró y apoyó los codos sobre la mesa. Cameron se dejó caer contra el respaldar de su asiento. Evidentemente había un problema—Tuvimos una semana increíble, hicimos lo que tú querías, te traje a uno de tus restaurantes favoritos—le dijo y sonó bastante decepcionado—¿por qué tengo la sensación de que no estas feliz?


Sage entrecerró los ojos. La tensión creció un poco sobre la mesa.


Flicker [H.S]Where stories live. Discover now