𝑻𝒉𝒆 𝑳𝒂𝒔𝒕

𝕮apítulo IX

𝑺𝑨𝑲𝑼𝑹𝑨 𝑯𝑨𝑩𝑰́𝑨 𝑸𝑼𝑬𝑫𝑨𝑫𝑶 𝑨𝑮𝑶𝑻𝑨𝑫𝑨. 𝑫𝑬𝑺𝑷𝑼𝑬́𝑺 𝑫𝑬 𝑯𝑨𝑩𝑬𝑹 𝑰𝑵𝑻𝑹𝑶𝑫𝑼𝑪𝑰𝑫𝑶 𝑻𝑶𝑫𝑶 𝑺𝑰𝑮𝑵𝑶 𝑫𝑬 𝑺𝑼 𝑪𝑯𝑨𝑲𝑹𝑨 𝑬𝑵 𝑬́𝑳, 𝑷𝑨𝑹𝑨 𝑬𝑽𝑰𝑻𝑨𝑹 𝑳𝑨 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑬 𝑫𝑬 𝑺𝑨𝑺𝑼𝑲𝑬.

—Sakura...—susurró acercándose a la mujer.

—Sasuke.

—Sakura, lo siento. —se disculpó, al ver a su amiga, aún cansada después de estar durmiendo algún rato.

Sai sentía que Shikamaru deseaba, cederle a Sakura, no solo la idea de curar su cuerpo, si no, también su corazón. Hinata más allá, intentaba hacer algo para cocinar y dárselo a la otra mujer. Pero aún así, se sentía algo mal, no sabía porqué.

—Ya veo, nunca pensé que tú te confensarías primero. —admitió. Luego de quedar ambos solos para hablar.

—¿Recuerdas hace un tiempo, cuando dijiste que me amabas? —preguntó Sasuke, acomodando la luz.

—Sí. No quería perderte. Tenía la esperanza de que así, podría cambiar las cosas. —admitió ella. — Pero tú dijiste que ningún lazo de amor te podría cambiar de tu camino. Es verdadero esta vez, ¿Verdad? Naruto es una gran persona. Él en realidad es demasiado para ti. —sonrió de lado, Sasuke también lo hizo.

—Pero ya se acabó. Naruto se fue con Toneri. —miró hacia otro lado, estaba de rodillas, frente a Sakura, quien se mantenía tendida. Producto de su cansancio.

—¡Bah! Qué estúpido eres. —alegó. — Es obvio que Naruto tenía sus razones, razones que no pudo revelar. Y cómo es idiota, cree que debe cargarlo todo él solo. Cuando una persona amaba de verdad, sus sentimientos no cambiaban así de repente. No pueden cambiar, aún cuando la gente crea que es raro amar a cierta persona, y queme demasiado callar lo que sientes. Sasuke, entiendo muy bien cómo se siente. —cerró los ojos. Recordando aquel momento en su memoria, dónde el sentimiento más fuerte renació en la Guerra Ninja.

Sasuke se quedo quieto, pensando por igual. Si Naruto había visto algo en él, algo que creció a base de los años, no podía irse. No al menos tener una explicación clara.

Cuando Naruto llego al Tenseigan, tenía la seguridad de detener la Luna. Pero Toneri actuaba como su sombra, atrapandolo en el acto. Llenándolo de rabia y enojo.
Naruto por más que reclamará que no tenía razón, la molestia en los ojos de Toneri se reflejaba, porque, debería tener la razón, claro que sí.

—¡Distorsionaste las enseñanzas de Hamura! —gritó el rubio.— ¡Hamura nunca deseo la destrucción de la Tierra! —reclamó más fuerte. Apretando los puños. Toneri lo miraba con rabia, la altura que le sacaba mostraba como los ojos amables cambiaban de parecer.

—Me has traicionado. —alegó Toneri.

De pronto ambas manos de Naruto fueron inmovilizadas.

—¿Qué te pasa? ¡Hamura no quería la destrucción del Sabio de los Seis caminos. Te mintieron. Yo lo creo.

—¡Cállate! —gritó. Una vez de vuelta en el castillo. Sostuvo con furia la bandana, que Naruto había logrado hacer. Sin ninguna insignia en particular. — ¡Esto! ¿Esto, lo hiciste para él y no para mí? —apenas preguntó, lo destruyó, en miles de pedazos de tela negra. Frente los ojos del rubio.

La mano de Toneri se elevó, formando una bola de energía celeste. Sonriendo de lado, haría algo de tal forma, que Naruto no lo volvería a traicionar. Su mano se encontró traspasando el pecho de Naruto.