11. Cubriéndome de la tormenta

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El teléfono se cayó de mis manos, y mi visión se hizo borrosa. Muy lejano oía la voz de Kenny. Este era el fin, no puedo escapar de los Rosset.

Yo fui criado por mi madre hasta los 10 años. Él era un omega con una personalidad temeraria, y también fue un campeón de artes marciales, reconocido mundialmente. Sin embargo, sobre recargó su cuerpo, colapsando en un torneo, que lo llevó a la muerte. Desde entonces, mi padre cambió por completo su personalidad. Haciéndome creer que amó a mi madre, no lo sé con certeza.

Sin embargo, ese maldito viejo, tortura a sus hijos como se le da la gana, y de ellos, yo soy el que peor la pasa. Entre Cyer que carga con toda la responsabilidad, Franc que es ignorado, pero complacido por sus caprichos y yo encerrado en una jaula que crearon...

Abrí los ojos, todo se había acabado, mi padre me obligará a casarme, tal vez solo debí aceptar la propuesta de Fred. No, si aquello pasara, hubiera sido una guerra entre compañías.

-¿Cómo te sientes?- Kenny me cuidó desde que me desmayé.

-Aturdido... Mi padre me obligará a casarme pronto. No quiero... ¿Por qué tengo que casarme? ¿Por qué?- Mis ojos se pusieron llorosos. El moreno me abrazó.

-Debe haber algún modo...-

-No la hay, ya lo he retrasado mucho... Tengo 25 años y ellos quieren asegurar los herederos. Pero, si van a hacer eso, creo que preferiría morir...- Declaré.

-¡No!- Me observó asustado. -¿Estás seguro que no hay alguna forma...?- Su usual tranquilidad la había perdido por completo. -¿No hay algo en lo que pueda ayudarte?-

-Ni siquiera sé con quién me va a comprometer papá... Ya pensaré en algo, y si no se puede hacer nada, me tiraré por la ventana- Reí decaído.

-¡Si saltas esperaré abajo para frenar tu caida!- Me reí con su noble respuesta.

-Ya veremos mañana, padre organizará una fiesta de compromiso-

Tal cual dijo por teléfono, a la noche siguiente, invitó a mis pretendientes, y a los más cercanos de la familia.

En la entrada de la mansión, me separaron de Kenny. Padre quería discutir una cosa a solas. Mi frente ya estaba sudando. Me abrieron la puerta de su oficina y pasé. -Padre...- Decía entre dientes.

-Ya no puedes huir más tiempo, muy bien dejé que hicieras lo que quisieras estos años- Quería golpearlo.

-Sí, claro...- Comenté sarcástico, gesto que lo hizo enfadar.

-¡Ya basta de tus jueguitos!- Golpeó el escritorio. -¡Tráiganlo!- Se dirigió a los guardaespaldas y de la otra habitación trajeron a Fred y lo tiraron a mis pies. El miedo me recorrió por todo el cuerpo. -De todos los betas, escoges a un Rous... Siempre me he preguntado que cosa le vez a tus parejas- ¡Me había alejado de Fred para que esto no pasara! Lo vi venir, y aún así no fui capaz de protegerlo.

-¡Antes eras buen de amigo de los Rous!- Mi padre hizo una señal y uno de los hombres tomó a Fred y lo apuntó con una pistola. Él miró con pánico el arma con la que le amenazaban. -¡Él no tiene nada que ver con esto!- Apreté mi puño fuertemente, soportando no explotar.

-Por supuesto que tiene que ver, él es un obstáculo para que mantengas el apellido Rosset...- Antes de que siguiera hablando entré en pánico.

-¡Está bien! Haré lo que quieras... Solo déjalo ir- Perdí afligido.

-¡Elián, no!- Me dijo él, me dolía verlo todo golpeado y con las manos amarradas. -¡Eli, no lo hagas!- Se lo llevaron.

-¿Con quién me voy a casar?- Mostrarme débil no servía de nada. Mi papá se rió un poco.

Tu perfume [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora