𝑳𝑨 𝑪𝑼𝑹𝑰𝑶𝑺𝑨 𝑳𝑼𝑵𝑨 𝑨𝑳𝑼𝑴𝑩𝑹𝑨𝑩𝑨 𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬, 𝑫𝑶𝑵𝑫𝑬 𝑼𝑵 𝑻𝑰𝑷𝑶 𝑫𝑬 𝑹𝑶𝑷𝑨 𝑬𝑿𝑻𝑹𝑨𝑵̃𝑨 𝑺𝑬 𝑴𝑨𝑵𝑻𝑬𝑵𝑰́𝑨 𝑷𝑨𝑹𝑨𝑫𝑶 𝑬𝑵 𝑳𝑶 𝑨𝑳𝑻𝑶 𝑫𝑬 𝑼𝑵𝑨 𝑹𝑶𝑪𝑨.
—Te lo preguntaré una última vez. —aclaró un hombre desde lo alto mantenido los ojos cerrados, con expresión de disgustó hacía a tres hombres que le observaban desde abajo. — Respóndeme, Hiashi Hyuga. La respuesta que definiera el futuro de tu Clan.
—Esta es la respuesta...—conestó con decisión, saltando hacía el otro hombre, con el puño elevado. — de los Hyuga.
—De un tonto. —corrigió el hombre pálido con una expresión de cansancio. Desapareciendo antes de que Hiashi pudiera siquiera tocarlo.
De pronto múltiples hombres con ropas para nada comunes en alguna aldea salieron de todas partes, en medio de ese claro en el bosque. Hiashi trató de esquivarlos, junto a los dos Hyuga que le protegían. Dando así paso, para que el mayor pudiera ir tras del desconocido.
Sin embargo, por más que golpearan a esos invasores, parecían flexibles ante cualquier torcedura.
Hiashi se encontró de un momento a otro corriendo por su vida. Quedando atrapado en un derrumbe de rocas, en medio de una cueva. No quería creer que estaba perdido, pero realmente parecía que lo estaba.El asombró en los rostros de los niños parecía ser inigualable. Pero no podía ser menos, cuando el sorprendente héroe de Konoha; Naruto Uzumaki. Les estaba enseñando sus grandiosos movimientos de manera tan cercana. Era como cumplir un sueño, incluso la niñas gritaban emocionadas desde las ventanas de la academia. Algunas, en su mayoría admirando al muchacho y deseando ser tan fuertes como él.
Naruto parecía algo confundido por tantos gritos que iban en forma de apoyo, de admiración y cariño. Era extraño y era aún más el creer que el aprecio le parecía raro.Desde más allá de las rejas de la academia, el equipo diez miraba al joven. Ino más asombrada que los otros dos.
—Nunca pensé que se volvería una persona con tanta demanda. —admitió. Cruzándose de brazos aún con el asombro en su rostro.
—¿Con alta demanda? —preguntó Chōji, confundido, siguiendo en su tarea de terminar todas las frituras de su bolsa.
Shikamaru sonrió.
—Sus esfuerzos en la guerra hace dos años, lo volvieron el héroe de la aldea. —completó el joven de coleta. Todos asintieron, decidiendo continuar su camino.
Cómo siempre Naruto se marchó a Ichiraku ramen, por su ración del día. Donde un emocionado Konohamaru llego a invitarlo a ver algo, según él, sorprende.
Lo que había encontrado el pequeño niño en casa, habían sido cosas de su abuelo Hiruzen, luego de la limpieza de primavera había decidido guardar cada una de esas pertenencias en un caja.
Naruto se incó en el suelo, para poder sostener entre sus manos un pequeño muñeco de un mono con la ropa del Tercer Hokage.—Hey, esto es...—su frase fue cortada.
—No te atrevas a decirle basura. —reprochó el niño castaño, de cunclillas, mirando con molestia a su hermano. — Son muy preciadas.
—Esto es...
—¡Que no es basura! —exclamó Konohamaru. El muñequito comenzó a moverse. Naruto soltó una risita, haciendo que el niño se cruzará de brazos indignado.
Cómo la tarde aún era joven, Naruto fue a cambiarse de ropa, a una más cómoda, quitándose la bandana. Así junto al niño caminaron por las calles de Konoha, estaban llenas de adornos por el festival de Rinne, fecha en la que también subían las ventanas, por la repartición de regalos. Su pequeña caminata se vio continuamente de pronto interrumpida por una joven chica. Luego más allá un grupo los detuvo, todas le entregaron un regalo a Naruto, de diferentes tamaños.
Llegó un momento en que hasta Konohamaru se vio sosteniendo múltiples cajas y bolsas. Naruto estaba seguro que nunca antes había agradecido tanto en un solo día. Y los regalos parecían no querer llegar a su fin.—¡Naruto - Senpai! —el gritó algo ronco, detuvo a Naruto y Konohamaru de pronto. El niño volteo curioso, viendo cómo un muchacho de quizás unos quince años sostenía una caja con un moño bastante lindo de color naranja. — Esto es para ti. —aclaró algo nervioso, buscando acomodar la caja para que no terminada en el suelo.
—O-Oh, gracias. —fue lo único que pudo responder el rubio. Mirando con asombro como el muchacho daba media vuelta y se iba corriendo. Sus ojos azules viajaron hacía Konohamaru, que miraba atento el lugar por dónde se había ido el chico. Ninguno dijo nada. Solo de manera silenciosa se marcharon hacía el departamento de Naruto, justo a tiempo antes de que la sutil nieve que caía sobre el centro de Konoha los atrapará.
Por otro lado la Luna se alzaba elegante sobre la Tierra, mas para Sai, quien acostumbraba a pintar paisajes en sus tiempos libres, sabía que el tamaño de esa noche era extrañamente algo grande.
Hinata en la estancia de su casa, por fin terminaba el regalo que había echo para Naruto en ese día especial. Pero la indecisión le hacían llegar hasta la puerta y dar media vuelta.
—Vamos, ve a dársela. —habló Hanabi, quien la miraba atenta en el patio del centro.
—¿No deberías estar durmiendo? No son horas para que una niña este despierta.
—Ya no soy una niña. —comentó feliz, acercándose a su hermano, mientras orgullosa posaba sus manos en sus caderas. — La percepción de mí Byakugan es tan buena como la de un adulto.
Hinata suspiró, saliendo por fin de casa con la esperanza de poder entregar su regalo a Naruto.
En ese mismo instante, en un lugar algo siniestro se parecía estar llevando a cabo una reunión secreta, con cinco personas sentadas en una mesa con varios lados.
—La Luna claramente está acercándose a la Tierra. —confirmó uno de los hombres.
—¿Es por eso qué han habido más meteoritos últimamente? —preguntó otro, con algo de asombro.
—Yo les explicaré. —informó una mujer, acercándose un poco a la mesa. El Sexto Hokage, Kakashi Hatake, prestó atención a la profesional de la aldea. —Como dos cuerpos celestiales acercándose uno a otro. La gravedad va a empezar a empujarlos. Una vez se acerquen a cierta distancia. La superficie de la Tierra empezará a partirse. Creo que parte de la superficie Lunar ya ha empezado a caer a la Tierra.
Una pequeña muestra de lo que la mujer explicaba se fue exponiendo al centro de la mesa, para que los Kages presentes tuvieran una imagen más clara de lo que podría o iba a suceder.
—¿Qué significa eso? ¿Qué va a ocurrir?
—La Luna se desintegrará completamente. Y sus pedazos comenzarán a llover en la superficie de la Tierra. —cada palabra que salía de la mujer, parecía afligirla. — Si no hacemos algo, la humanidad...
—Va a perecer. —completó el Raikage, mirando con seriedad la pequeña maqueta en movimiento.
—¿Este en un fenómeno natural? ¿O es el movimiento de una persona? —preguntó la Mitzukage, todos tenían esa pregunta. Incluyendo a Kakashi, quien optó una postura pensativa.

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𝑻𝒉𝒆 𝑳𝒂𝒔𝒕
Fanfiction«El amor es una cosa curiosa. Se podía regalar la Luna por el y a veces ir hasta ella». Adaptación de THE LAST: movie al SASUNARU.