Capítulo 7

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Ignoró olímpicamente su sentido común de afrontar las situaciones y corrió, básicamente volvió sobre sus pasos. Aún recordaba el camino de vuelta a la habitación donde había despertado, sabía que esa decisión impulsiva le traería problemas, fue entonces, durante su carrera, que tomó la delicadeza de pensar las ventajas y desventajas de lo que estaba haciendo...
"Bien hecho, bien hecho... ¿Realmente creíste que correr sería la mejor solución?"
Negó con la cabeza.
"Estúpida"
Describió su debate mental como una crisis existencial, lentamente se rindió y quiso sucumbir a lo inevitable, pero era como si sus piernas se hubieran apoderado de todo su orgullo, y no dejarían que le fallara, no dejarían que la mordieran, no la dejarían rendirse.
"Involuntariamente, mis piernas son más fuerte que yo" - Pensó riendo entre dientes. Cerró la puerta tras de sí tan pronto cruzó el umbral de madera a la entrada de la habitación y se recargó en ella, bloqueándola. La altura era menor a un piso, un pequeño raspón ahora mismo no sería nada, no podría tumbarla. Se reincorporó dejando la puerta, miró atrás con cierta desconfianza pero se centró en la ventana, abrió ambas puertas de vidrio y sin pensárselo saltó afuera. "¡MIERDA!" El eco del golpe seco acompañó un quejido de dolor, un escalofrío le recorrió el cuerpo ante el tacto cálido de la sangre que le recorrió la pierna.
- Mi rodilla...- Sus cálculos salieron mal, no contaba con haber estado en un segundo piso y encontrarse con un balcón en su caída. A duras penas logró ponerse de pie refunfuñando y se aguantó del barandal.
"Podría estar peor" Se dijo a sí misma en un intento de reconfortarse y paseó la mirada por la oscura habitación frente a ella, nada en esa casa le daba buena espina ahora, no quería saber nada más así que se volteó instintivamente encontrándose con un jardín. De nuevo, la adrenalina se apoderó de ella y saltó hacia el césped.

 - Es peligroso saltar desde esta altura. - Justo antes de tocar el suelo, se sintió flotar... No, no estaba flotando. Dos brazos rodearon sus muslos y espalda evitando que fuera muy lejos. Rió de sí misma entre dientes negando con la cabeza "Pudiste haberte matado cuando pudiste".

 - A este punto, no creo que sea necesario decirte que no puedes escapar –
Aquel tono pervertido que tanto le encrispaban los nervios de nuevo…
- Sí, si puedo.
La morena cayó al suelo, literalmente  de un golpe, cuando el castaño la soltó para llevarse las manos a la nariz con un gruñido
- PERRA – Se quejó luego de haber recibido, de lleno en la cara, el puño de la chica. Pero ya era muy tarde, ella se había ido corriendo; Raito la miró por unos segundos con el ceño fruncido y se relamió la sangre que había bajado hasta sus labios para luego sonreír con esa expresión indescifrable.

Había llegado a su límite, ahora eran sus extremidades quienes no respondían pero su orgullo le impedía  detenerse a pesar del dolor. Bajó su ritmo respirando pesadamente e imaginó varias cosas, probablemente su tio estaría viéndola en ese momento orgulloso… No, se equivocaba, lo más seguro era que estuviera riéndose de ella por huir tan cobardemente.
Se detuvo finalmente al encontrarse con lo que creyó un laberinto, grandes arbustos rectangulares se alzaron frente a ella; miró a los lados para asegurarse de que no la seguían y entró jadeando.
Necesitó aguantarse de las plantas a su lado para poder caminar con fatiga, había girado varias veces en el patrón de izquierda, derecha, izquierda, derecha como estrategia para encontrar la salida; se adentró finalmente en un pasillo donde creyó notar algo diferente al fondo, así que se apresuró, pero justo antes de llegar el paso se cerró por las hojas que se entrelazaron entre sí.
Gruñó con cara de puchero y giró sobre si misma para buscar otro camino, pero casi todos terminaban cerrándose frente a ella.
Preocupada clavó su atención en el cielo… había perdido la noción del tiempo y comenzó a desesperarse… Ya estaba anocheciendo.
Apresuró de nuevo el paso, aumentando su ritmo hasta llegar a la carrera por los pasillos del laberinto, giraba frenéticamente en cada esquina y dejaba escapar puteadas cada vez que un paso se le cerraba. La oscuridad tomó posesión de lo que la rodeaba y la vista se le dificultó, por última vez las plantas le cerraron el paso cuando ella en un arrebato intentó apartarlas sin mucho éxito, logrando sólo cortadas en los brazos.
- ¿ME ESTÁS JODIENDO? – Retrocedió, notablemente molesta y se dejó caer al piso, ya no le importaba nada. Arrancó una rama y comenzó a dibujar el mapa del laberinto, según había entrado y cada giro que había hecho, en el suelo.
Achicó los ojos cuando la oscuridad la rodeó completamente, proporcionándole una reducido campo de visión apoyado por la luz de la luna, miró por unos segundos su dibujo y se rascó la cabeza.
- Tú… eres idiota. – Se puso en pie de un salto, y guíandose por los arbustos retomó su carrera… Había un lugar en donde no había ido.
Volvió sobre sus pasos hasta encontrar un cruce doble, yendo esta vez hacia el lado contrario no tardó en encontrar el centro del lugar y, frente a ella, la salida de ese infierno; La felicidad le duró poco, no había dado dos pasos cuando un dolor punzante se apoderó de la rodilla que se había lastimado anteriormente en su “intento suicida de tirarse por la ventana”. No necesitó voltearse para saber que los 6 estaban ahí, detrás de ella… Pero igual lo hizo.

- ¡Le estás causando muchos problemas al grandioso yo!
- Tienes fuerza, Bitch-chan… Casi dañas mi bello rostro.
-Nee, teddy, ¿no huele deliciosa? – El chiquillo de pelo violeta estaba junto a ella, causante de su caída, pasó la lengua por su mejilla de lo que obtuvo un salto por parte de la chica – ¡Mira! ¡Está nerviosa!
- Estúpida humana… No volverás a escapar.
- Eso ya debería quedarte claro. – Por primera vez, el rubio se había aparecido despierto.
- Eres nuestra.
- ¡¿Por qué todos siguen diciendo eso?! – Apartó a kanato colocando una mano en su frente y se levantó de un salto, preparada para correr de nuevo.
- Porque eres nuestra presa. – Subaru se interpuso en su camino, agarrándola del cuello de la camisa. Ella le miró con el ceño fruncido y le clavó las uñas en las muñecas para que la soltara, esquivó al adolorido peliblanco jadeando pero se encontró con los dos ojiverdes.
- ¿Asi es como tratarás a tu majestad? – Ayato la miró mal, agarrándola de un brazo.
- Una bitch-chan que pelea, nfufu
- ¡Tú no eres mi majestad, y yo no soy una perra! – estaba harta y cansada, forcejeó sin resultado mientras que ambos se le acercaron para morderla.
- VOY A MATARTE.
- Suficiente.
La voz de Reiji los interrumpió
- Me parece, que la señorita ha demostrado que se merece respeto. – Acomodó sus lentes -  
- ¿Y ahora de qué estás hablando? – El peliblanco lo miraba en cólera
- Subaru, ¿quién antes te había retado? Raito, ¿Quién antes había logrado huir de ti?
Silencio.
- No debería meterme…. – Shu clavó la vista en sus hermanos – Pero padre dijo que no la mataran, que era importante.
- ¿Y AHORA ES QUE LO DICES? – De nuevo el arrebato de rabia por parte del menor de los hermanos.
- Papá es raro, ¿Nee, teddy?
- Debo decir, que admiro tu fuerza de voluntad, Itziar. – El pelinegro se inclinó apenas.
Ella lo miró entre divertida y asustada por el cambio de actitud que había conseguido de parte de los 6 en tan poco tiempo.
-  . . . Ajá, ahora, ¿me sueltan? – Ignoró casi todos los comentarios de los hermanos, más preocupada por la cercanía de los dos ojiverdes que tenía una mirada de “voy a violarte” que del hecho de estar sangrando frente a ellos.
- Ustedes dos, déjenla.
- Chs… Esto no se quedará así, Reiji con tetas.
- Bitch-chan, prométeme más diversión, ¿si?
Ambos se alejaron
- Ayato por favor, te lo repito, esa expresión está fuera de lugar… - Reiji se cruzó de brazos, disgustado.
- ¿Tienes una severa fijación en los pechos de una mujer, no?
- ¡El grandioso yo nunca se fijaría en alguien como tú!
- Pero si Ayato-kun llamó a nuestra antigua presa panqueque porque era muy plana… ¿Verdad, Teddy?
- Chs… Cállate.
- Nfufu…


“Si así son cuando apenas los estoy conociendo, tengo miedo de lo que me pueda encontrar más adelante”
La pelinegra los veía discutir.
- No… es por ser entrometida pero… - suspira - Esto – señaló su rodilla – Duele mucho, y estoy cansada de haber corrido de ustedes todo el día, así que, si terminaron…


6 pares de brillantes ojos cayeron sobre ella.

Medianoche [Diabolik Lovers] [Reiji Sakamaki/Shu Sakamaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora