6. El corazón del mar

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—Narra Sieg—

Nuevamente, esos ojos juzgadores y malvados me intimidaban.

-¡Seguramente hiciste trampa!-

-Es imposible que alguien más que yo haya pasado con el mejor puntaje en las pruebas de modales-

-Es sospechoso... Cómo alguien de una familia de negocios bajos sea capaz de algo como eso-

-Incluso pasó la prueba de música- La omega tomó mi muñeca con brusquedad.

-¡Por favor, detente, me lástimas!- Grité.

-Y pasaste la prueba de costura sin ningún raspón-

-¡Qué estupidez! Tal vez se acueste con los profesores- Las feromonas del grupo de omegas me hacía temblar.

-¡Oigan, ustedes!- Abrió de un golpe la puerta de la sala Elian.

-Oh, miren

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-Oh, miren... Si es la rata sucia... El amigo de este estúpido- Me empujaron.

-¡Ahora sí! Seguro te crees muy simpática pequeña zorra, con todo tu descarado relleno- Él se acercó a introducir su mano bajo la ropa de la chica dejando en evidencia lo dicho.

-¡Ahh! ¡No es lo que creen!- Salió llorando del lugar.

-¡Y ustedes... Si le vuelven a tocar un pelo a mi amigo... ME LOS VOY A COMER!-

-¡AHH!- el grupo corrió aterrorizado.

-¡Ahajaja, solo mira como huyen!- El rubio se retorcía sobre su propio estómago. -Son tan patéticos...- Después de limpiarse las lágrimas de alegría, se aproximó a tenderme la mano. -¿Te lastimaron?- Me dió una sonrisa llena de ternura.

-¡Eli...!- Me lancé a sus brazos llorando. -Eli...-

-Ya todo pasó, no volverán a molestarte. No mientras yo te esté protegiendo- Brillaba como un caballero de los cuentos de hadas.

-Eli, estoy seguro que eres el más grande caballero que pueda existir-

-¡Pffff! Ahajajaja ¿Caballero? ¿Yo? Prefiero compararme con un bufón. Es más entretenido- Rió.

Gracias a Elian nadie más volvió a abusar de mí en la escuela. Pude continuar con mis estudios tranquilos. Yo soñaba convertirme en el omega perfecto para un alpha de élite. Eso pensé hasta que lo conocí.

¿Por qué tenías que ser un beta? ¿Por qué yo tenía que ser un omega? Tú eras mejor que cualquier alpha que hubiese conocido. Con tu cabello negro ondeante, esos ojos azules como el cielo y tan profundos como el mar. Eres tan hermoso, Fred Rous. Desde el primer instante que te vi me lo pareciste.

Tu perfume [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora