Capítulo XXII

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—Kate, te necesito lista. —Chris estaba de pie en mi oficina y mi ceja se alzó.

Hace menos de veinticuatro horas nos habíamos besado y cenado juntos, aunque ningún fue dado luego de aquel momento en su oficina y oírlo con esa voz autoritaria me hizo enojar.

—Buenos días—dije en tono agridulce y mis ojos viajaron a las manos de Chris sobre los botones de su saco, su rostro ligeramente contraído y el nerviosismo saliendo por cada poro de su cuerpo.

Algo pasaba.

—Buenos días, lo lamento, pero necesito que estés lista—repitió y entró a mi oficina, el tono de su voz no era el dulce y amable que usualmente usaba conmigo, sino el del jefe—. Elena está aquí.

Abrí la boca y él asintió.

—¿En este preciso instante?

—Me temo que sí—respondió y me vio durante unos segundos—. Quiere hablar contigo.

—Estaba terminando de leer el contrato y revisando los planos finales—dije nerviosa y él asintió.

—Lo sé, pero ella te quiere.

—¿En dónde?

—En la sala de juntas, pidió que desayunáramos y habláramos ahí. —Mi estómago dolió, aun no sabía qué estaba pasando, hace un día había recibido un correo y me encontraba revisando lo que ella pidió modificar y cómo quedarían el diseño de su casa.

—¿Estarás ahí? —pregunté y él suavizó su expresión.

—No te dejaré solo con ella, puede ser intimidante—dijo y me puse de pie ante su mirada.

Tomé mis cosas y caminé a su lado hacia los elevadores. Estaba nerviosa y Chris se veía igual que yo.

—Espero no arruinarlo—murmuré y el elevador se abrió frente a nosotros.

Entramos y en cuanto se cerró la puerta una mano cálida cubrió la mía con ternura. lo vi de reojo y él sonrió, acariciando con su pulgar el dorso de mi mano.

—¿Dormiste bien?

—De maravilla—respondí y él sonrió—, ¿tú?

—Igual.

—Eso es magnífico.

Una linda sonrisa de lado apareció en sus labios y mis mejillas se calentaron.

—Todo saldrá bien—comentó, tratando de calmarme.

—¿Cuándo viajaremos a España? —pregunté, recordando haber leído algo sobre España en algún correo.

—Eso lo descubriremos en unos minutos, Kat—respondió soltando mi mano cuando se abrieron las puertas.

Él me hizo una seña para que pasara y lo hice con las manos temblorosas. Caminé al lado de Chris con mis cosas, escuchando el sonido de mis zapatillas contra el piso brillante. Al llegar a la sala de juntas, me abrió la puerta y comencé a identificar a los abogados de la empresa, el señor Reagan y Elena.

—Llegan temprano—comentó aquella elegante mujer. Se puso de pie y se giró hacia nosotros, saludándonos con un beso en cada mejilla—. Qué alegría verlos, queridos.

—Hola, Elena, un gusto—murmuré con nerviosismo.

Al separarme ella me vio con una sonrisa agradable.

—Te ves preciosa—dijo antes de llevar sus ojos a Chris—. Querido, que agradable encuentro, ¿no les parece?

Sonreí mientras Chris acomodaba mi silla y luego de sentarnos él se colocó a mi lado. Ella nos observó con una sonrisa llena de complicidad.

Spring love (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora