Al final, decidí irme a cenar con esa chica que acababa de conocer en el cine. Me parecía simpática, así que me apetecía conocerla mejor. Podría ser el comienzo de una bonita amistad.
— ¿Te parece bien ir al Mc Donald's? Es que es el sitio más barato que hay aquí... — Se quedó mirando el centro comercial confirmando que no había muchos restaurantes para elegir.
— Me parece genial. Voy al aseo, ¿vas cogiendo mesa? — La película duraba dos horas y mi vejiga no podía aguantar más.
— ¡Sí! Nos vemos ahora.Me metí al aseo y, a parte de hacer mis necesidades, aproveché para llamar a mi mejor amiga. Mónica y yo nos conocemos desde hace muchos años y nunca me ha fallado. Es como esa hermana que nunca he tenido.
— ¡Moni! Acabo de salir del cine. — Siempre la llamo así, es como más cariñoso.
— Y, ¿qué tal?
— Pues... La peli no ha estado mal y encima, he conocido a una chica majísima. Estábamos solas en la sala y nos pusimos a hablar antes de la peli.
— Entonces, ¿no fuiste con Sergio?
— ¡Qué va! Él había quedado con su hermano, así que me fui yo sola. Ahora voy a cenar con la chica, con Alicia. Me ha propuesto ir a cenar al Mc Donald's, para hablar más.
— Oye, has ido sola al cine pero vas a volver con una amiga, ¿no?
— Eso espero... Bueno, ahora te tengo que dejar, que he ido al aseo a hacer pis y ya estoy tardando mucho.
— Un beso, guapa. ¡Pasadlo bien!
— Un beso. Gracias.Salí del baño y la vi en una mesa, sentada y ya con la comida.
— Raquel, espero que te guste lo que he pedio: dos hamburguesas, agua y, de postre, donuts. Me flipan los donuts.
— No tenías por qué... Muchas gracias.
— De nada, me gusta invitar a la gente que me cae bien. Aunque no nos conozcamos mucho, me transmites buen rollo.
— Lo mismo digo. Pareces buena persona.
— Bueno... Para poder empezar a conocernos, tendremos que hacernos preguntas. ¿Empiezas tú?
— Encantada. ¿Cómo te llamas? Nombre y apellido.
— Alicia Sierra, ¿y tú?
— Raquel Murillo. Te toca. — Me estaba empezando a gustar este juego.
— Déjame pensar... ¿Dónde vives?
— Vivo aquí, en Madrid.
— Yo también.
— Me toca, ¿tienes pareja?
— No, estoy soltera y entera. — Nos empezamos a reír. — Tú sí, ¿no?
— Sí, tengo novio.
— Y, ¿cómo es? Esta pregunta es pura curiosidad.
— Pues... Al principio puede parecer tímido, pero cuando coge confianza se suelta bastante. Es más simpático de lo que parece.
— Interesante... Me lo tendrás que presentar algún día...
— Poco a poco, que nos acabamos de conocer.
— Tienes razón, ha sonado un poco mal. — Se empezó a reír. — No se me ocurre ninguna pregunta, ¿y a ti?
— La verdad es que tampoco...
— ¡Tía! ¡Qué nos hemos dejado los donuts sin comer! Casi se me olvida...
— Veo que te gustan mucho, así que te doy el mío.
— ¿De verdad? Mil gracias. — Se acercó y me dio un beso en la frente.Se comió los donuts y disfrutó como una niña pequeña.
— Alicia... Me tengo que ir porque ya es tarde.
— Ay, ¡qué mal! Bueno, tengo el coche aquí, ¿quieres que te lleve?
— Si no te importa...
— ¡Claro que no! Yo encantadísima.Me subí al coche y me llevó hasta mi casa.
— Te lo agrazdeco mucho.
— No hay problema.
— Buenas noches.
— Buenas noches.Cuando iba a entrar en la portería, me gritó.
— ¡Raquel! Te he metido mi número de teléfono en tu bolso, escrito en una notita, por si quieres agendarlo y llamarme para quedar otro día.
Llegué a mi casa y, efectivamente, me había metido en el bolso un papelito con su número de teléfono. Antes de acostarme, le mandé un mensaje para que se pudiera guardar mi número.