Flicker [H.S]

Capítulo 24

Sage presionó con prisa el botón del ascensor para bajar. Cuando las puertas se cerraron frente a ella, miró casi desafiante al número que comenzó a descender en la pantalla digital. Se encontraba en el sexto nivel y deseaba llegar abajo sin cruzarse con sus padres, o más aún, los padres de Cameron. Después del altercado con él, lo último que le apetecía era enfrentar el interrogatorio de por qué seguía ahí y dónde estaba él. Quinto piso, cuarto, tercero. Sage sujetó con fuerza la barandilla dorada a sus espaldas, deseando que el número continuase descendiendo. En ese momento, un timbre agudo la dejó saber que se detendrían en el segundo nivel, donde más temprano cenaba. La castaña maldijo por lo bajo y las puertas se abrieron, descubriéndola en el centro del ascensor. En ese momento, divisó a sus padres, junto a los de Cameron, a unos cuantos metros de distancia. Conversaban de pie cerca al área de recepción en aquel piso. La castaña enseguida se hizo a un lado, procurando refugiarse en la esquina donde fuese menos visible, y algunas personas entraron. Al cabo de un momento, volvió a presionar con insistencia el botón para llegar al primer nivel, ganándose las miradas de las personas que ahora la acompañaban. Sage sintió alivio cuando el ascensor cerró sus puertas una vez más y continuó su descenso.

Ya en el primer nivel, la castaña caminó a paso apresurado hacia la salida. Cuando estuvo afuera, divisó el auto de sus padres y a Franklin, su chofer. Este no se percató de su presencia, ya que revisaba su móvil, así que Sage rápidamente se echó a andar, procurando no llamar su atención y desaparecer de su línea de visión lo antes posible. Según había visto, Harry estaba a tan solo algunas cuadras de distancia, por lo que caminar sería su mejor opción considerando el tráfico Neoyorquino un sábado por la noche.

En el piso 29 del hotel Le Méridien, Harry releyó el último mensaje de Sage bastante confundido ante su insistencia y sin saber cómo sentirse al respecto. Fastidiado por cómo se habían dado las cosas, guardó su móvil en el bolsillo de su pantalón y decidió despreocuparse de ella. Después de esperarla por horas y enterarse de que estuvo con su noviecito, su interés por si llegase a donde él estaba o no era nulo. O al menos deseaba que lo fuese e intentaba convencerse de ello para salvaguardar su ego, porque se encontraba mirando en dirección hacia el elevador más de lo que le gustaría admitir. Tan pronto como su noche empezó a mejorar, ella le escribió y desde entonces no pudo dejar de pensarla. Vale, en realidad no ha dejado de pensarla desde que se acostaron y la tuvo desnuda entre sus brazos, pero ahora que realmente necesitaba despejar su mente, le era imposible.

—¿Quieres otro de lo mismo? —la bartender le preguntó. Era una mujer probablemente en sus treinta, cabello bastante corto y algunos tatuajes visibles. Harry llevó su atención hacia el vaso vacío que sostenía y vaciló por un momento.

—No, ahora no—contestó, deslizando el vaso hacia ella— Pero quizás lo necesite pronto—dijo y largó un suspiro.

—¿Noche difícil? —indagó mientras cogía el vaso y lo colocaba dentro de una bandeja.

—De mierda, más bien—aclaró él y se frotó el rostro con frustración.

La mujer lo miró con intriga y procedió a limpiar un poco la barra frente a él.

—Tus amigos la están pasando bien—destacó y señaló hacia su grupo con la cabeza. Estaban a tan solo unos cuantos pasos de distancia. Luego llevó la vista hacia la mano izquierda de Harry—Y tú no tienes anillo, ¿Por qué no te les unes? —le preguntó. Que un hombre tan guapo como él estuviese solo le parecía extraño, aún más considerando la cantidad de mujeres que habían tratado de acercársele.

Harry volteó a mirar a sus amigos, la mayoría en compañía de esbeltas mujeres, a excepción de Tomlinson, Campbell y alguno más que estaba casado o comprometido. Volvió la vista hacia la bartender, sin decir nada.