𝑳𝑨 𝑴𝑬𝑱𝑶𝑹 𝑬́𝑷𝑶𝑪𝑨 𝑷𝑨𝑹𝑨 𝑪𝑶𝑴𝑬𝑹 𝑹𝑨𝑴𝑬𝑵 𝑺𝑬𝑮𝑼́𝑵 𝑵𝑨𝑹𝑼𝑻𝑶, 𝑬𝑹𝑨 𝑬𝑺𝑨 𝑬́𝑷𝑶𝑪𝑨 𝑫𝑬𝑳 𝑭𝑹𝑰́𝑶. Aunque tratándose de Naruto, cualquier época del año era para él un momento digno de comer ramen. Sakura e Ino, quienes acompañaban al muchacho sabían bien de eso. Más allá Shikamaru y Chōji disfrutaban de su platillo de manera lenta. Ah, dulces años de jueventud que tenían todos.
Hinata de pronto llego al local, siendo vista al instante por Ino, quien la invitó a unirse a ellos. Después de todo Naruto invitaba esa noche, sin embargo la Hyuga parecía reacia a quedarse, hasta que Sakura la invitó. La mujer sabía un poco sobre la sorpresa que tenía Hinata. Justo cuando iba a sentarse y a pronunciar unas palabras, un grupo de muchachos llegó a interrumpir su palabra, viajando hacía el rubio.
—Oh, son ustedes. Gracias por los regalos del otro día. —agreció, al grupo. Invitándole un plato de ramen. Mas Hinata dio media vuelta, tratando de irse del lugar.
Sakura parecía insistirle algo con la mirada pero finalmente no entendió nada, quedándose con el amargo sonido de un «idiota» en su mente. Le gustaba tener a todos sus amigos reunidos, pero con Hinata corriendo y Sakura llendo tras ella, se sentía algo amargo.
Cuando Sakura alcanzo a Hinata, no pudo evitar hablar con ella mientras caminaban.
—¿Qué pasa, Naruto- Senpai? —preguntó un muchacho, el rubio se quedó estático al notar que era el mismo que le había dado un regalo. — ¿Hay algo que le tiene triste?
Naruto miró al chico, tenía unos ojos grises bastante curiosos, que le miraban con suma atención. Observó un poco a sus compañeros de generación, notando como parecían tener una discusión entre ellos.
—Solo es un mal día. De verás. —mintió Naruto, sonriendo al final. Las chicas que venían con el chico, se marcharon de prisa, porque se estaba haciendo tarde y el frío calaba demasiado.
—Mi nombre es Salem. —habló de pronto. Luego de un silencio, casi terminando su plato de ramen. — Sé que puede sonar imprudente. Que un simple chico diga esto, pero. Espero que pueda ser feliz con esa persona que quiere, Naruto - Senpai.
—¿C-Cómo?
Salem volvió a sonreír de lado, para levantarse de la mesa y dar las gracias por la comida.
—Quienes quieren deben darse fuerzas. —dijo en la lejanía.
Parecía que nadie había notado el frágil decir del chico que estaba algo lejos, nadie menos que Naruto. O eso se creía, hasta que Shikmaru volteó por un mínimo de segundos hacía el rubio, haciendo contacto visual, Naruto de inmediato quitó la vista, suspirando algo alterado, un calor consumió sus mejillas al recordar a un chico de cabello negro que no veía hace bastante.
En la tranquilidad del habitual lugar que Sai eligió para pintar, lo último que espero ver era una bestia gigante voladora, siendo montada por un extraño jinete de ropas con capas llevando en uno de sus brazos a una inconciente Hanabi Hyuga. Sin pensarlo dos veces, Sai pinto en su pergamino una bestia similar con tinta, para montarla apenas saliera a la realidad e ir tras el captor.
Parecía estar cerca, pero de pronto fue atacado por unas bombas de fuego lazandas de forma simultánea por una sola persona. Su visión de pronto fue opacada, por el destello de luz, dejando solo un golpe entre la nieve y un crujido de ramas como prueba de la caída que tuvo contra el suelo.Naruto había querido ir tras Hinata, pensó en encontrarsela cerca de su departamento, por eso camino de manera lenta. Necesitaba entender lo que su amiga quería decirle o porque había huido de pronto. Se sentía tan mal, ¿Y si le había dicho algo y no se dio cuenta? ¿Si había herido los sentimientos de Hinata sin notarlo? El aire le estaba faltando, y de manera silenciosa termino sentado en las escaleras. En realidad no lloraba por si era o no un mal amigo, lloraba por todo, por todo lo que no entendía.
—¿Por qué estás llorando? —preguntó una voz, Naruto levantó la mirada. Parecía no haber nadie por ningún lado, solo la oscuridad que se extendía por la falta de farolas. — Estás mojando tus ropas.
—No creo que importe. —susurró, parpadeando un poco, al mirar como un hombre, se cubría de su total identidad en las sombras.
—¿Entonces no te importaría que la tomé?
Naruto se puso recto, mirando con total seriedad al sujeto que daba pasos lentos hacía él. Limpió el rastro de sus lágrimas con prisa, tomando una posición de alerta aún sentado.
—Soy Toneri. —se presentó, quedando bajo la luz de la farola. Dando a conocer un muchacho joven, bastante pálido y con ropas casi arcaicas. Que mantenía los ojos cerrados. — Y he venido por ti. —expresó, casi sin demostrar ninguna emoción.
Naruto se levantó de prisa, dispuesto a buscar preguntas ante aquel tipo tan extraño, no alcanzó a dar un paso antes de que sus brazos quedarán inmovilizados por otro hombre que lo sostenía desde atrás. Pataleo un poco, botando algunos maceteros de las casas vecinas. El escándalo ocasionó que el forcejeo silencioso, llamará la atención de Sakura y Hinata, que pasaban cerca del lugar.
—¡Naruto! —gritarón ambas. Corriendo en dirección de su amigo, Hinata tiró el regalo que sostenía al suelo.
El rubio volvió a dar una patada una vez más. Ocasionando que el agarre se hiciera firme a su alrededor. El hombre encapuchado comenzó a correr entre los techos, la Luna gigante se alzaba testigo del suceso.
Sakura pateaba y golpeaba rostros, alterada, Hinata le seguía de cerca, intentando no perder el camino de Naruto.—¡Síguelo Hinata! ¡Yo detendré a estos! —exclamó Sakura, quitándose su chaqueta y tirándola al piso, para limpiarse la boca con su mano, ajustado una posición de ataque.
Hinata asintió y comenzó a correr, diversos ataques de los hombres de ropajazes comenzaron a atacarla, lanzadolé pequeñas explociones de fuego desde el cielo. Sin querer un mal movimiento hizo que Hinata rodará por el piso, tosió un poco, para pararse nuevamente. Nunca creyó ver a tantas personas multiplicadas en el cielo, había visto los clones de Naruto, pero esto la lleno de un sentimiento asfixiante, cuando notó como todos comenzaron sus ataques simultáneos.
—¡64 palmas! —gritó, con el Byakugan activado. Una vez posicionada con los pies en el suelo y los enemigos cerca.
Naruto sentía que no podía respirar, apresado y sin poder mover sus articulaciones le daban una sensación perturbadora.
—¡Suelta a Naruto! —exclamó Hinata, corriendo justo al frente del captor, suspiraba con pesadez. Mas el hombre saltó por encima de ella.
En completa desesperación Hinata le lanzó una roca al captor, acertado de manera efectiva, donde Naruto cayó a la superficie intentando de forma instintiva aferrarse a la murallas de los departamentos.
—¿Naruto, estás bien? —trató de ver Hinata, como Naruto se sostenía de un fierro, acumulando su chakra en los pies, para caminar por las paredes.
Los ataques de los hombres volvieron de manera sorpresiva, haciendo a Hinata retroceder, Naruto de un salto llegó a la cima del edificio, golpeando a los últimos que quedaban para lanzarndo un Rasengan Shuriken.
Cuando hubieron desparecido totalmente, Hinata caminó hacia Naruto.—¿Conocías a esos shinobis?
—No. No tengo idea de dónde salieron. —afirmó el rubio.
Ambos se pusieron en modo ataque, cuando la figura de un tipo apareció de la nada frente ellos. Naruto reconoció al hombre.
—El día final se aproxima. —dijo, con los ojos cerrados expresando suma tranquilidad. La Luna detrás de él le daba un aire tétrico. —Antes de eso.
—¡Tú! —exclamó Naruto, intentando darle un golpe, pero desapareció. O eso parecía.
Aquel tal Toneri, estaba elevado bastante metros del suelo —contando que ellos estaban en un edificio—, levitando.
—Antes de ese día, vendré por ti. Naruto.
Desapareció nuevamente al frente de sus ojos. Dejando detrás de él la caída del primero de muchos meteroritos que caerían a la Tierra. ¿Qué está ocurriendo? se preguntaron ambos.
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𝑻𝒉𝒆 𝑳𝒂𝒔𝒕
Fiksi Penggemar«El amor es una cosa curiosa. Se podía regalar la Luna por el y a veces ir hasta ella». Adaptación de THE LAST: movie al SASUNARU.