1. El principio de un infierno.

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El gobierno por fin había decretado el confinamiento durante dos semanas.

Esta pandemia estaba trayendo muchos problemas, con lo cual, la Liga de la Justicia estaba hasta arriba de trabajo.

Más o menos siempre lograban proteger y calmar a la gente, pero a la hora de calmarse entre ellos, eran un verdadero desastre.

Y es que no era para menos, los humanos del equipo se ponían en constante riesgo al saltarse el confinamiento para poder patrullar entre las calles de su ciudad.

Por eso, los mentores decidieron que sus compañeros se dieran un tiempo hasta que la situación mejorara y hubieran más medidas de seguridad.

Algunos entendieron perfectamente a la situación a la que sus mentores se enfrentaban al tomar aquella decisión. Pero otros, como Robin, no entendían nada de lo que aquellos querían aclarar.

Dejar de ser Robin para él temporalmente era como quitarle parte de su vida,parte de su labor y parte de su sueño.

-Tienes que entenderlo, Dick. - Continuó Batman una vez los dos llegaron a la grandiosa Baticueva.

-¿Qué quieres que entienda? No te puedo dejar solo, ¿y si te pasa algo? - Habló el menor totalmente seguro de su posición.

- En estos momentos,al último que llamaría para que me ayudase sería a ti. - Habló el hombre murciélago fríamente.

El otro, por su parte, solo bufó desesperado. ¿Cómo sería pasar dos semanas encerrado sin poder salir a la calle?

Para alguien que estaba acostumbrado a estar todo el rato en la calle vigilando Gotham era inimaginable.

Se dispuso a quitarse el traje de Robin, y volver a ser Dick Grayson al completo. Simplemente se puso una sudadera completamente azul con un pantalón de pijama blanco.

Lo que quedaba de día no le dirigiría la palabra a su padre adoptivo. Estaba bastante enfadado con Bruce.

Por el camino se encontró con su amable mayordomo Alfred, al cual le saluda gratamente para luego meterse en su habitación.

Si, vivía en una gran casa. De hecho, vivía en una gran mansión. Pero, ¿y eso qué? No tenía a nadie con que disfrutarlo, siendo sinceros. Alfred siempre tendría trabajo por hacer y Bruce... bueno, Bruce era un caso aparte.

Si es verdad que su padre era mucho menos frío con su hijo de como los demás lo catalogaban, seguía siendo casi imposible llevar una buena relación sin ninguna pelea. No hacía más que comenzar esta orden y ya habían tenido una. No se imaginaba durante estas dos semanas.

Por no decir, que siempre estaría ocupado con su otra contraparte. Es decir, Batman.

Y aunque es verdad que Dick no notaba mucho cuanto tiempo su padre se llevaba siendo aquel caballero oscuro, ya que él mismo era su compañero Robin. Siempre lo había admirado por eso, por no cansarse jamás y ser una gran inspiración.

Pero ahora más bien que admiración sentía una gran pena. Robin, además de ser un gran sentimiento de justicia para Dick, también era una excusa para pasar más tiempo con su padre.

Ahora que ya no lo es, notaría la gran ausencia de Bruce en aquella mansión.

Metido en su cama arropado entre sábanas y todo, intentó cerrar los ojos para dormir un poco. No lo logró. Volvió a cerrarlos. Pero nada. Eso no hacía efecto en él.

Vio el móvil que Bruce le había regalado hace unos meses. A pesar de ser un iphone X, tampoco es que se pasara mucho tiempo con él. De hecho, llevaba sin verlo tres semanas. Esto sucede a que Bruce no le deja tener muchos contactos. De hecho, solo tenía dos.

El confinamiento de un héroe. {Birdflash}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora