Capítulo 13

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Por cosas del destino, Shu había salido de clases para pasear por los pasillos... Y escuchó la conversación de los trillizos. Algo se revolvió en su interior y apretó los puños. Luego se alejó y siguió su camino.

Desde entonces, la tensión presente en sus puños no se relajó, de hecho no los había abierto desde entonces. Se mantenía encorvado y con el ceño fruncido, ni siquiera había vuelto a asistir a clases. Sabía que tenía que disculparse con la chica si quería evitar problemas, pero también sabía que si queria conservar todos sus dientes no podría hacerlo mientras ella siguiera molesta.

Comenzó a reconsiderarlo, ¿en verdad era él quien tenía que disculparse ahora? ¡Ella es la idiota que aceptó de Raito. DE RAITO. Un masaje!

Vivían en la misma casa, estaba harto de escucharlo gemir todas las noches junto a sus acompañantes porque el castaño no podía mantener sus huevos dentro de los interiores, ¿qué era? ¿esas bolas colgantes además de contener espermatozoides tenían mente propia? 

Era un pensamiento muy poco elegante, pero a la mierda con eso, él no era Reiji. 

Además, Reiji también tenía sus "pensamientos".

Revisar el historial luego de que el mayordomo usara la computadora no era prescisamente agradable.

Se atrevería a pensar que esas imágenes atentaban contra la cordura de cualquier persona.

Rió. Muy sutilmente, pero lo hizo, ningún alma fue testigo del acontecimiento.

"Todos somos unos fetichistas. Los genes se transmiten." 

Con la mente distraída y sus piernas actuando prácticamente a voluntad, su destino resultó ser el salón de música. Entró y cerró la puerta detrás del él, sin mucha sorpresa por estar ahí. Después de todo él era el dueño de ese lugar literalmente; siempre estaba ahí dentro, o tocando el violín, o durmiendo, o escuchando música... Lo único que le faltaba era en efecto un documento que lo probara, y valiéndose de su patrimonio económico, lo consiguió.

Recostó la espalda obre una de las mesas, apoyando las manos tras su nuca a manera de improvisada almohada. El dolor punzante lo interrumpió y fue entonces cuando cayó en cuenta de que aún tenía los puños cerrado.

Arqueó una ceja y lo levantó frente a su cara, abriéndolo con incredulidad, cuando la enrojecida piel y  las marcas de haberse clavado las uñas le dieron razón al dolor. 

"¿Por qué?"

Rabia.

Escuchar eso de Raito le había dado rabia... le había dado celos.

- La van a tocar. - De nuevo una punzante dolor lo devolvió al mundo real para comprobar su mano nuevamente cerrada con fuerza.

- ¿Qué es esto...? - Se cuestionó nuevamente. Ella sólo le había aceptado el "masaje" al pervertido del grupo. - Idiota - Sonrió de lado, aunque no duró mucho. - No... él no irá solo.

Brillantes azabaches se movían velozmente de un lado a otro. 

Normalmente quedarías impregnado bajo la belleza de dos oscuras joyas brillando.

Pero no cuando ese brillo declaraba un próximo llanto en su portadora.

"Mierda"

Básicamente su mente era un documento en blanco en Word con esa palabra escrita al medio con WordArt, en el máximo tamaño, en negro, negrita y subrayado.

Se encontraba una y otra vez con los ojos verdes y violetas, que a pesar que conocía tan bien, era la primera vez en que de hecho sentía miedo.

Forcejeó una vez más, aún sabiendo que era inútil. Aprisionó aún más su pecho contra el respaldar del sofá en el que estaba para al menos retardar el momento que intentaba Raito, con su agarre, alcanzar: Que ella quedara a merced de los tres.

Al analizar la situación sus intentos de retardar el hecho son realmente idiotas, ya que en efecto esa es su actual situación, con la diferencia de que el sofá es el único a su favor (y próximamente un enemigo).

"Mierda"

Su miedo no provenía de perder su inocencia, eso era de lo que menos tenía que preocuparse luego de haber tenido un "romántico san valentín" con el que fue su pareja. No le gustaba recordarlo ya que el idiota la dejó un mes después de eso. Pero le era indiferente. "Al menos la próxima no va a doler" se confortaba.

El verdadero miedo nacía de el hecho de conocerlos desde hace ya un año... y eso significaba que tuvo bastante tiempo para saber de lo que eran capaces, y de sus "peculiares" gustos.

Es decir.

A esos tipos les podía pegar la loquera, y hacer de todo con ella.

Absolutamente todo.

Darle duro contra el muro.

¿Y si sacaban un látigo? ¿Y sus fetiches raros? ¿Y si les daba por morderla en cualquier lado?

Ave María purísima.

El tiempo se acababa, y proporcionalmente también sus fuerzas para hacer algo.

Su mente estaba en blanco, haciéndole imposible encontrar alguna solución, por mínima que fuera.

Kanato y Ayato estaban sobre ella, aferrándose cual lobos hambrientos, trabajando juntos por lo que querían. No. Lo que deseaban conseguir. Juraría que incluso notó rastros de saliva bajar por la comisura de sus labios.

- No pertenece a ninguno de ustedes.

¿Reiji?

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Dedicado a Mariale (/._.)/

Medianoche [Diabolik Lovers] [Reiji Sakamaki/Shu Sakamaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora