Capítulo XIII

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Chris

Volver a Londres luego de tanto tiempo se sentía agridulce. Había tantos motivos por los cuales volver, pero también había uno que me impedía hacerlo. Las decisiones que tomaba en este punto de mi vida implicaban impactos a largo plazo y aquello me quitaba el sueño los últimos meses.

Pasé mis manos por mi cara y suspiré frustrado al entrar por la puerta de mi apartamento. Mis ojos viajaron al bolso y el saco en el sofá. Ella estaba aquí.

Los días en la empresa eran difíciles. Tenía la presión de la presidencia, la duda respecto a si era lo que quería, la situación con Irina y luego Kate.

Ella podía ser la luz de mis problemas antes de ser el martirio más grande que tenía. Era feliz a su alrededor, me recordaba cuando era joven y a pesar de serlo, me sentía más allá de la edad que tenía, pero con ella era diferente.

—Buenas noches, mi amor—escuché a Irina y mis ojos viajaron a la cocina, donde ella sostenía dos copas de vino.

Caminó hasta mí, moviendo las caderas de esa forma sensual que llamó mi atención tiempo atrás y la bata de seda se abrió, exponiendo el conjunto de lencería que dejaba poco a la imaginación.

Ella había sido una buena distracción en mi último año en Nueva York. Nada serio, solo sexo y no me pedía una relación, hasta que eso cambió un día, ella quería algo formal y la oportunidad de la presidencia se presentó, pero buscaban un hombre de familia.

Irina sabía que no la amaba, se lo había dicho y también le aclaré cómo serían las cosas si nos casábamos. Era un negocio, pero ella parecía no entenderlo y ese era uno de los motivos por los que quería mandar todo a la mierda.

—Buenas noches, Irina—respondí cansado.

Ella sonrió y se puso de puntitas para intentar besarme, pero moví mi cara y sus labios impactaron en mi mejilla.

—¿Un día pesado? —preguntó con un tono más serio, tendiéndome la copa, la cual recibí y bebí el contenido de un solo trago.

—Algo así.

—Puedo ayudarte—respondió, abriéndose la bata y dejándome ver su cuerpo.

Ella era hermosa y sensual, pero era solo lujuria, cosa que dejó de interesarme meses atrás.

Mi cuerpo no reaccionó como lo hacía en el pasado, en su lugar solo quería que se vistiera y fuera a su apartamento.

—Ya es tarde, Irina, ve a casa—comenté, besando su coronilla y esquivándola para dejar mis cosas donde usualmente las dejaba.

—Hace meses que no me tocas. —Había deseado evitar esa conversación, pero era inevitable no tenerla.

—Te dije en qué consistiría, ¿no?

—Tengo necesidades, Chris—se quejó y suspiré antes de darme la vuelta y encararla—, y al menos antes había sexo.

—Eres libre de saciarlas.

Ella alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—¿Es en serio, Christopher?

—Sabías lo que pasaría—traté de hablar calmado—. Te lo dije, necesitaba una coartada y accediste a hacerlo. El dinero está llegando a tu cuenta mes con mes y lo demás vendrá luego de la boda.

Si es que sucede.

—¿Desde cuándo dejamos de ser pareja?

—Nunca lo fuimos—respondí cortante y ella alzó una ceja.

Spring love (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora