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42🖤💜 Estrellas

Jungkook

Lo real se me había mezclado con el sueño y ahora mi mente estaba desordenada. No lograba creerme que había salido del infierno al que estaba esclavizado y haber vuelto a casa.

Mi mente y espíritu de habin convertido en un campo de batalla para mi.

Layla me dió de comer muy suavemente mientras me intentaba contar todo lo que había hecho con Ann mientras dormía.

Yo la escuché atento, intentando no perderme en sus ojos o sus movimientos, pero era lo que más amaba.

Cuando estaba dormido, me metí en mi propia cabeza, y mientras mantenía controlado a mi lobo y a la otra cosa que vivía ahí, su voz resonaba como un mega altavoz cada vez que hablaba.

La escuché decir algunas cosas raras y hasta preocupantes, pero eso se pasaba cuando reía o me llamaba en cantos.

Layla solía cantarme mientras movía mis músculos para que no se contrajeran. Teniendo en cuenta que mi cuerpo pesaba y que dormido pesaba más todavía, debió ser una muy dura faena. Pero lo ha logrado, ya que pudo haber sido peor mi despertar.

Ella terminó de darme la sopa y me llevó a la bañera, donde esta estaba lista para que yo entrase.

- ¿No entrarás conmigo? - le pregunté. Ella negó. - Yo quiero que entres. - insistí.

- Tengo la fuerza suficiente para mover tu cuerpo estando en el agua, no podría si encima estuviera yo contigo ahí dentro. -

- Ahora mismo no quiero ser una carga, hazme sentir como si nada pasara y métete. - volví a insistir.

- Jungkook, he dicho que no. - su "no" había sonado como el "no" más suave que hubiera podido escuchar en toda mi vida.

- Si me hablas de esa manera, puedes hasta mandarme al infierno y me gustará. -

Sonreí mientras me quitaba la ropa y la tiraba por el suelo. Ahora que podía mirar mi propio cuerpo, noté que mi abdomen no estaba tan marcado. Mis muslos no estaban tan grandes y mis pectorales no eran tan impresionantes. Me sentía como un enclenque a comparación de lo que era antes.

- ¿No vas a meterte? - preguntó ella.

Giré mi cuerpo para ver cómo preparaba el albornoz para secarme después y sacaba las lociones de baño y champús.

- ¿No crees que estoy menos... Fuerte? -

Ella pasó sus ojos por todo mi cuerpo varias veces y sus mejillas se tintaron de un color carmín.

- Sigues muy bien. -

Bajó su cabeza para terminar de acomodar todo y luego metió sus manos en la gran sudadera que traía puesta.

Me metí en la bañera con cuidado y me acosté en esta acomodándome todo lo que se podía.

Los recuerdos del tiempo que había pasado dormido se me habían esfumado al completo. No recordaba más que pelear contra estos dos personajes y poco más. A parte del dolor.

El intenso dolor...

Layla se sentó al lado de la bañera y acarició los pelos de mi brazo que todavía estaban secos.

- Te he extrañado muchísimo. - murmura.

- ¿Extrañabas que te despertase todas las mañanas con un beso? - ella asintió. - ¿Extrañaste la carne que te preparaba por las noches? - ella asintió. - ¿Extrañaste escucharme gritar porque los Alphas novatos no fueran decentes? - ella sonrió.