Capítulo 2 (Narrado por Raquel)

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Al final, decidí irme a cenar con esa chica que acababa de conocer en el cine. Me parecía simpática, así que me apetecía conocerla mejor. Podría ser el comienzo de una bonita amistad.

— ¿Te parece bien ir al Mc Donald's? Es que es el sitio más barato que hay aquí

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— ¿Te parece bien ir al Mc Donald's? Es que es el sitio más barato que hay aquí... — Se quedó mirando el centro comercial confirmando que no había muchos restaurantes para elegir.
— Me parece genial. Voy al aseo, ¿vas cogiendo mesa? — La película duraba dos horas y mi vejiga no podía aguantar más.
— ¡Sí! Nos vemos ahora.

Me metí al aseo y, a parte de hacer mis necesidades, aproveché para llamar a mi mejor amiga. Mónica y yo nos conocemos desde hace muchos años y nunca me ha fallado. Es como esa hermana que nunca he tenido.

— ¡Moni! Acabo de salir del cine. — Siempre la llamo así, es como más cariñoso.
— Y, ¿qué tal?
— Pues... La peli no ha estado mal y encima, he conocido a una chica majísima. Estábamos solas en la sala y nos pusimos a hablar antes de la peli.
— Entonces, ¿no fuiste con Sergio?
— ¡Qué va! Él había quedado con su hermano, así que me fui yo sola. Ahora voy a cenar con la chica, con Alicia. Me ha propuesto ir a cenar al Mc Donald's, para hablar más.
— Oye, has ido sola al cine pero vas a volver con una amiga, ¿no?
— Eso espero... Bueno, ahora te tengo que dejar, que he ido al aseo a hacer pis y ya estoy tardando mucho.
— Un beso, guapa. ¡Pasadlo bien!
— Un beso. Gracias.

Salí del baño y la vi en una mesa, sentada y  ya con la comida.

— Raquel, espero que te guste lo que he pedio: dos hamburguesas, agua y, de postre, donuts. Me flipan los donuts.
— No tenías por qué... Muchas gracias.
— De nada, me gusta invitar a la gente que me cae bien. Aunque no nos conozcamos mucho, me transmites buen rollo.
— Lo mismo digo. Pareces buena persona.
— Bueno... Para poder empezar a conocernos, tendremos que hacernos preguntas. ¿Empiezas tú?
— Encantada. ¿Cómo te llamas? Nombre y apellido.
— Alicia Sierra, ¿y tú?
— Raquel Murillo. Te toca. — Me estaba empezando a gustar este juego.
— Déjame pensar... ¿Dónde vives?
— Vivo aquí, en Madrid.
— Yo también.
— Me toca, ¿tienes pareja?
— No, estoy soltera y entera. — Nos empezamos a reír. — Tú sí, ¿no?
— Sí, tengo novio.
— Y, ¿cómo es? Esta pregunta es pura curiosidad.
— Pues... Al principio puede parecer tímido, pero cuando coge confianza se suelta bastante. Es más simpático de lo que parece.
— Interesante... Me lo tendrás que presentar algún día...
— Poco a poco, que nos acabamos de conocer.
— Tienes razón, ha sonado un poco mal. — Se empezó a reír. — No se me ocurre ninguna pregunta, ¿y a ti?
— La verdad es que tampoco...
— ¡Tía! ¡Qué nos hemos dejado los donuts sin comer! Casi se me olvida...
— Veo que te gustan mucho, así que te doy el mío.
— ¿De verdad? Mil gracias. — Se acercó y me dio un beso en la frente.

Se comió los donuts y disfrutó como una niña pequeña.

— Alicia... Me tengo que ir porque ya es tarde.
— Ay, ¡qué mal! Bueno, tengo el coche aquí,  ¿quieres que te lleve?
— Si no te importa...
— ¡Claro que no! Yo encantadísima.

Me subí al coche y me llevó hasta mi casa.

— Te lo agrazdeco mucho.
— No hay problema.
— Buenas noches.
— Buenas noches.

Cuando iba a entrar en la portería, me gritó.

— ¡Raquel! Te he metido mi número de teléfono en tu bolso, escrito en una notita, por si quieres agendarlo y llamarme para quedar otro día.

Llegué a mi casa y, efectivamente, me había metido en el bolso un papelito con su número de teléfono. Antes de acostarme, le mandé un mensaje para que se pudiera guardar mi número.

 Antes de acostarme, le mandé un mensaje para que se pudiera guardar mi número

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Atrévete | AU RaliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora