8🖤💜Lobos

1.6K 166 18
                                    

Layla

Me senté en el sofá mientras Jin me dejaba todo lo que necesitaba sobre la mesa. El termómetro, uno de repuesto; las jeringas, la de estar en casa, la de salir, la de repuesto y la de por si acaso; El suero, obviamente; unas gasas para ponerme sobre el pinchazo. Habíamos averiguado que no sería buena idea que tomara supresores, ya que sirve para bajar la temperatura y no era ese nuestro objetivo.

- Si algo va mal, subes de los 33 o bajas de los 27, me llamas. Cada día a las 7 te lo pones, cuidado con el exceso o la ausencia de ropa y por favor, duerme con todo cerrado -

- Si, doctor Jin - dije sonriendo. Me levanté de mi sitio y le di un abrazo - Muchas gracias por todo, de verdad -

- No es nada, preciosa -

Y sin decir mucho más, se marchó. Miré a mi alrededor. Mi habitación estaba algo fría y un poco oscura, pero no quería abrir las persianas. Salí de la habitación para mirar por el gran ventanal del final del pasillo. Miré en dirección al bosque, donde manchas de diferentes tonos de verdes hacían un bonito difuminado.

Seguía sin poder ver.

En casa solo quedaba yo. Jungkook se marchó muy temprano, Hee, Sun y Mina fueron a saludar a sus amigos y disfrutar de la manada, y Jin, ya era hora de volver a casa para él.

Bajé las escaleras en dirección al salón. Eran las 11 de la mañana y no sabía donde ir. La verdad es que conocía mas bien poco la casa. Solo el comedor, la sala de estar, la cocina, las habitaciones y los baños.

Cuando estaba en el salón principal miré a mi derecha. Ese pasillo no lo había tomado nunca. Me adentré, y me topé con una puerta que ponía "celo". La cruce y vi unas escaleras. En forma de caracol hasta llegar a otro pasillo, iluminado por dos bombillas. Hasta llegar a unas puertas, cada una con un color diferente. En la roja no había nada, pero era una habitación acolchada blanca, parecía de manicomio, la azul era igual que la anterior, en la verde había una silla de hierro anclada al suelo con unas esposas en los brazos y patas de la silla, en la blanca unas cadenas en una pared, para manos y pies, y por último, la negra tenía una cama con cadenas a sus alrededor.

¿Estas era las salas de celo?

Volví como una bala arriba, corriendo lo máximo que pude y cerrando las puertas tras mi. Era extraño, nunca había visto unas salas de celo tan... tan bien preparadas.¿Que le pasa a los lobos aquí para necesitar ese tipo de medidas?

Cuando es mi celo solo me acostaba en mi cama, me arropaba con todas las sabanas de mi casa, acaparaba todas las almohadas y ponía música de piano. Cerraba todas las ventas y cortinas, y esperaba a que se me pasara.

Mi padre había perdido las esperanzas de que yo hiciera algo en mis celos. Ni hablar podía, nunca, y él decía que por respeto no me molestaría. Solo me dejaba comida, pero yo nunca comía nada.

Todavía recuerdo mi primer celo, cuando mi loba empezó a destrozarlo todo por los nervios. Aquellos días no quedó trozo de ropa ni tela intacta. El blanco del pelaje de mi loba se confundía con las plumas del interior de las almohadas y también la espuma del sofá, de todos los sofás en realidad.

Seguí caminando por la casa, hasta que me encontré con otra puerta extraña.

"Que no sea otros cuartos de celo" - pidió mi loba riendo.

Cuando la abrí, solo vi un gran piano y un banquillo.

Me dio curiosidad, y me adentré en ella. Me senté frente al piano y acaricié las teclas, llenas de polvo. Empecé a tocar tecla por tecla, disfrutando de las notas.

🖤Beast Beat •|• 전 정국 •|• Omegaverse🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora