Ayer llegué a mi casa y caí rendida en la cama, cerré los ojos y no me desperté hasta las once del día siguiente. Me levanté, cogí el móvil y vi que tenía varios mensajes de Raquel. No me los esperaba y me puse nerviosa. Entré en WhatsApp y los leí. No sabía qué contestar. Obvio que yo no estaba bien. Verle a él, lo bien que la trataba. Sentía que yo no tenía ninguna posibilidad. Y antes de conocer a Sergio la verdad es que pensaba que, a lo mejor, después de esa noche, Raquel me elegía. A lo mejor ella no sabe que realmente me gusta, que me estoy enamorando. Tenía un gran lío en mi cabeza, así que solo se me ocurrió llamar a Ágata.
— Ágata... ¿Puedes hablar? — Dije con una voz tímida.
— Claro, cariño. ¿Qué tal estás?
— Mal... O bien... No sé...
— Alicia, ¿Ha pasado algo?
— Sí, muchas cosas. Me estoy empezando a enamorar...
— De Raquel, ¿verdad? — Mi amiga me conocía perfectamente.
— Sí... Cuando quedamos para ver una película, hicimos de todo menos ver la peli.
— ¿Me estás diciendo que...?
— Que hicimos el amor, sí, y varias veces...
— Eso sí que no me lo esperaba. — Se empezó a reír.
— Ella me dijo que le gustaba mucho, que le parecía muy atractiva, que era muy divertida y, luego, se acercó a mí, me besó y, bueno, ya sabes cómo sigue.
— Pero... ¿Raquel no tenía novio?
— Sí.
— ¿Él lo sabe?
— No, dice que no se lo piensa contar. A parte, me dijo que no volviéramos a hablar más del tema y que me olvidara, que solo somos amigas.
— Alicia, pero es imposible de olvidar. Imposible para ti y para ella.
— Lo sé...
— ¿La has vuelto a ver?
— Sí, se dejó su sujetador en mi casa y fui a devolvérselo. Lo peor fue que estaba su novio con ella.
— Entonces... ¿qué pasó?
— Antes de pasar a su casa me dijo que escondiera el sujetador y, entonces, Sergio no se dio cuenta.
— A ver si lo entiendo, ¿pasó la noche contigo y al día siguiente ya estaba con su novio? ¿Pero esta tía? Esta es de las que su novio se da cuenta de que le ha sido infiel y ella te echa la culpa a ti.
— Ágata... No es eso... Raquel no es así, solo está muy confundida, no sabe qué hacer ni qué le pasa. Nunca en su vida le ha atraído una mujer...
— Alicia, no la conoces realmente, solo de unos días.
— Lo sé...
— Amiga, te tengo que colgar, me tengo que preparar que he quedado con Andrés.
— ¡Un momento! Me ha dicho que si quería quedar hoy... ¿Qué le digo?
— Haz lo que quieras... Pero si de verdad es tu amiga, o lo que sea, queda con ella y cuéntale lo que sientes.
— Gracias. Te quiero mucho.
— Yo más.
— Adiós, pásalo bien.
— Lo mismo te digo...Me fui a WhatsApp y contesté a los mensajes de Raquel.
Entré a la cafetería y Raquel ya estaba esperándome. Empecé a ponerme muy nerviosa. Confesar sentimientos nunca es una tarea fácil.
— Hola, Alicia. — Dijo ella para romper el hielo.
— Hola.
— ¿Cómo estás?
— Nerviosa... — Yo no podía articular palabra.
— ¿Por qué? — A ella tampoco se le notaba muy cómoda.
— Tengo que contarte algo...
— Sabes que puedes contarme lo que sea.
— Bueno, pues... No me voy a enrollar más. Me estoy enamorando de ti. Eres una persona muy especial y has calado en mí, has entrado dentro de mi corazón. Contigo siempre me siento cómoda, siento que puedo confiar en ti. Nos conocemos desde hace poco pero hay una conexión especial, diferente. Respecto a lo que pasó el otro día... No pienso olvidarlo, pero es que aunque quisiera, no podría. Sé que intentas ignorar el tema pero, la única manera de solucionarlo, es hablando. — Sentí que me había quitado un gran peso de encima.
— Alicia... Comprendo perfectamente lo que me estás diciendo porque... Yo también me siento así. De hecho, fui yo la que me lancé la otra noche.
— Entonces, si te gusto, ¿por qué no dejas a Sergio?
— No es tan sencillo... Estoy confundida... Tengo miedo...
— Raquel, yo estoy aquí, contigo. No tengas miedo, no te voy a dejar sola. — Intenté cogerle la mano pero ella la apartó.
— Llevo años saliendo con él, no puedo dejarle ahora por alguien que conozco de hace unos días. Alguien aue simplemente me está empezando a gustar un poco. Es como tirar todos estos años que he pasado con Sergio a la basura.
— No estás tirando nada a la basura, que rompas ahora no quiere decir que todos los años que hayas pasado junto a él no hayan valido la pena.
— Alicia, lo siento. Lo siento mucho, de verdad, pero he elegido a Sergio... Creo que es lo mejor para mí. Me duele tanto como a ti.
— No, está claro que no. — Una lágrima empezó a recorrer mi mejilla. — Te lanzaste a mí y ahora, ¿me dejas caer? Me utilizas con la excusa de que estás confundida y luego nada.
— Por favor, entiéndeme. No seas injusta...
— ¿Injusta yo? La que está siendo injusta eres tú. Injusta conmigo y contigo. Conmigo porque me dices que sientes lo mismo que yo siento por ti pero, luego, me dices que le eliges a él. Contigo porque estás traicionando a tus sentimientos. — Me sequé las lágrimas. — Es una pena, ¿sabes? Porque la vida son dos días y no te puedes permitir el lujo de ser infeliz.
— No soy infeliz... Estoy enamorada de Sergio... — Raquel estaba a punto de llorar.
— Pues espero que seáis muy felices. — Cogí mi bolso y me levanté para irme. — Eres una cobarde. — Le dije eso y me fui.Estaba enfadada y triste. Llegué a mi casa y empecé a llorar como nunca lo había hecho. Me sentía inútil. Cogí el móvil para ponerme música y vi que tenía mensajes nuevos. Los abrí y vi que eran de ella.