Capítulo XIV

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—Pareces emocionada de hablar con ese joven—comentó mi madre, viéndome a través de sus lentes y dejando el libro en sus manos a un lado.

—¿Con Arata? —pregunté con una ceja alzada y ella asintió—. Es divertido, pero solo lo veo como amigo.

—¿Un amigo al que llevarás a la boda de tu hermano? —El tono que usó me hizo rodar los ojos y ella rio.

—No sé a quién más llevar, mamá—respondí y ella sonrió de lado—. Chloé y su familia ya están invitados, y los Smith también.

—¿Ya pasamos de página con Chris? —Sus preguntas estaban volviéndose molestas y por ese motivo había evitado hablarle de Arata.

—Es mi jefe—le repetí por milésima vez—. Comenzamos a llevarnos bien, ¿sí?

—Eso es maravilloso—comentó con una enorme sonrisa—. Cornelius Smith y tu padre, han sido amigos desde antes de la universidad, y me hubiera gustado que eso no te impidiera contarnos lo que pasaba.

—No pasaba nada. —Mi respuesta no pareció agradarle a mi madre, quien me vio con una ceja alzada que me recordaba mucho a Nicholas.

—Chris y tú tenían algo—dijo ofendida—. Creen que no noto cuando les pasa algo, pero son mis hijos. Veía las miradas entre los dos y sabía que era cuestión de tiempo para que a los dos les dejara de importar Nicholas para salir, pero eso nunca pasó.

—Nicholas no tuvo la culpa de lo que pasó—murmuré y ella alzó una ceja.

—Lo sé, tu hermano me lo dijo—respondió y aquello me hizo verla con los ojos muy abiertos—. Dijo que no le agradaba que salieran, pero que quería verlos felices y apoyaría su relación. Chris sufría por Tommy y estar a tu alrededor parecía mitigar su dolor, querida. Todos lo podíamos ver y tu hermano quería que ambos se sintieran felices.

Aquellas palabras me cayeron como un golpe al estómago. Me preocupaba arruinar la amistad entre mi hermano y su amigo, pero ahí estaba el corazón, que casi nunca se veía, de Nicholas mostrándome lo grande que era su cariño, antes de que se volviera ese dolor en el trasero que era hoy en día.

—Fue el destino.

—Los hombres no suelen ser muy inteligentes—comentó y me quejé, haciéndola reír—. Soy hija de uno, hermana de otros, esposa de uno y madre de dos, pero sé que a veces no saben qué hacer con sus sentimientos y eso acaba en un desastre para nosotras.

—Lo sé.

—No dejes que aquello te atormente, Kate. Mereces que te amen tanto como nosotros te amamos y estás muy joven—me animó antes de besar mi frente—. Sal, diviértete, conoce gente y vive. Sé que las relaciones de la adolescencia nos marcan, igual las que tienes cuando eres una joven en tus veintes, pero un día tendrás mi edad, tendrás hijos y nietos, y estarás al lado del amor de tu vida.

—¿No es eso lo que hago?

—Si ese joven Arturo te hace reír, sal con él, diviértete—dijo y el nombre me hizo reír—. Es tu turno de avanzar.

—Arata, mamá.

—Da igual, querida—respondió antes de que el té llegara.

Platicar con mi mamá solía ser algo que disfrutaba y sabía que ella y todos los que últimamente se preocupaban por mi vida amorosa tenían razón. Debía salir y conocer gente, pero con la llegada de Chris me parecía difícil hacerlo.

El último contacto con un hombre que tuve fue hace meses con mi ex novio y por mucho que extrañara el sexo ocasionalmente, no me sentía lista o preparada para comprometerme con alguien cuando seguía sintiendo cosas cada que Christopher Smith me veía, me hablaba o estaba a mi alrededor.

Spring love (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora