Capítulo VIII

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—Iré solo un par de horas y vuelvo, bebé—le prometí a mi gato, quien me veía con desinterés y aquello me hizo sonreír.

Era encantador mi adorado Señor Harris.

Mis fines de semana dejaba los tacones de lado, el glamour y disfrutaba de mis días en el refugio de animales Katherine's Treasure, aquel que abrí cuando tenía dieciséis en un berrinche y el cual mi padre no creyó que mantendría en pie al ser un capricho, pero orgullosamente ahí seguía.

Logré una comunidad en redes sociales donde no compartía mucho, ni publicaba constantemente, pero tenía un alcance para lograr que marcas o locales pagaran por promocionar y ahí terminaba el dinero.

Mi familia amaba ayudar todos donábamos a múltiples causas, pero todos teníamos cierta afinidad por diferentes temas. Nicholas en África, mi madre en la educación del país y mi padre en todo aquello que tratara de hambre y violencia. Jackson se inclinó por el medio ambiente y yo opté por algo más pequeño, que fue un refugio de animales.

El desayuno con Arata me quitaría horas de trabajo en el refugio y en el nuevo proyecto, pero prefería eso y dejarle las cosas en claro, luego iría con esos animalitos menos afortunados en espera de un hogar y al volver me pondría a trabajar en lo otro.

—Te amo—le dije, besando su cabeza y disfrutando del ronroneo a modo de despedida que me daba.

Conduje hasta el lugar que me informó en un mensaje de texto un día antes. Había insistido en pasar por mí, pero no deseaba que supiera mi dirección aún. Llegué en media hora y al entrar una mujer de mediana edad me dirigió a la mesa donde Arata se encontraba con un traje gris oscuro.

Mis mejillas se encendieron al notar lo formal que iba y yo lo informal que decidí presentarme con los tenis y el pantalón negro suelto.

—Hola, Katherine—me saludó de forma alegre y sonreí incómoda.

—Hola, Arata.

—¿Cómo estás? —preguntó y se paró atrás de mí para ayudarme a sentar.

—Gracias—respondí y lo vi volver a su lugar—. Estoy bien, ¿qué tal estás tú?

—De maravilla.

Él me observó fijamente y aquello me pareció inquietante. Arata era un joven atractivo y lleno de seguridad. Normalmente me gustaba eso en los hombres. Eso me encantó de Chris. Era carismático, educado, respetuoso y distante si quería parecer interesante. Amaba su amabilidad y la forma en la que se dirigía a los demás, pero aquello me destrozó cuando se fue.

Después de él, me aseguré de buscar hombres a los que yo pudiera dejar con facilidad. Evitaba aquello que me recordara a Chris y optaba por buscar lo contrario, así cuando se acababa el interés o la chispa, me alejaba sin salir lastimada.

Arata me recordaba a Chris.

—¿Te gusta la ciudad? —pregunté y él se encogió de hombros.

—Es preciosa, pero extraño Australia—dijo y asentí comprensiva—. Háblame de ti. Tu historia.

—Mi historia—saboreé la palabra en mi boca—. Soy la mediana de tres hijos, Nicholas el mayor y Jackson el menor. He vivido siempre en Londres, pero me gustaría mudarme a Florencia o algún lugar en Italia. Me encanta la moda y la arquitectura. Tengo dos mejores amigos, Dan y Chloé. También un precioso gato llamado Señor Harris y es todo.

—¿Tus padres viven aquí?

—En Windsor.

Él alzó las cejas y yo asentí.

—¿Eres de la realeza o algo parecido?

—Mi padre solo tiene unas cuantas empresas—admití y le sonreí al mesero, quien tomó nota de lo que queríamos beber.

Spring love (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora